Mostrando las entradas con la etiqueta actividades. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta actividades. Mostrar todas las entradas

Hidratación, rehidratación y ejercicio físico

Para no quedar deshidratados, pero a la vez no hidratarnos en exceso, viene bien conocer cuales son las cantidades de líquido que los médicos deportólogos recomiendan beber antes, durante y después de un ejercicio físico o actividad deportiva, según el tipo de esfuerzo que se realice.


Rehidratándose en un vivaque de montaña.

Según el Colegio (norte)Americano de Medicina Deportiva (institución que se toma como referencia en lo que las recomendaciones médicas en el contexto del ejercicio físico se refiere), para rehidratarse correctamente debe beberse de acuerdo a los datos que proporcionamos más abajo. Pero para los que no necesitan datos tan precisos y científicos, podemos resumir que, en general, hay que tomar agua antes, durante y después de la actividad, anticipándose a tener sed (antes de tener sed) y no más de 1/2 litro por toma.

El agua debe estar idealmente templada, ni muy fría ni muy caliente. Adicionalmente, pueden tomarse sueros o bebidas isotónicas, es decir, que incorporen una cantidad de hidratos y sales minerales, para facilitar la absorción del líquido, esto sobre todo durante el esfuerzo o el ejercicio.

Las recomendaciones concretas y específicas son las siguientes:

  • 1 - En pruebas o actividades físicas de menos de 1 hora de duración, a un 75% - 100% de consumo máximo de oxígeno o VO2 máx., (una forma de medir el esfuerzo físico, que en este caso podríamos traducir como un ejercicio principalmente anaeróbico) se recomienda beber:

1.1 - Antes de realizar el ejercicio, de 300 a 500 Ml de agua con hidratos de carbono disueltos que no superen el 8% de concentración.
1.2 - Durante el ejercicio, de 300 a 500 Ml de agua sin agregados.
1.3 - Después del ejercicio, de 500 Ml a 1L de agua sola.

  • 2 - En pruebas o ejercicios que duren entre 1 a 3 horas, al 65% - 90% de VO2 máx (ejercicio aeróbico-anaeróbico), se recomienda:

2.1 - Antes del ejercicio, beber 300 a 500 Ml de agua sola.
2.2 - Durante el ejercicio, 1,6 litros de agua, de los cuales 1L estará enriquecida con Hidratos de Carbono al 6%.
2.3 - Después del ejercicio, no más de 900 Ml de agua p/hora.

  • 3 - En ejercicios o pruebas de más de 3 horas de duración,

3.1 - Antes del ejercicio, se tiene que tomar 300 a 500 Ml de agua.
3.2 - Durante el ejercicio, 2,5L de agua con hidratos de carbono disueltos al 8%, pero no más de 150 Ml cada 20 minutos.
3.3 - Después del ejercicio, no más de 900 Ml de agua p/hora.

Principios para la prevención de accidentes: prevención y causas

Podemos resumir ciertos principios que se aplican para poder prevenir accidentes en todos los casos.

 

I - Primero debemos prevenir activamente los accidentes.

II - Segundo, debemos conocer las causas de los accidentes.
Estas, al margen de las particularidades de cada caso, siempre suelen ajustarse a una norma general.

I - Prevención

La prevención, por tanto, es el imprescindible primer paso en salvamento y socorrismo, como así también en cualquier otro ámbito dónde se estime que haya riesgo de accidentes. La prevención de accidentes se basa en los siguientes principios:

1 - Identificar los riesgos existentes.

2 - Controlar los riesgos.

3 - Eliminar los riesgos.

 

1 - Identificar los riesgos existentes

Estos riesgos a su vez pueden clasificarse según diferentes criterios, entre los que podemos destacar:

1.1 - Las características físicas el entorno.

1.2 - Las actividades propias del medio en cuestión.

1.3 - El comportamiento de las personas.

1.4 - El tipo de personas y grupos.

 

1.1 - Las características físicas el entorno

El riesgo puede medirse en función de cual sea el lugar donde se desarrolle la actividad en cuestión, ya sean actividades físicas o deportivas, turismo, trabajo o la vida misma.

En el caso del actividades acuáticas y del socorrismo, por ejemplo, se debe tener en cuenta la profundidad del agua, los desniveles del fondo y su nivel de adherencia, el clima y la temperatura del agua, los animales marinos que la habitan y su peligrosidad, los puntos desde los cuales la vigilancia es imposible (puntos ciegos), las formas de entrar y salir del agua, el número de personas o usuarios que estarán en la zona, etc. Si se trata de una piscina o pileta, hay que prestar atención al estado de las escaleras, peldaños, trampolines, toboganes o cualquier otro "obstáculo" peligroso. En el caso de tratarse de la playa o aguas abiertas en generar, de los bancos de arena, corrientes, pozos, cambios bruscos de profundidad, resaca, mareas y zonas rocosas, como a los dobles fondos y escolleras.

En el caso del montañismo, podemos agregar la cercanía a un puesto de socorro, refugio o la civilización; la velocidad con que suele variar el clima y sus mayor peligrosidad posible de acuerdo a la época del año, las zonas de derrumbes, avalanchas o aludes, etc.


1.2 - Las actividades propias del medio en cuestión

Dependiendo la actividad que se desarrolle (laboral, transporte, turismo, recreación, actividad física o deporte) los riesgos a identificar también pueden variar o afinarse más.

Por ejemplo, en actividades en el medio acuático en piletas o piscinas, habrá que tener en cuenta las entradas en el agua (zambullidas) a base de clavados en las partes con poca profundidad, la realización de apnea o buceo sin material en aguas poco claras (riesgo de choque con otros bañistas o las paredes), los juegos bruscos en los bordes de la piscina, o el uso de material subactuático que implique cierta peligrosidad (como el de aletas de bucear o patas de rana que, en personas no entrenadas, hacen que se acalambres los músculos gemelos de las piernas, con el consiguiente riesgo de ahogamiento). En playa, podemos además considerar la lejanía de la orilla a la que se encuentren los bañistas o nadadores, y las diversas actividades acuáticas que se desarrollen al mismo tiempo, sobre todo si se mezclan actividades náuticas (yating, velerismo, motonáutica, surf y windsurf, kitesurf, etc.) con aquellas que no usan vehículos acuáticos (natación, buceo, snorkeling, etc.). 

 

1.3 - El comportamiento de las personas

Evidentement,e el cómo alguien se comporte puede determinar los riesgos que corra. Dependiendo de la actividad en cuestión, habrá que tipificar ciertos comportamientos que deberán evitarse o prohibirse por su alta peligrosidad.

En actividades acuáticas podemos mencionar: la exposición prolongada al sol o el tomar sol en las horas en que está más alto (riesgo de quemaduras), el meterse al agua tras transpirar por hacer ejercicio o después de comer copiosamente (riesgo de hidrocución), las temeridades varias (saltos mortales, aguantar sin respirar, etc.) o la simple y llana pedantería (riesgo que es propio de toda actividad humana).

En otras actividades terrestres en el medio natural, podemos mencionar el uso de equipo inadecuado, viejo o en malas condiciones, el uso inconsciente del fuego (riesgo de incendios), el no llevar agua o comida, el no llevar mapa o brújula -o no saber usarlos...-, el no contratar un guía local o conocer la zona, etc.

1.4 - El tipo de personas y grupos

El comportamiento de las personas variará dependiendo sobre todo la edad y las características físicas y mentales de los mismos. Por eso hay que tener particular atención a los ciertos grupos de riesgo como son los niños, los adolescentes de actitudes temerarias, los ancianos, los enfermos y los discapacitados. Sin embargo, esta clasificación es arbitraria, y las personas de los más diversos tipos pueden actuar de forma sorprendente según cualquier criterio previo que tengamos.

A su vez, deben considerarse grupos de riesgo, en principio, todos aquellos que no tengan la experiencia necesaria para llevar a cabo una actividad dada. 

 

2 - Controlar los riesgos

El control de riesgos es esencial para la prevención de accidentes, una vez estos fueron identificados de acuerdo a lo que explicamos acá. Si se hace correctamente, el control de riesgos potenciales disminuirá las posibilidades de accidentes. Para ello habrá que tener en cuenta.

- El señalizar los riesgos que existen. A través de material divulgativo, carteles, folletos, banderas o información gráfica, que será clara, visible, sencilla y atractiva para todos los que estén expuestos a dicho riesgo. Esta información preventiva deberá recopilar normas y recomendaciones realistas y/o razonables antes que ser coercitiva o prohibitiva (es decir, dar las razones que la fundamentan, no ser fundamentalistas sin más).

- El comunicar verbalmente los mismos. Teniendo en cuenta que muchas veces la comunicación escrita no será viable o posible. Por ejemplo, cuando un socorrista acuático o guardavidas informa a un usuario que no puede bañarse en determinado lugar por alguna causa; o cuando un guardia forestal avisa de la prohibición de hacer fuego directamente a los excursionistas de una zona de bosque, etc.

- La comunicación por otros medios alternativos. Teniendo en consideración que pudiera haber personas con problemas de audición o capacidad de atención, etc.

3 - Eliminar los riesgos

La eliminación o anulación de los riesgos o peligros existentes identificados y controlados en la medida de lo posible, deberían ser idealmente eliminados en este punto. Sin embargo, esto no siempre se logra.

Por lo tanto, si no se puede anular un riesgo dado (y de hecho, el riesgo siempre existe en alguna medida) debe volverse al paso anterior (control) y señalizarlo lo más claramente posible dicho riesgo, para que pueda ser evitado. 


II - Las causas de los accidentes

Aunque cada accidente tiene sus propias causas, se puede hablar de tres causas fundamentales que son las responsables de que ocurra todo accidente.

Ya sea cuando estamos al volante, cuando trabajamos como personal de seguridad, rescate o socorrismo, cuando estamos realizando deportes acuáticos, deportes de riesgo o cualquier tipo de actividad física al aire libre de tipo recreativa, la posibilidad de accidentes (en mayor o menor medida) siempre existe. Pero las causas, aunque son distintas en cada caso particular, se basan en ciertas cuestiones y actuaciones que se aplican a cualquier tipo de accidentes, y que son las siguientes:

1 - Ignorar o infravalorar el riesgo que implica lo que hacemos o haremos.

2 - La ausencia de recursos de prevención de accidentes e intervención ante los mismos.

3 - La incapacidad para afrontar las dificultades surgidas.


1 - Ignorar o infravalorar el riesgo que implica lo que hacemos o haremos.

Normalmente esta causa de accidentes es consecuencia directa de la ignorancia sobre un tema determinado, asociada con la temeridad que implica el hacer algo peligroso sin saber que es peligroso... Algunos hombres son expertos en esto, sobre todo cuando (por ejemplo) quieren demostrar su "virilidad" frente a otros.

La ignorancia y la infravaloración como causa de accidentes se ve claramente ejemplificada en montañismo. Las personas sin experiencia creen que caminar por la montaña es cómo hacerlo por una calle peatonal...pero al estar esto totalmente alejado de la realidad, lo que hacen es crear las condiciones para la primera de las causas de accidentes: la infravaloración del peligro que corren. Al que va sólo a la montaña, el que va sin el equipo adecuado, el que no lleva un aparato para comunicarse en caso de emergencia, el que no avisa a dónde va, el que no considera las condiciones climatológicas, el peso que se transporta, la altitud, etc., lo que hace es poner en riesgo su vida, muchas veces no conscientemente, sino por ignorancia: porque no conoce o no sabe estimar el riesgo al que se expone.

Un ejemplo concreto en montañismo lo constituye la creencia de que si se subió a alta montaña ya varias veces, y no se sufrió mal de altura o edemas pulmonares o cerebrales, uno ya está "inmunizado" o es "apto" para ascender altas montañas. Esto muestra ignorancia (ya que está probado de que cualquiera, por mucha experiencia en altura que tenga, puede sufrir mal de montaña y edemas) y por lo tanto la infravaloración de un riesgo claro pero no tenido en cuenta o subestimado.

En socorrismo o salvamento acuático, un guardavidas o socorrista puede creer (tontamente) que desarrollar su trabajo en una sola piscina chica es lo mismo que hacerlo en una grande donde tenga que compartir responsabilidades de vigilancia con otros compañeros; o que hacerlo en esta última es lo mismo que hacerlo en la playa, en un lago o en un río. Infravalorar las condiciones en la que actúa de esta forma o de otra cualquier podría desencadenar un accidente.

2 - La ausencia de recursos de prevención de accidentes e intervención ante los mismos.

Aún sabiendo a lo que nos arriesgamos con una actitud determinada o en una circunstancia "x", esto no nos servirá de mucho si no disponemos de los recursos necesarios (sean humanos o materiales) para prevenir los riesgos que nuestra actividad o actitud implica, o para evitarlos; o si (una vez ocurrido el accidente) no tenemos los medios con los que intervenir para poder minimizar sus consecuencias negativas.

Siguiendo con el ejemplo del montañismo como deporte o actividad al aire libre riesgosa, podemos mencionar el hecho de que por mucho que tengamos claro que escalar la pared inestable de una determinada montaña puede implicar la caída de rocas sobre nuestras cabezas, si no llevamos puesto un buen casco de escalada la roca que nos caiga (si no tenemos suerte, o si la tenemos mala) nos causará un accidente. De la misma forma, saber que esa pared debería ser subida con alguien que vaya "de primero" de cordada con la suficiente experiencia, pero al mismo tiempo hacerlo solos porque no conseguimos la ayuda de una persona suficientemente experimentada en escalada, puede ser la causa de otro accidente. Por último, si tras caer un compañero en una grieta mientras cruzamos un glaciar, y aunque sabemos técnicamente como realizar un rescate en un caso como este, no disponemos de (por ejemplo) una soga o una cuerda lo suficientemente larga, el accidente irá seguramente a peor...

En salvamento o socorrismo acuático, por ejemplo, la ausencia de material de rescate (salvavidas, material de primeros auxilios, etc.) puede ser lo que complique un accidente o impida que termine en buen puerto.

3 - La incapacidad para afrontar las dificultades surgidas.

La falta de conocimientos teóricos y (sobre todo) la capacidad para aplicar esta teoría en la práctica, es decir, la falta de conocimientos prácticos (experiencia práctica bajo condiciones reales o lo más cercanas a la realidad) puede implicar el que no se sea capaz de evitar dificultades que podrían (de no hacerse lo correcto) terminar en un accidente.

A veces se trata de pura ignorancia, otra de poseer el carácter adecuado para aplicar los conocimientos que se tienen en situaciones críticas, mientras que en otros casos lo que ocurre es que la experiencia teórico-práctica que se tiene no fue adquirida en situaciones lo suficientemente realistas (simulación o simulacros deficientes), y "en la calle" las cosas no son resultan tan fáciles de manejar como se esperaba.

En montañismo (como en otros deportes extremos) puede darse una incapacidad para actuar tanto a un principiante como a un veterano, nadie está exento. Sin embargo, la experiencia ayuda, ya que el humano basa sus conocimientos en el aprendizaje, y al ir "sobreviviendo" a distintas dificultades surgidas en condiciones reales, va adquiriendo una mayor capacidad para afrontar a dificultades parecidas que surjan en el futuro.

En socorrismo o salvamento acuático, un técnico en emergencias puede estar debidamente titulado y poseer el equipamiento de emergencias adecuado, pero no haber practicado hace tiempo algo como la RCP, y ser superado por las circunstancias y el nerviosismo y, por lo tanto, "auto-impedirse" socorrer a una víctima con parada cardiorrespiratoria.

Hay casos, por supuesto, en que pese a todo lo que hagamos para evitarlos, los accidentes ocurren. De hecho, un accidente por definición es un hecho (trágico o no) fortuito. La suerte que tengamos podrá ser, por lo tanto, una importante causa "totalmente inevitable" de accidentes...o, si es buena, una inesperada solución también inevitable a los mismos...Por eso mismo, de la suerte no se trata aquí, ya que no podemos modificarla a nuestro gusto, es la variable que nunca podremos controlar.

Coincidencias entre el Montañismo y el Judo

El judo puede complementar al montañismo, y a la inversa, desde le momento en que parte de su estructura se basa en saber caer, en saber caminar sin ser derribado, y en efectuar una caída (ukemi) sin salir lesionado. 

Judo y montañismo

Por supuesto, el judo no contempla ejercicios en terrenos irregulares, mucho menos en zonas de montaña. Pero pese a esto, no está demás el saber cómo acomodar el cuerpo en caso de una caía accidental de pocos metros, ya sea en la nieve, en un acarreo o en un bosque.

El equilibrio que se adquiere con la práctica de esta y otras artes marciales (como el karate o el aikido) cuenta también en el momento de moverse por terrenos escabrosos, como lo son los terrenos de montaña. Saber donde pisar y de que modo hacerlo.

En la práctica del montañismo (y más específicamente en la práctica de la escalada) tiene mucha importancia la fuerza de las manos y los dedos.

En el judo también es imprescindible esta fuerza que la proporciona toda su práctica y particularmente la práctica del "kumi kata", o "formas de agarre".

Para mantener el equilibrio es necesario manejar inconscientemente nuestro centro de gravedad. Cuanto más inclinado sea el terreno por el que se transite, más inclinado con respecto al suelo se debe andar.

El ejemplo extremo lo constituye el ascenso por una pared de ángulo cercano a los 90 grados. En este caso es necesario practicar la escalada, utilizar tanto los pies como las manos para ascender. Todo el cuerpo se encuentra lo más “pegado” posible a la pared, variándose los puntos de apoyo, pero procurando que el centro de gravedad se ubique de la forma necesaria para poder mantener el equilibrio sobre el muro.

La práctica de la escalada, por tanto, presenta muchos puntos de coincidencia con la práctica de ne-waza, o técnicas de suelo, en judo. Las técnicas de lucha en el suelo persiguen el aprendizaje del manejo del cuerpo para poder mantener el equilibrio al tiempo que se desestabiliza al adversario para poder dominarlo.

Al adquirir cierto dominio de estas técnicas de combate, se adquiere un tipo de destreza corporal, de manejo del centro de gravedad propio, que se aplica maravillosamente a las actividades como el montañismo y la escalada. Y por supuesto, también puede suceder a la inversa.

Los deportes que uno practica pueden ser muchos y muchas sus variantes. pero estos se conjugan en una única constantes: el propio cuerpo. Todo puede ser complementado con todo. El dominio del cuerpo puede aprenderse de diversas formas, está en nosotros la oportunidad de hacer que diferentes ámbitos del ejercicio físico se unan en nosotros mismo.

Mantenimiento, cuidado, control y seguimiento de equipo de seguridad personal

Nos centraremos aquí en cómo realizar un mantenimiento, cuidado, control y seguimiento de equipo de seguridad personal (EPI) pensado para proporcionar aseguramiento en actividades en altura o protección en caso de caídas.

Preparando equipo de escalada.

Se trata de material que se usa en actividades recreativas y deportes de diversa índole, ya sea para escalar en todas sus modalidades ("equipo de escalada"), como para practicar montañismo en general, barranquismo, vías ferratas, espeleología, uso de tirolinas o rapel, realizar trabajos en altura u otras muy diversas actividades al aire libre (ya sean recreativas, laborales o de formación) donde se utiliza equipo del cual depende directamente nuestra seguridad individual y/o grupal.

El seguimiento del estado del equipo de seguridad es obligado para reducir las posibilidades de sufrir cualquier accidente o percance. Esto implica llevar un control de este material de seguridad desde el momento mismo de su compra, garantizando así su integridad durante su utilización o detectando cualquier falla de antemano.

El material de seguridad y aseguramiento para trabajos en altura y seguridad ante caídas, puede en principio dividirse en dos grandes grupos, del cuál puede conocerse su definición siguiendo los enlaces siguientes:

  • Material blando

El material blando es equipo basado en materiales textiles, entre los que incluimos a las cuerdas, arneses, anillos de cintas, pies de gato, cordinos o cordines, cintas express, hamacas de pared, guíndolas, etc.

Este tipo de materiales son sensibles al rozamiento y a las condiciones ambientales en general (luz solar, humedad, temperatura, etc.) por lo que su vida útil está limitada a una cierta cantidad de tiempo determinada por el fabricante, tiempo de duración que comienza a contar desde el momento mismo de su producción, aunque se mantenga almacenado en las mejores condiciones posibles y sin usar.

  • Material duro


El material duro es equipo basado en aleaciones metálicas y que pueden incluir partes plásticas resistentes, tales como mosquetones, descensores, aseguradores, piolets, crampones, cascos, frenos, empotradores o fisureros, bloqueadores, poleas, clavos, friends, maillones, piquetas, anclas de nieve, estacas de nieve, anclajes, etc. Hay que hacer una salvedad en esta definición: en algunos casos se considera material "duro" a aquellos que incorporan exclusivamente materiales metálicos. Sin embargo, lo cierto es que muchos incorporan partes plásticas (por ejemplo, el grigri), y muchos fabricantes lo incluyen dentro de esta categoría. La distinción no es solamente académica, sino que influye en lo relativo a una futura fecha de retiro del aparato, ya que los materiales plásticos suelen tener una vida útil limitada en todos los casos, mientras que los materiales metálicos no necesariamente.

Este tipo de equipo no es muy sensible a las condiciones medioambientales en comparación con el material blando, pero sí es más sensible que éste a caídas, golpes y abrasiones, que pueden producirle microfisuras o debilitamiento del material del que están compuesto (normalmente aleaciones de aluminio o plásticos). Por ello su vida útil está estipulada por el fabricante, normalmente, desde el momento en que se empiezan a usar, y no mientras permanezcan almacenados bajo condiciones óptimas y sin utilización alguna (sin estrenar). La vida útil con un uso ocasional y con cuidados apropiados que contenga materiales plásticos, se estima entre 5 y 10 a 12 años, dependiendo del elemento y el fabricante en cuestión (para datos concretos, siempre guiarse por las recomendaciones específicas del fabricante) ; mientras con un uso frecuente y cuidados apropiados, entre 2 y 7 años. La vida útil de un material duro enteramente metálico, puede resultar indeterminada en principio, y sólo se procederá a su retiro en caso de que algo afecte a su integridad.

INDICE

1) - Mantenimiento y cuidado del material de protección personal

A) - Almacenamiento y limpieza del material

B) - Transporte del equipo

C) - Certificaciones, comprobaciones y revisiones

D) - Correcta utilización del equipo


2) - Control y seguimiento del material de protección personal

E) - Garantía, vida útil, sustitución y fecha de retiro

F) - Ficha de seguimiento, mantenimiento y control


1) - Mantenimiento y cuidado del material

A) - Almacenamiento y limpieza del material de protección personal

El material de seguridad, sea blando o duro, siempre debe mantenerse en un entorno higiénico, protegido del barro, polvo, arena, agua, etc., tanto durante su almacenamiento como durante su uso, limitando su limpieza a lo estrictamente recomendado por el fabricante. En general, el material debe almacenarse en un lugar con una temperatura que normalmente se recomienda esté entre -10ºC y 30ºC (puede ser más o menos, evidentemente, este es un dato orientativo), en un lugar seco, sin resultar aplastado por peso alguno y sin recibir luz solar (rayos UV).

A su vez, este tipo de materiales nunca debe entrar en contacto con productos químicos, de limpieza o de cualquier otro tipo, como pueden ser disolventes, cáusticos o ácidos (ácidos de baterías, agua para soldar, productos de limpieza, etc.) o vapores de ácidos, hipoclorito sódico (agua lavandina, cloro, lejía, agua de Javel, agua Jane o blanqueador), aceites (salvo autorizados para lubricar zonas concretas del producto), líquido anticongelante, alcohol o combustibles (gasolina, gasoil, etc.).

También debe protegerse al material de la cercanía del fuego y de las chispas. En caso de entrar en contacto con agua salada, agua de mar o el ambiente marino, el equipo debe enjuagarse (NUNCA usar agua a presión ni productos químicos no autorizados), secarse a la sombra (NUNCA al sol o al calor del fuego) y (si procede) lubricarse lo antes posible. En cualquier caso, nunca almacenarse un material sucio, sin limpieza o dejándolo secar sin más tras haberse mojado con agua salada (ya que la sal es un elemento corrosivo).

La limpieza, salvo que se especifique lo contrario, se hará a mano con agua tibia (30ºC), sin productos químicos (material blando: sin suavizantes) o, en su defecto, usando jabón neutro (siempre según recomendaciones del fabricante). Siempre se realizará un enjuague o aclarado con agua sola, hasta que no quede ningún rastro de jabón. El secado se realizará a temperatura ambiente (máx. 30ºC) y a la sombra (NUNCA en calefacción, secadora, al sol o al fuego). Si se trata de material metálico que incluya articulaciones o goznes, estos normalmente deberán ser lubricados, con un aceite aprobado para este fin según el fabricante (normalmente, aceites sin ácido y a base de teflón o silicona), después de la limpieza.

B) - Transporte del equipo

El transporte deberá realizarse en circunstancias lo más parecidas posibles a las descriptas para su almacenamiento (evitando productos químicos, posibles daños mecánicos, radiación UV, suciedad, etc.) para lo cual se usarán recipientes rígidos, semi-rígidos o bolsas protectoras, según convenga.


2) - Control y seguimiento del material de protección personal

E) - Garantía, vida útil, sustitución y fecha de retiro

Al mismo tiempo, todo material de seguridad de una marca seria y certificada cuenta con garantía, normalmente de entre 1 y 3 años, contando desde el momento de la compra. La garantía cubre los defectos de fabrica o que no dependan del gasto normal por un uso común, o los defectos ocasionados por un uso imprudente o para el que no fue previsto el equipo o aparato en cuestión. Igualmente, e independientemente de la vigencia de la garantía, los fabricantes muchas veces descubren ciertas anomalías en los productos, incluso con bastante posterioridad a su fabricación y distribución, y en esos casos lo informan a sus clientes, pidiendo (según el caso) la retirada o cambio voluntario o forzoso del material, por tratarse de equipo que compromete la seguridad de las personas.

Por otra parte, como ya mencionamos, existe una fecha límite de uso estipulada por el fabricante por motivos de seguridad en algunos casos, y en otros esta fecha no existe (su vida útil es ilimitada). Si bien esta fecha, de existir, es orientativa, porque depende de la utilización que se le de al material (asiduidad e intensidad de uso, condiciones de exigencia, incidencias sufridas, etc.) se recomienda hacer caso a la fecha de retiro si la hay ("vencimiento" o "caducidad"). Es conveniente nunca sobrepasarla, si bien a veces el material en cuestión debe ser descartado antes de esa fecha por haber sufrido algún incidente grave, como por ejemplo: caídas reiteras, desgaste, abrasión, decoloración (material blando), fisuras, corrosión, exposición a un medio o producto agresivo (productos químicos), utilización intensa, deformaciones, golpes (caídas, etc.), fracturas, cortes o roturas (aristas cortantes, etc.), exposición a ambientes marinos, exposición a temperaturas extremas, uso más allá de sus límites resistencia, etc. En particular, se recomienda RETIRAR el producto en caso de que:

- Se encuentra un defecto o durante la revisión dudamos de su integridad: desgaste de fibras, hilos sueltos o bordes o costuras dañadas.
- Entran en contacto con sustancias químicas.
- Haya sufrido o soportado una caída o esfuerzo importante (factor de caída mayor a 1).
- No se conoce su historial de uso completo (como ya mencionamos, NUNCA SEGUNDA MANO).
- La normativa o recomendaciones técnicas actuales lo consideran obsoleto, ya que hay materiales que ofrecen mejores garantías de seguridad cumpliendo la misma función, o una mejor complementación con otros equipos de seguridad con los que interactúa, y por lo tanto una mejora de la seguridad general.


El Bolsón: la capital del turismo ecológico y de aventura de la Patagonia Andina

En el valle de El Bolsón se puede practicar desde el más puro montañismo en baja y media montaña, la escalada, el senderismo, las cabalgatas, el rafting, el piragüismo (kayaking, canoas, etc.), pasando por la pesca deportiva, el mountain bike o el cicloturismo, y llegando incluso hasta incluso vuelos en avioneta, parapente, ala delta. Y lo más interesante, todo "a un paso" del pueblo homónimo.

Cerro Piltriquitrón

Puede verse a continuación la cara oeste del Cerro Piltriquitrón, de 2.260 metros de altura, y desde donde existe una pista para practica parapente y ala delta, además de su emblemático refugio de montaña.

El Cerro Piltriquitrón, más conocido como "El Piltri", en El Bolsón, Río Negro, Patagonia Andina, Comarca Andina del Paralelo 42.
El Cerro Piltriquitrón, más conocido como "El Piltri", en El Bolsón, Río Negro, Patagonia Andina, Comarca Andina del Paralelo 42.

Pero además de tener una gran oferta para el turismo activo, el Bolsón ofrece una zona ideal para el descanso y el deleite de exquisiteces gastronómicas: desde un asado de chivito patagónico hasta las más finas frutas del bosque (calafate, frutillas o fresas, sauco, etc.) una excelente cerveza artesanal de gustos variados o quesos y dulce de leche elaborados con ingredientes procedentes del cultivo orgánico o ecológico (sin pesticidas, fertilizantes, o herbicidas artificiales).

El Bolsón zona de cultivo organico

Venta de productos alimenticios orgánicos en El Bolsón.

La leche y los productos lácteos derivados que se venden en algunas granjas de la zona son de excelente calidad por ser elaborados con materias primas ecológicas. Los precios, teniendo en cuenta la calidad son excelentes, y para un europeo o un norteamericano (teniendo en cuenta el valor del peso argentino respecto del euro o el dólar) irrisorios.

Feria artesanal de El Bolsón
Feria artesanal de El Bolsón

Por si esto fuera poco, El Bolsón cuenta con una reconocida feria artesanal que se levanta todas las semanas alrededor de la plaza principal del pueblo. Allí pueden encontrarse todo tipo de productos artísticos, incluyendo música, esculturas, espectáculos de artistas independientes (ver foto anterior), gastronomía regional y regalos de todo tipo para el turista ávido de recuerdos. 


Cómo vivaquear mejor al aire libre en una bolsa o saco de dormir

Con tener una bolsa o saco de dormir no es suficiente para dormir bien al aire libre. Hace falta saber cómo utilizarlo correctamente para hacerlo rendir de la mejor forma posible disfrutando de una noche bajo las estrellas.

En este video mostramos la construcción de un refugio improvisado o vivaque (vivac) hecho a base de troncos, ponchos y algunas cuerdas, sogas o cintas para anclarlo.

 Podemos decir que existen cuatro grandes cuestiones que hay que tener en cuenta al dormir al raso con un saco o bolsa de dormir, y son las siguientes:

 

  1. La colchoneta o esterilla

     

  2. Desnivel y orientación

     

  3. Aprovechamiento de nuestro calor corporal

     

  4. Protección ante precipitaciones


1 - La colchoneta o esterilla


Una de las cosas imprescindibles que hay que tener en cuenta para dormir bien vivaqueando, y que todo montañista, senderista o amante de la vida al aire libre debería conocer (incluso siendo principiante) es el uso de la colchoneta o esterilla aislante.

Vivaqueando al aire libre
Vivaqueando al aire libre

Este pedazo de material sintético (normalmente plástico o neopreno), inflable (hinchable) es necesario para evitar que el frío del suelo respecto de la temperatura ambiente (que todo suelo conserva, incluso en verano) "inunde" nuestra bolsa de dormir.

Es importante en este sentido elegir una colchoneta o esterilla al menos del largo suficiente para nuestro cuerpo (el ancho suele ser estándar), e idealmente de algunos centímetros más, así evitaremos salirnos tras deslizamientos involuntarios debido a la inclinación del terreno.

 2 - Dormir al aire libre o vivaquear: desnivel y orientación

Otra de la cosas que hay que hacer correctamente para dormir bien al aire libre es elegir el lugar de acampada o de vivaque. Este no sólo debe estar libre (o limpiarse para que lo esté) de pequeñas ramas o piedras que de noche, y bajo nuestra cama, se transformarán en gigantes molestas, sino que además se deberá tener en cuenta el desnivel y la orientación.

Elegir un lugar lo más plano posible, y en todo caso con desnivel regular hacia un lado es imprescindible. A dicho desnivel, si existe (y la mayoría de las veces así será, sobre todo en regiones e montaña) tendremos que adaptarnos.

Esto significa orientar la bolsa o el saco de dormir en la dirección correcta: la cabeza en la parte más alta y los pies en la más baja. Así evitaremos dormir cabeza abajo, lo cual se dificulta mucho.

Posiblemente esta orientación hará que nos deslicemos algo hacia abajo en el transcurso de la noche (sobre todo en el caso de personas con "movedizas"). Para evitarlo se puede poner un "top" en los pies: un tronco, una piedra, o incluso las botas o borceguíes debajo de la colchoneta o esterilla.

Pero la orientación es importante también en lo que al clima se refiere. Una buena orientación implica (cuando se trata de una carpa, tienda o refugio) nunca dejar la puerta a favor de los vientos predominantes, ya que esto facilitaría la pérdida de calor, entrada de agua o nieve, etc. En el caso de una bolsa o saco de dormir se aplica el mismo principio: si es posible, será los pies los que se orienten para recibir los vientos predominantes, ya que la zona abierta es la de la cabeza.

3 - Dormir al raso o vivaquear: aprovechando nuestro calor corporal

Lo que primero pensamos si tenemos que dormir al aire libre (y sobre todo en una región polar) es como vamos a evitar el frío que siempre será más intenso por las noches.

Por eso, si hace frío, no hay que olvidar que tanto o más importante que meterse en la bolsa de dormir es cubrirse la cabeza que (normalmente) queda afuera de esto. Si pese a eso tenemos frío, y la laustrofobia no es algo que nos aqueje, no hay que dudar en meter incluso la cabeza también adentro de la bolsa, cerrándola todo lo posible.

Por último, para aquellos que tengan que vivaquear en lugares donde el clima frío sea más exigente de lo que su saco o bolsa de dormir permite resistir, es necesario aclarar que no siempre el dormir totalmente vestido incrementará nuestro calor corporal.

En este sentido hay que pensar nosotros adentro de una bolsa de dormir funcionamos igual que una mano adentro de una manopla.

Cuando los dedos se encuentran separados, aunque cubiertos (de tela) no pueden más que enfrentarse "solos" al frío. En cambio, si en vez de guantes tenemos una manopla, todos juntos se complementan, el calor se transfiere de unos a otros, disminuyendo la pérdida del mismo ya que hay menos superficie de dedo/tela en contacto con el ambiente.

Si nos vestimos con demasiada ropa aislante o térmica, el "efecto manopla" de la bolsa o saco de dormir se transforma prácticamente en un "efecto guante", por lo que tardaremos más en calentar la bolsa y en aprovechar el calor que genera nuestro cuerpo. Recordemos que si tenemos una bolsa o saco relativamente bueno (de duvet o pluma de ganso) siempre será mejor confiar nuestro calor a esta, y no a una ropa de menor calidad de aislamiento térmico.

4 - Durmiendo al aire libre: protección ante precipitaciones

Durmiendo al aire libre tenemos que contar con que podrá llover, granizar o nevar. En algunas regiones como la de Araucanía y Patagonia, por ejemplo, esto es relativamente normal durante todo el año en cotas superiores a los 1000 m.s.n.m, incluso en pleno verano (al menos, antes del incipiente avance del cambio climático y el calentamiento global...).

Por la relativa incomodidad que significaría, no suelen fabricarse sacos o bolsas de dormir que sean totalmente impermeables (aunque algunos lo son más que otros) y por eso si pretendemos vivaquear fuera de un refugio o carpa (o incluso en este caso, si somos precavidos) será más que recomendable comprar y llevar con nosotros un "bolsa de vivaque". Es decir, una funda aislante para bolsas o sacos de dormir, que además de aislante es transpirable, hecha de algunas de las membranas impermeables sintéticas que existen en el mercado (la más conocida el Goretex).

Debido al tamaño estrecho y poco flexible de este tipo de fundas, resulta bastante más incómodo dormir en una bolsa con una de ellas puestas. Por eso lo mejor es sólo usarla cuando sea necesario, es decir, cuando nuestra bolsa corre riesgo de mojarse. En caso de que "amenace" lluvia, nieve, etc., hay que dejarla preparada, puesta en los pies o a medio poner, para poder desplegarla rápidamente si se necesita.

Usar una funda de vivaque impermeable cuando el tiempo es bueno, no sólo es ilógico, sino que nos hará perder dinero. Porque sucede que estas fundas suelen ser de materiales delicados, y pese a ser llamadas "de vivac", usarlas para vivaquear en todas nuestras salidas al aire libre, llueva o haga sol, aumentará rápidamente su deterioro, disminuyendo rápidamente su vida útil debido a raspones, pinchaduras, suciedad, etc.

Si a esto sumamos una buena orientación del refugio o vivaque provisorio, teniendo en cuenta también el desnivel del terreno, no tendremos que temer a la lluvia, siempre y cuando esta no sea una verdadera tempestad

Campamentos: ¿por qué no usar platos, vasos y cubiertos?

Aunque junto con la olla, los cubiertos, los vasos y platos sean parte de muchos equipos para cocina de camping, acampada y campamentos de montaña, la experiencia nos enseñó que nos es muy recomendable usarlos.

Platos y vasos vs. jarros

El uso de platos está bien para la ciudad, es decir, cuando tenemos una mesa donde apoyarnos y una silla donde sentarnos tranquilamente a comer, adentro de una casa segura contra las inclemencias del tiempo. Pero estar de acampada es otra cosa, por lo que hay que repensar los usos tradicionales de los utensilios de cocina, porque de muy útiles pueden pasar a ser mejorables o simplemente inútiles. Este es el caso de los platos y ciertos cubiertos como el cuchillo y el tenedor convencionales cuando se come y se cocina al aire libre.

Jarros y cucharra, la mejor cubertería para comer y cocinar al aire libre
Jarros y cucharra, la mejor cubertería para comer y cocinar al aire libre

Los platos tienen los siguientes inconvenientes en la cocina extrema:

  • La comida se enfría muy rápido.
  • Ocupan mucho lugar.
  • Necesitan una superficie de apoyo para que se pueda comer cómodamente.


En vez de platos, se puede entonces usar jarros, que tienen las siguientes ventajas en favor de los primeros:

  • Mantienen mejor el calor de la comida caliente.
  • Ocupan menos lugar (se puede usar su interior para guardar otras cosas).
  • Son polivalentes: sirven también para tomar líquidos, infusiones, sopas, etc. (vaso y plato en un sólo recipiente).
  • Pueden usarse como recipientes para calentar comida o líquidos directamente.
  • Pueden usarse para servir líquidos directamente de una olla.


Los vasos son, evidentemente, un elemento más totalmente innecesario si se lleva un jarro que cumple la misma función: algo menos que llevar, que rompero o perder.

La gran ventaja del jarro: también se puede poner al fuego
La gran ventaja del jarro: también se puede poner al fuego,
pero para eso no tiene que ser nunca del tipo enlosado o esmaltado, sino de metal simplemente.

Tenedores vs. cucharas

Los tenedores, por su parte, ven superadas con creces su utilidad si se los compara con las cucharas. La mayoría (por no decir todos) los alimentos típicos que se consumen al aire libre pueden comerse con cuchara, o bien con pan; sin embargo, todos los alimentos que llevan gran cantidad de líquido no pueden comerse con tenedor. Esto significa que si se lleva un tenedor, hay que llevar cuchara, pero si se lleva cuchara puede prescindirse del tenedor. Es decir, llevar cuchara ahorra peso (ahorra un tenedor) y llevar tenedor implica llevar más equipo de cocina (más peso) y tener que usar uno u otro dependiendo de la comida (pérdida de tiempo).

Construyendo una cuchara de madera en acampada de supervivencia
Además de todas las razones mencionadas, las cucharas se pueden improvisar
o construir fácilmente, sólo superadas en este último aspecto por los palillos chinos.

Cuchillos de cocina para comer vs. cuchillos polivalentes de supervivencia


El caso de los cuchillos convencionales de cocina es una cuestión más bien de beneficio práctico. Si bien un cuchillo normal de cocina puede llegar a servir para comer al aire libre, la mayoría de las comidas calóricas y con alta cantidad de clorhidratos (arroces, pastas, polentas, sopas, cereales, etc.) no necesitan del uso individual del cuchillo, por lo que el uso que se le suele dar al cuchillo es más bien comunitario: cortar comida para cocinarla, para repartirla, etc. Si a esto lo sumamos el hecho de que un cuchillo al aire libre debe ser también una herramienta de supervivencia para usos múltiples (cortar cuerdas y sogas, improvisar armas para cazar, servir de martillo, de sierra, etc.), vemos claro que el cuchillo ideal para un campamento es un cuchillo de supervivencia y/o una navaja multiuso tipo "Victorinox".

Al aire libre y de acampada, nada más útil que un buen cuchillo
Al aire libre y de acampada, nada más útil que un buen cuchillo
a condición de, por supuesto, saber cómo utilizarlo correctamente
y tratarlo con la delicadeza y cuidado de cualquier arma.

Los primeros, los cuchillos de supervivencia, pueden ser para uso comunitario si vamos en grupo (es decir, llevar uno o dos por grupo, dependiendo las necesidades) y también incluir otras herramientas de supervivencia: gomeras o tirachinas, espejo de señales, iniciadores de fuego de supervivencia (pedernal, magnecio, etc.) serruchos, hilo, aguja, medicamentos, etc. Los segundos (las navajas, cuchillos multiuso o cortaplumas) servir por motivos de supervivencia como cuchillo individual, para (como su nombre lo indica) muchos usos: sacacorchos, abrelatas, destornillador, cortauñas, sierra, tijeras, punzones, lupa, etc., dependiendo lo grande que sea. En ambos casos, por más o menos el mismo peso y volumen de un cuchillo de cocina convencional, llevamos una herramienta mucho más útil tanto para cocinar y comer, como para las tareas de campamento o posibles situaciones de supervivencia.

Frascos, botellas, platos y otros recipientes son inncesarios y ensucian en camping
Frascos, botellas, platos y otros recipientes son inncesarios,
y además terminan por ensuciar el lugaral abandonarse por comodidad, vagancia
o falta de responsabilidad, situación típica de las cabañas y refugios de montaña sin cuidador

Organización y desarrollo de una actividad lúdica

Para la organización y consecuentemente lograr el buen desarrollo de una actividad en la que se utilicen juegos, es útil tener en cuenta ciertos consejos que nos ayudaran a llevar mejor una sesión lúdica de este tipo. 

 


Estas recomendaciones pueden dividirse en distintas fases, dependiendo el momento en que se encuentre la sesión. Estas fases son las siguientes:

A) - Fase de preparación de la sesión


En esta fase, la organización dependerá, en principio, de que sepamos responder a las siguientes preguntas:

1 - ¿A quién va dirigida? De ello dependerán los límites y las posibilidades de los juegos que podremos plantear.

2 - ¿Qué quiero lograr? Es decir, ¿cuales son mis objetivos? Sin una meta a la que apuntar, todo trabajo es en vano.

Por otro lado, es importante determinar o lograr resolver las siguientes cuestiones:

1 - Conseguir o buscar un participación mayoritaria. Por ejemplo, no debe favorecerse solo a los habilidosos discriminando a los que no lo son, ni viceversa.

2 - Planificar la sesión con la suficiente antelación. La improvisación es un último recurso, y siempre un riesgo.

3 - Seleccionar los juegos. Esta, la etapa final de esta fase, estará en f unción de las anteriores consideraciones.

B) - Fase de presentación y organización de las actividades

En esta etapa, es recomendable conocer algo sobre la posición y el lugar que debe ocupar el animador, profesor o líder de grupo al presentar u organizar un juego o actividad lúdica:

1 - Posición frente al auditorio


Preferentemente se debe adoptar una postura más elevada que la de los participantes. Si no existe un lugar elevado, se debe hacer que estos se sienten mientras nosotros permanecemos de pie. De esta forma se controla o domina mucho más el grupo.

Al mantener a los miembros del grupo en círculo o en "herradura" alrededor nuestro, está comprobado que generalmente (sobre todo con chicos) la atención del grupo se dispersa un poco, pero existe un mayor acercamiento o empatía con el profesor.

Por otro lado, el explicar a los alumnos colocados en fila, de frente a nosotros, centra mucho más la atención de estos en nosotros en detrimento de la cercanía profesor-alumno.

Otra cosa que ayuda es el situarse con una pared o algo que defina el final, o uno de los lados del espacio en el que nos encontramos, justo por detrás nuestro. Ya que si de diera el caso contrario (un gran espacio abierto a nuestras espaldas) sería mucho más difícil que las personas a las hablamos centren su atención en nosotros.

Hay que tener en cuenta también la iluminación (en interiores) o la posición respecto del sol (al aire libre). Hay que elegir si nosotros queremos estar cómodos o que los que estén cómodos sea el público, alumnos, oyentes, etc. De cara al sol no podrán observarnos ni prestarnos atención, por ejemplo.

2 - Explicación de la actividad lúdica


La explicación de la actividad debe ser clara o concisa. Puede formar parte de la misma una demostración o simulación de la actividad lúdica a desarrollar, que muchas veces es más rápida y descriptiva que lo que sería intentar explicar el mismo juego oralmente.

Con los niños suele funcionar muy bien el plantear los juegos comenzando con "Haber quién es capaz de..." (es decir, planteando logros o desafíos). O también, con la frase "Juguemos a que somos...", proponiendo un animal determinado que será el protagonista del juego.

3 - Formación de grupos


Los grupos pueden formarse de dos maneras, básicamente:

a) - Formación espontánea. En ellas los alumnos se juntará por afinidad. Los beneficios: mayor compatibilidad natural entre alumnos. Sin embargo, se necesita de tiempo suficiente, ya que este tipo de elección es espontánea, no instantánea.

a) - Formación estipulada por el animador o profesor. Hay muchas formas de formar grupos, desde dividirlos de acuerdo a sus capacidades, para trabajos en los que trabajemos con distintos niveles de dificultad; pasando por elegir a dos que elegirán una vez cada uno a sus compañeros de equipo; hasta simplemente dividir sin discriminación alguna, al azar.

Con chicos, una forma útil puede ser elegir colores, uniendo a los que elijan el mismo color (o sus variantes electrónicas, como ofrecen algunas aplicaciones vía celular de creación de grupos al azar, etc.). O hacer lo mismo pero con animales, uniendo a los que imiten el ruido del mismo animal, y luego juntándolo por partes iguales (en el caso de necesitar dos grupos) o según corresponda.

C) - Fase de evaluación o examen de la sesión


En la fase de evaluación, lo que se busca es detectar los aspectos mejorables. Para esto evidentemente tendremos que tomar nota de los errores o situaciones que creemos no salieron como esperábamos o habíamos planeado, perjudicando el buen desarrollo de la sesión de juegos.

Pero al mismo tiempo, es necesario que detectemos lo que salió bien, es decir, los éxitos. Sobre todo para poder seguir en esa línea de trabajo en el futuro.

En definitiva, debemos saber que funcionó y qué no. Para eso, lo mejor es tomar nota de lo que hayamos detectado al respecto inmediatamente después de la sesión, evitando así olvidos que podrían ocurrir si lo hacemos más tarde.