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Vadeo o cruce de ríos y arroyos: VIDEOS REALES

En el video que acompaña este artículo se realizar caso real de cruce de río, con el análisis previo buscando un punto idóneo para cruzar.

Video tutorial sobre un caso real de vadeo o cruce de río en la Patagonia.

En el video primero se ve una zona donde claramente no debemos cruzar. Porque el caudal se angosta totalmente, el color del agua demuestra una profundidad mayor. Las crestas muestran una mayor profundidad del agua.

Luego se ve otra zona del río donde el agua ya fluye más lenta. Hay piedras que sobresalen. Hay una orilla un poco más plana, menos escarpada para salir. Es una zona más apta que la primera que se ve en el video. Sin embargo, en el centro unas crestas indican evidentemente piedras a una altura y cierta profundidad del agua. El color del agua también nos indica cierta mayor profundidad. Pero es una zona más apta para cruzar que la primer analizada.

En el video se aclaran detalles "tontos", pero que no dejan de ser importantes, como el tener todos los bolsillos cerrados con las cosas que tengamos. Porque cualquier cosas que se nos caiga no la vamos a recuperar nunca. O que en terrenos con arcilla, arcillosos, son particularmente patinosos.

Al hacer el vadeo real se aprecia que la fuerza del agua es mucha, ya me supera la altura de las rodillas en algunos tramos, algo que hay que tratar de evitar.

El lugar, la otra orilla a la que se llega no es el ideal, pero por lo menos no hay una gran profundidad. Para buscar una orilla mejor habría que que remontar, pero sería muy complicado. Además, en el ejemplo la fuerza de la corriente es considerable porque es una curva de cierto ángulo.

Lo anterior infringe algunas normas que remarcamos en videos anteriores, pero a veces la realidad no es tan perfecta: el lugar de vadeo ideal no existe del todo. Pero bueno, como sea, en el video se demuestra básicamente cómo cruzar en un río con agua realmente, congelada. Y cuanto más largo sea el cruce, más problemático que el agua esté fría. Sin embargo, se pudo vadear el río y volverlo a vadear de vuelta.

 Abajo les dejamos más videos sobre cruce o vadeo de rios con más recomendaciones o "tips" que pueden serles de utilidad.

 


 

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Vadeo o cruce de ríos y arroyos: precauciones con ropa y equipo

Hay algunas consideraciones a tener en cuenta la ropa o el equipo que portemos al vadear un río, por seguridad y prevención. Aquí hablamos de ellas, particularmente en relación al calzado, la ropa en general y la mochila.

Calzado

Sin duda, cruzar descalzo es una mala idea. Respecto del calzado, unas zapatillas sin medias, unas alpargatas, es lo mínimo que hay que tener para cruzar cualquier río. Salvo que sea un fondo que conozcamos, de arena, sin ningún problema. Entonces, en otro caso hay que tener calzado puesto. Sacarnos las medias o calcetines es recomendable, obviamente, para tenerlas secas cuando lleguemos al otro lado. Aunque, claro, siempre sería ideal llevar con nosotros al menos una pequeña toalla, o algún tipo de tela (pañuelo, etc.) para secarnos al otro lado.

Es conveniente además tener un calzado que cubra totalmente el pie, que se agarre con cordones o de alguna forma. No unas ojotas o chanclas, porque lo que puede pasar es que se nos salga, que se enganche en algún lado. Aunque, claro, es preferible tener unas ojotas a cruzar descalzos en algunos casos. Eso habrá que evaluarlo en cada cuestión concreta, eligiendo el mal menor. Además el calzado que nos cubre totalmente lo que hace es protegernos del frío.

Ropa

Hay que tener en cuenta es arremangarnos las perneras de los pantalones, como mínimo, hasta la altura que preveamos va a llegar el agua. Para no mojarnos, y además, para ofrecer una menor superficie al agua. Sin embargo, lo idea es, o tener un pantalón corto para esos casos o literalmente sacarnos los pantalones y cruzar sin ropa.

En la parte de arriba del cuerpo nos tenemos que poner, si podemos, nuestra ropa impermeable. Porque puede salpicar el agua, como poco. Todos los bolsillos y los cierres o cremalleras bien cerraos, nada que pueda se embolsado por el viento o dar lugar a caídas y pérdidas inesperadas.

Mochila

Si vamos con una mochila, lo primero es abrirnos la correa a la altura de la riñonera. Y también la del frente. Todas estas precauciones buscan tener la posibilidad de soltar rápido la mochila si caemos al agua, para que esta no nos arrastre hacia el fondo o nos dificulte nadar.

Así, hay algunas personas que además se sacan la correa de un lado de la mochila para tenerla más libre. Pero eso implica que, quizás, dependiendo el peso de la mochila, sea una pérdida de equilibrio. Por mi parte no lo recomiendo, porque la mochila, al principio, si nos caemos al agua, va a flotar. Y nos podemos sacar la mochila con relativa facilidad teniendo las correas ventral y de pecho desabrochadas.

Una última recomendación: no deje nada por fuera de la mochila, mucho menos colgando, será lo primero que se mojará. En particular, nunca deje afuera la bolsa de dormir, si lleva una, ya que si se moja...bueno, puede imaginarse lo que tendrá que pasar por la noche...es más, si no puede poner todas las cosas de la mochila en bolsas plásticas, al menos ponga en una bolsa plástica la bolsa o saco de dormir y calzado alternativo, si cuenta con él (algo más que recomendable, porque será el que se ponga del otro seco lado cuando haya llegado).

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Material y equipamiento para llevar en salidas de un día al aire libre

Aunque una salida de un día al aire libre para la práctica de excursionismo, senderismo, montañismo, acampada, etc. [1] no es una expedición exploración ni mucho menos, y suelen desarrollarse por definición cerca de la ciudad, no por eso debe descuidarse una cierta planificación en cuanto al equipo, botiquín y provisiones que se deben llevar para el trayecto. Esto es igualmente cierto si los que organizamos la excursión somos nosotros (en un grupo particular) o vamos a ser guiados por un Guía profesional en el contexto de un grupo reunido a través de una agencia de actividades de aventura o multiaventura.

Lo primero es considerar el material, equipo o equipamiento necesario para mantener la seguridad (protección contra las inclemencias del tiempo, medios de orientación y prevención de accidentes propios de la actividad) y proporcionar primeros auxilios (curación primaria de los accidentes o las lesiones más comunes en espera de intervención médica).

Hay que recordar es que los accidentes pasan en todas partes, y aunque hay menos posibilidades de que ocurran cuanto menos dure una marcha, y serán menos graves en cuanto a sus consecuencias cuanto más cerca se esté de un lugar en donde poder recibir la ayuda médica, de rescate o de evacuación adecuada; no es menos cierto que la posibilidad de accidentes se reduce todavía más si nos preocupamos por eliminar tantos riesgos como esté en nuestras manos hacerlo, y evitemos todos lo que no podamos eliminar.

De esta forma, no sólo reduciremos la posibilidad de accidentes, sino que vamos a evitar desperdiciar recursos en movilizar operativos de búsqueda y rescate al solucionar nosotros mismos pequeños percances que, de no haber sido previstos, puede requerir de ayuda externa.


Es por esto que hay que tener en cuenta:

- Llevar la vestimenta y el calzado adecuados.

- Llevar ropa de repuesto.

- Llevar agua.

- Llevar un botiquín al menos con lo mínimo indispensable.

- Llevar un palo, bastón o similar.

- Llevar al menos un teléfono móvil o satelital por grupo.

- Llevar siempre un mapa de la zona, y brújula y/o GPS.

En adelante nos explayamos sobre esos temas, viendo la necesidad de cumplir estas recomendaciones y las cuestiones asociadas que se derivan de su cumplimiento, y que hay que considerar para llegar a buen puerto siempre que sea posible.

- Llevar la vestimenta y el calzado adecuados


Llevar la vestimenta y el calzado adecuados al terreno que vamos a transitar, y al clima que se espera para la jornada. Es conveniente a su vez vestirse por capas. Esto implica, por lo tanto, estar informados de antemano en cuanto al dicho terrena y el pronóstico del tiempo, o en su defecto sobre las recomendaciones de los encargados de la excursión.
En salidas más largas es también recomendable llegar calzado de repuesto, pero en salidas cortas (de un día) puede prescindirse de él. Si se trata de una salida para la práctica de escalada deportiva, ciclismo o cabalgatas, normalmente se llevará un juego de "pies de gatos", "zapatillas de ciclismo" o "botas para montar" según el caso, por lo que será recomendable llevar paralelamente calzado normal para antes y después de la actividad.

- Llevar ropa de repuesto.


Siempre el clima puede no comportarse como lo esperamos, y hay que estar preparados. Toda la ropa que llevemos en la mochila tiene que ir adentro de una bolsa de plástico, para evitar que se moje incluso si se moja la mochila.

- Llevar agua


No importa que vayamos a tomar la que haya en el camino al pasar por un arroyo, lago, río o cualquier curso de agua, puede que estos estén secos, contaminados, o necesitemos el agua (ya sea para beber o para limpiar una herida) cuando estemos lejos de estos. Por eso siempre hay que guardar y llevar encima agua para casos como estos.

En los casos particulares de la ascensión, travesías o rutas que implique con seguridad la ausencia de agua potable durante el trayecto, esta recomendación es una exigencia ineludible.

- Llevar un botiquín al menos con lo mínimo indispensable


Llevar un botiquín al menos con lo mínimo indispensable (si tenemos conocimientos de primeros auxilios) es algo que siempre hay que hacer en salidas al aire libre.


A continuación, una lista con lo básico que podría contener un botiquín de primeros auxilios para actividades en el medio terrestre al aire libre:

- Vendas elásticas (para esguinces y similares)
- Cinta adhesiva o esparadrapo
- Apósitos adhesivos
- Gasas
- Antiséptico a base de yodo
- Pañuelo grande (para improvisar cabestrillo, etc.)
- Analgésicos.
- Tijeras chicas.

Si estamos tomando algún remedio o medicina con regularidad (aunque no nos toque a las horas o el día previsto para la salida) conviene llevarlo (se puede retrasar la salida, podemos perdernos, etc.).

- Llevar un palo, bastón o similar


No importa la dificultad del terreno, llevar un bastón tiene nada más que ventajas y ninguna contra. Además de evitar caídas en terrenos inestables (con piedras, nevados, mojados o resbaladizos), resta esfuerzo a nuestras rodillas, repartiendo el peso también en el brazo que porta el bastón.
En caso de lesión, un bastón nos ayudará a caminar con menos esfuerzo a modo de muleta, ya sea por una lesión propia o por la de cualquier compañero al que tengamos que asistir. Aunque existen multitud de modelos comerciales de "bastones de trekking" que incorporan cosa como empuñaduras anatómicas, amortiguación e incluso hasta linternas, lo cierto es que antes que no usar nada por falta de dinero para comprar estos últimos modelos, podemos utilizar un palo cualquiera de la zona (millones antepasados no pueden equivocarse ;-) ).

En caso de caminar o andar por terrenos con desnivel en los que tengamos que desplazarnos lateralmente, manteniendo la altura, el palo o bastón debe llevarse del lado contrario a la pendiente, es decir, del lado de la montaña. Esto es así para poder frenar de forma adecuada en caso de perder el equilibrio, evitando la caída. Por supuesto, esta regla se aplica también al uso de piolets o piquetas, y sobre todo en terrenos nevados.

En caso de contar con uno o dos bastones extensibles o telescópicos, es recomendable regularlos [2] para que nos lleguen a la altura del pecho durante las subidas o el trayecto por lugares planos, y un poco más largos durante las bajadas, para tener puntos de apoyo "de avanzada" adicionales. La rosca telescópica siempre tiene que estar apretada a conciencia, porque sino puede darse un obvio y desagradable accidente al aflojarse durante la marcha: conviene por tanto ajustarlas o revisar su ajuste en cada parada o algo en el camino.

Durante las subidas suele ser más cómodo apoyarse en las correas o dragoneras incorporadas. Durante las bajadas, en la parte superior del bastón. Sin embargo, esto puede variar dependiendo del modelo de bastón, ya que algunos están pensados para usarse siempre con un agarre superior, por ejemplo, y por otro lado esto también depende del gusto o la costumbre del usuario.

- Llevar radios (walkies) y al menos un teléfono móvil, o satelital por grupo


Así como números de urgencias. Aunque se lleve apagado, un celular puede servir en caso de emergencia. Los teléfonos satelitales tienen la ventaja de tener cobertura en lugares donde los teléfonos móviles no tienen por ausencia de antenas cercanas, ya que captan su cobertura de satélites de comunicaciones al igual que los Gps. Por otra parte, las radios son útiles incluso en condiciones normales, para comunicarse entre los guías o entre diversos grupos a un costo mucho menor que el que tiene la telefonía celular.


Además, teléfonos móviles para contactar en caso de emergencia los participantes de la actividad en caso necesario, es recomendable disponer también de walkies-talkies para la comunicación entre los Guías o responsables de la salida (si existen) o entre miembros de grupos reducidos de forma económica y en tiempo real. En este caso las comunicaciones deben ser acordes a las normas de comunicación por radio. Es decir, concisa y breves para ahorrar batería y tiempo, a la vez que evitar confusiones o malentendidos. Para eso habrá que tener en cuenta el lenguaje estándar y además que la nuestra será una forma de comunicación pública, que puede escuchar cualquiera dentro del rango de cobertura y con un aparato configurado en la misma frecuencia de radio.

Las palabras o "voces" estándar más usadas en la comunicación con radiotransmisores, en orden alfabético, son las siguientes:

Afirmativo.
Aquí es / Es acá / Acá es.
Atención.
Cambio.
Cierro / Fuera.
Código.
Cómo me oye/escucha? = Me toma? / Me recibe? / Me tomás?.
Copio/Copiado.
Corto.
Deletreo.
Enterado.
Identidad.
Identifíquese.
Negativo.
Pasamos a.
Recibido.
Repita.
Repito.

En caso de utilizar el deletreo, debe usarse el Alfabeto Fonético Internacional, que es el siguiente (en caso de diferir con la forma de escritura, entre paréntesis escribimos su fonética, es decir, como suena al leerse):

A Alfa
B Bravo
C Charlie (charly)
D Delta
E Echo (eco)
F Foxtrop
G Golf
H Hotel (jostel)
I India
J Juliet
K Kilo
L Lima
M Mike (maic)
N November
Ñ Ñoño
O Oscar (óscar)
P Papa (pápa)
Q Québec
R Romeo
S Sierra
T Tango
U Uniforme (iuniform)
V Victor
W Whisky
X X-ray (Ecs-ray)
Y Yanqui
Z Zulu (zulú)

Hay que tener en cuenta que las baterías o pilas suelen descargarse con mayor rapidez o facilidad en climas fríos o si se exponen a bajas temperaturas. Si prevemos este tipo de condiciones climáticas, será necesario llevar baterías de reserva junto al cuerpo o un lugar donde se mantenga calientes durante la travesía.

- Llevar siempre un mapa de la zona, y brújula y/o GPS (si es posible)


Llevar siempre un mapa de la zona, y brújula y/o GPS (si es posible). No hay que confiar solo en los Guías (si existen). Cuantas más ayudas para la orientación contemos, tanto mejor. Por supuesto, vale aclarar que no sirve de nada llevar algo que no sepamos usar, o invertir en aparatos caros como GPS, brújulas electrónicas, etc., cuando sólo lo vamos a utilizar una vez cada varios años...

Así que primero, y ante todo, practique y aprenda sobre orientación y marcha.


Notas:

[1] En este caso nos referimos a cualquier actividad que implique, al menos en parte, el desplazamiento por tierra.

[2] Hay que tener cuidado de no pasarse cuando se sacan los caño interior de los bastones telescópicos, estando atentos al señal que marca (como en los asientos de bicicleta) el límite que se puede extender. De no hacerse así, podríamos romper el mecanismo, sobre todo en el caso de bastones que incorporan una amortiguación interna basada en un sistema de resortes o muelles.

Anafes, calentadores u hornillos de camping - Gas, combustible y multicombustible

Los anafes, calentadores, hornillos, cocinillas, infiernillos, camping gas, anafes portátiles o calentadores de camping [1] usados para cocinar al aire libre son cada vez más populares y accesibles para excursionistas, montañistas y otros amantes de los deportes de aventura y la vida en el medio natural. Elegir, comprar y usar un anafe portátil u hornillo implica, sin embargo, cierto conocimiento de los tipos y modelos disponibles en el mercado, las técnica de uso, precauciones, normas de seguridad y tareas de mantenimiento, todo lo cual nos ocupamos en este artículo de recopilar para usted.


Si bien una fogata puede reemplazar a un hornillo sin ningún inconveniente en muchos casos, en la actualidad y en la mayoría de los casos, no será posible ni deseable que un fuego tradicional con leña nos proporcione calor para cocinar o para evitar el frío al aire libre.

Los calentadores de camping, por tanto, se posicionaron en el mercado de equipo para actividades al aire libre como una solución para hacer posible cocinar durante ciertas salidas, o transformarlas en más versátiles los viajes a cualquier lugar del mundo, independientemente de las restricciones para hacer fuego o el tipo de combustible que se encuentre en la región que visitemos, dando nacimiento primero a los hornillos de gas, y más adelante a los que se conocen como anafe o cocinas de camping "multicombustible". En adelante contamos lo que necesita saber tanto para elegir y comprar un hornillo, como usarlo y realizarle el mantenimiento de forma segura.

INDICE

  • Elegir y comprar un hornillo 

  • Clases, tipos y modelos de anafes

  • Precauciones y normas de seguridad

  • Uso, transporte, limpieza y mantenimiento

  • Incrementando el poder calorífico de nuestro hornillo o calentador de camping 

Elegir y comprar un hornillo 

Algunas de las preguntas fundamentales que tendremos que responder antes de ir a comprar nuestra cocinilla portátil son las siguientes:

- ¿Será para usar durante actividades al aire libre en la ciudad o en un entorno natural más alejado de la civilización?

Contestar a esta pregunta va a determinar si elegimos un modelo aptos para usar incluso con gas de red, garrafas o bombonas grandes, de las que se consiguen en la ciudad o, por el contrario, si elegimos ya modelos pensados para usar combustible de menor tamaño, diseñados para ser portátiles.

- ¿Generalmente lo llevaremos con nosotros a cuesta (en una mochila, etc.) o lo transportaremos con nuestro vehículo?

De esto dependerá la importancia que le demos al peso y volumen de nuestro hornillo, lo que facilitará o dificultará su transporte si lo acarreamos con mochila. Si, en cambio, lo llevamos en un vehículo, priorizaremos sus prestaciones, incluyendo su robustez, pero no nos importará demasiado su peso o su portabilidad, pudiendo incluso usar un calentador que se añade a garrafas o bombonas de gas tradicional, recargables, normalmente de 3 o 4 kg.

- ¿Para cuántas personas pretendemos cocinar con nuestra cocina portátil?

Los calentadores portátiles están pensados para cocinar a una cantidad determinada de personas, lo que se traduce en una llama más o menos potente y en una superficie de soporte más o menos amplia para apoyar la olla, sartén, etc., pudiendo así calentar recipientes más o menos grandes. Normalmente los hornillos vienen preparados para cocinar comida para 2 o 4 personas, y aunque los hay más grandes, pensados para expediciones, son raros de encontrar porque en esos casos se prefiere llevar más de un hornillo o, directamente, una cocina de campaña con cocinero incluido (grandes expediciones de montaña al Himalaya, etc.).

- ¿Lo usaremos en montaña o en ambientes invernales?

En ambientes muy fríos y a más altitud, típicos de la montaña, los anafes se ven exigidos en cuanto a que precisan un mayor calentamiento, un sistema de bombeo eficiente si usan combustible líquido, etc. Si vamos a comprar un calentador para ser usado en alpinismo o andinismo todo esto debe ser tenido en cuenta y, en general, lo mejor en estos casos es comprar uno que sea robusto, pensado específicamente para soportar la vida exigente que implica una expedición, incluyendo además el uso de materiales que hagan que pese y ocupe lo menos posible.
Al mismo tiempo, en lugares de acampada expuestos, como los que suelen encontrarse en expediciones de montaña, por ejemplo, es interesante tener en cuenta la posibilidad de un sistema que proteja del viento, algo que añaden como accesorio algunos modelos.
En lugares con nieve, también se hace imprescindible una base para apoyar el hornillo, disponible también como accesorio si no queremos improvisar (por ejemplo, apoyándolo sobre una pala de nieve), ya que por su propio peso puede hundirse o desequilibrarse nuestro calentador, o también, al calentarse, derretir la nieve y caerse.

- ¿Lo usaremos en nuestra región o en otro lugar del mundo?

En algunos lugares del mundo es difícil encontrar repuestos de combustible para ciertos hornillos de gas, o cierto tipo de combustible líquido determinado. Si pensamos viajar mucho y por lugares diversos con nuestro hornillo, o bien queremos uno que sea lo más polivalente posible en cuanto a la fuente de combustible que pueda usar (para amantes de la supervivencia urbana o al aire libre, por ejemplo) debemos optar por un hornillo de gasolina o a combustible líquido, o por uno multicombustible, es decir, que pueda quemar tanto gas como combustible líquido. En cambio, si lo vamos a usar en regiones a donde podemos transportar nosotros mismos o comprar los repuestos de botellas o cartuchos de gas, recargar nuestra garrafa o bombona, etc., lo más normal es que un calentador a gas tradicional sea más práctico.

¿Vamos a usar el hornillo para salidas cortas o viajes largos?

Esto influirá en el tipo de combustible, tamaño y cantidad de repuestos que tengamos que llevar. Por ejemplo, en el caso de usar combustibles líquidos, además de comprar el calentador tendremos que comprar la botella para cargar el combustible, y la capacidad de la botella (0,5 litros, 1 litro, etc.) dependerá de cuán largo serán los viajes que hagamos sin posibilidad de recargarla. Lo mismo vale para los cartuchos o botellas de gas, porque los hay de distintos tamaños.


Clases, tipos y modelos de hornillos, infiernillos, anafes o calentadores de camping

 


Habiendo respondido a las preguntas de la página anterior, ya sabremos más o menos qué modelo de hornillo elegiremos entre los siguientes tipos o clases:

1) - Anafe u hornillo a gas convencional (GLP, mezcla butano / propano / isobutano, etc.)


La elección tradicional por excelencia si vamos a usar nuestro calentador en un camping más o menos cerca de la ciudad, ya sean los calentadores que se añaden a las garrafas tradicionales o lo que usan garrafas, cartuchos o botellas de gas más chicas y desechables. Es la opción menos contaminante y más fácil de manipular.

Como contra más destacable hay que mencionar que con muy baja temperatura (-15ºC o menos) es muy difícil que funcionen bien; y tampoco pueden transportarse sus cartuchos o repuestos en avión por las restricciones que hay para llevar botellas de gas en vuelo, lo que hace que tengan que comprarse los repuestos en el lugar del viaje, cosa a veces más cara, difícil de conseguir, etc.

1.1) - Anafe u hornillo a gas de alto rendimiento (GLP, mezcla butano / propano / isobutano, etc. con recipiente integrado y disipador de gas).


Marcas como Trangia o Jetboil ofrecen hornillos de alto rendimiento, debido a que el aparato integra también al recipiente, que se adapta perfectamente al hornillo, siendo un único sistema integral que, funcionando con un disipador de gas, aumenta muchísimo el rendimiento en comparación a los hornos de gas tradicionales, al evitar que se disipe tanto el calor. La contra de este sistema es que nada más se puede usar el recipiente incorporado, u otros recipientes proporcionados por la marca, pero no ollas, sartenes o recipientes convencionales.

1.2) - Micro anafe u hornillo a gas (GLP, mezcla butano / propano / isobutano, etc.).


Se diferencian de los convencionales en su tamaño y peso reducido y, por tanto, su extra portabilidad. Su contra es que no suelen ser recomendables para calentar ollas grandes, ya que tienen menos poder térmico y una base para apoyar recipientes relativamente chica. A su vez, suelen ser de constitución relativamente débil o delicada, comparados con los hornillos de tamaño normal.

2) - Hornillo o calentador a combustible líquido (quema gasolina industrial específica de la marca, bencina, gasolina o nafta para vehículos, alcohol, petróleo, parafina, queroseno o diesel, etc.)


En algunos países y regiones, conseguir gas para recarga, envasado, etc., es una tarea imposible. Pero, en cambio, se consigue fácilmente diversos tipos de combustible líquido como los mencionados. Los hornillos de gasolina, además, no tiene problemas a bajas temperaturas, a condición de contar con una bomba con la que se pueda inyectar aire a presión en la botella (algo normal actualmente en prácticamente todos los modelos).

Los hornillos de alcohol de quemar suelen venir en distintos modelos de pequeño tamaño pensados para uso en supervivencia (por ocupar poco espacio), y son una interesante opción para tenerlos para su utilización en emergencia como fuente de calor, aunque no para el uso diario en tareas de cocina de campamento por ser muy chicos, de baja capacidad y endebles. Por otra parte, el alcohol es un combustible que con el paso del tiempo, mientras está almacenado, se evapora más rápido que otros combustibles líquidos.

Por último, los hornillos de combustible liquido suelen ser la opción más económica, la mejor en cuanto a la relación precio-rendimiento: con un litro de gasolina refinada, por ejemplo pueden llegar a cocinarse las comidas de todo un día para dos personas.

3) - Anafe u hornillo multicombustible (funciona quemando tanto gas como combustible líquido, indistintamente).


Sin duda la solución más versátil son los hornillos "multifuel" o multicombustible, ya que con este tipo de cocina portátil podemos quemar gas o combustible líquido. Por supuesto, como es lógico, también es la opción más cara.

Dependiendo de la marca y modelo de calentador, este tolerará más o menos clases de combustibles líquidos. En todos los casos, sin embargo, se recomienda usar ciertos tipos de combustibles antes que otros en lo posible, ya que, dependiendo la clase de combustible será mayor o menor la necesidad de un precalentamiento, la eficiencia de la llama, la emisión de tóxicos perjudiciales para la salud, los residuos acumulados en el aparato y también mayor o menor el mantenimiento y limpieza del hornillo.

Por eso, en general, podemos afirmar que, siempre que sean tolerados por nuestro modelo de hornillo, hay que elegir usar combustibles en este orden:

A - Gas, ya sea GLP o gas licuado, etc. (de la marca o compatible): muy eficiente, no produce residuos, raramente necesita precalentamiento y, por tanto, casi no precisa mantenimiento. La primera opción si no lo vamos a usar trabajar a muy bajas temperaturas o mucha altitud.

B - Combustibles líquidos. Como ventaja cuenta con un recipiente (botella) único que puede volver a llenarse fácilmente si se lleva combustible a parte, a diferencia de los cartuchos o botellas de gas de un solo uso que tienen que ser recargados, descartados o desechados para su reciclaje en la ciudad y se tienen que acarrear de vuelta a la civilización. Entre estos combustibles tenemos a los los siguientes:

B.1 - Gasolina industrial, bencina, alcohol. etc. (de la marca o compatible): produce muy pocos residuos. Primera opción a elegir entre los combustibles líquidos, y primera si vamos a usarlo para derretir nieve a muy baja temperatura o cocinar a mucha altitud (montañismo, etc.), siempre que no se trate de un mini-calentador de alcohol, útil para dar calor en supervivencia, pero (como ya explicamos arriba) no muy útil para cocinar.

B.2 - Petróleo, queroseno, parafina, etc.: produce muchos residuos (hollín) y es difícil de precalentar, comparado con las opciones anteriores.

B.3 - Gasolina o nafta para vehículos sin plomo, combustible aeronáutico o para aviones sin plomo, etc.: genera vapores y humo perjudicial para la salud porque contiene aditivos y su combustión puede resultar cancerígena (al igual que sucede con la combustión emitidas por los vehículos), produciendo además muchos residuos.

B.4 - Diésel o gasóleo para vehículos: emite vapores y humo perjudicial para la salud porque contiene aditivos y su combustión puede resultar cancerígena (al igual que sucede con la combustión emitidas por los vehículos). Produce residuos y requiere un mayor precalentamiento que los otros combustibles. Última opción.

NUNCA USAR: gasolina o nafta con plomo, sus vapores y el humo resultante de su combustión es gravemente perjudicial para la salud.

4) - Accesorios.


Existen accesorios añadidos a nuestro hornillo que no van a cambiar mucho su rendimiento, pero quizás hacernos la vida más cómoda. Esto queda a gusto del consumidor.

Por ejemplo, una opción común que puede tener que elegirse es la de que nuestro calentador incorpore un encendedor piezoeléctrico, lo que permitiría encenderlo con una chispa generada por un botón, haciendo innecesario el uso de encendedores, mecheros, fósforos o cerillas. Sin embargo, en cualquier caso estos sistemas pueden fallar, por lo que siempre hay que llevar medios alternativos para encender nuestro hornillo.

Otros accesorios a tener muy en cuenta son: una funda de transporte resistente, un multiherramientas (para efectuar arreglos y mantenimiento), un para-viento o protector contra el viento, una base de apoyarlo sobre nieve, botella extra para transportar combustible liquido, cartuchos o botellas de gas de repuesto, aceite para lubricar la bomba en el caso de los hornillos de combustible líquido y boquillas de distintos tamaños en el caso de los calentadores multifuel.

Por supuesto, los recipientes y utensilios de cocina son un tema a parte que habrá que tener en cuenta teniendo en la mira la compatibilidad con nuestro futuro hornillo, salvo que se trate de un calentador de alto rendimiento que traiga el recipiente integrado.

Respecto de las marcas, mencionar que algunas de las marcas con más reputación son Primus, Coleman, Campingaz, Esbit, MSR, Brogas, Jetboil, Trangia, Doite, Pelam, etc. 


Precauciones y normas de seguridad


Listaremos las normas de seguridad y de precaución básicas para evitar accidentes usando un anafe, calentador u hornillo. Por supuesto, este listado incluye datos orientativos y básicos sobre seguridad que no pretenden ser exhaustivos, excluyentes ni precisos, ya que pueden variar (y normalmente variarán) dependiendo del hornillo utilizado. Siempre guíese en primera instancia por el manual de su cocina portátil, tomando las siguientes recomendaciones como las básicas que el sentido común indican para manejarse de forma prudente con este tipo de aparatos.

1) - Siempre revise que todas las juntas y conexiones del hornillo están apropiadamente selladas y sin daño antes de usarlo. Esto es especialmente importante en caso de usar gas. Para comprobar posibles pérdidas de gas NUNCA usar fuego, sino agua jabonosa, que indicará la pérdida al hacer burbujas (como cuando buscamos la pinchadura de una cámara de bicicleta). Las pérdidas de combustible líquido se verán a simple vista, como resulta obvio.

Ante cualquier duda por un funcionamiento defectuoso, no prenda el calentador. Si tras el chequeo encuentra cualquier deterioro, daño o fuga de combustible del aparato, no lo use. Si el hornillo funciona, aunque de forma anormal, descontinúe también su uso, encuentre y solucione el problema antes de seguir usándolo de acuerdo a las instrucciones de su manual. De no ser posible, llévelo a un técnico especializado antes de continuar usándolo.

2) - Usar el aparato UNICAMENTE al aire libre. Sí, sabemos que mucha gente lo usa adentro de tiendas de campaña y carpas, pero hacerlo implica un riesgo, tanto de incendio como de intoxicación por emisión de los gases de la combustión. Por esto mismo, los fabricantes recomiendan expresamente NO encender o utilizar nuestro horno adentro de cualquier lugar sin ventilación, incluyendo tiendas de campaña, carpas, vehículos u habitaciones.

3) - Cuando encienda el hornillo, ya sea de forma definitiva o para precalentarlo, procure no tener la cara ni ninguna parte del cuerpo justo sobre él, sobre la vertical de la hornalla o fogón, aunque sea a una distancia que parezca segura. Este es un error común que causa accidentes: el calor que sube puede causarle quemaduras, irritaciones oculares, etc., aunque no se trate de llama directa sino de humo o de gases calientes que siempre tienden a elevarse con rapidez. Esto parece obvio, pero es más habitual de lo que se cree olvidar esta obviedad con los calentadores de camping, por ser aparatos tan pequeños y portátiles que suelen estar al ras del suelo, algo que es raro que ocurra, por ejemplo, al prender cocinas normales (más altas), o al encender fogatas (porque estas se prenden progresivamente).

4) - Mantener el aparato lejos de cualquier material combustible, incluyendo paredes o techos, siendo las distancias prudenciales mínimas libre de objetos de aproximadamente 1,5 metros hacia arriba y de 1 metro a los costados, variando siempre en función de las recomendaciones dadas por la marca para su modelo de calentador de camping en concreto. Por supuesto, esto incluye mantener la fuente de combustible del aparato (botella o cartucho de gas, combustible líquido, etc.) lo más alejada posible del fuego. En particular, la manguera que los conecta al combustible no debe entrar en contacto con ninguna parte caliente de la hornalla, la estructura del hornillo, los humos de la combustión, etc.

5) - Colocar el aparato equilibrado sobre una superficie plana y estable. En caso de tratarse de un aparato plegable, prestar atención a su correcto despliegue, montaje y aseguramiento, sobre todo en el caso de las patas, para así asegurar un buen equilibrio. Si va a utilizar el hornillo en la nieve, como ya mencionamos, debe apoyarse la cocina portátil sobre una superficie intermedia que mantenga la estabilidad sobre el manto nivoso, evitando que se derrita con el calor (una chapa de metal, una pala de nieve, una losa de piedra, etc.).

6) - Realice cualquier colocación, recarga o cambio de repuestos de combustible en lugares al aire libre y lejos de cualquier llama (estufas eléctricas, llamas piloto de calefones o calderas, cigarrillos encendidos, etc.) y lejos de otras personas.

7) - Al igual que sucede con cualquier fuego, siempre mantenga controlado el camping gas mientras esté prendido.

8) - No deje al fuego ollas u otros recipientes vacíos, o hirviendo hasta que queden vacíos. Pueden ser causa de incendio o de que se estropee nuestro aparato.

9) - NUNCA transporte el hornillo encendido. Espere que se enfríe para manipularlo o moverlo, teniendo en cuenta sus partes calientes al agarrarlo.

10) - NUNCA UTILIZAR gasolina o nafta con plomo, sus vapores y el humo resultante de su combustión es gravemente perjudicial para la salud.

11) - En hornillos de combustible liquido o multicombustible, NUNCA llenar la botella de combustible líquido más allá de la línea que marca el máximo.

12) - En hornillos de combustible liquido o multicombustible, NUNCA transporte la botella conectada al aparato, sino por separado y tapada de forma apropiada.

13) - En hornillos multicombustible: cerciórese de que la manguera está libre de combustible líquido cuando pase a usar gas, es decir, purgue el combustible de la manguera antes del cambio de uso de líquido combustible a gas (ver procedimiento más adelante en el punto "Uso, transporte, limpieza y mantenimiento - c) - Hornillos de combustible líquido"). Verificar también que la manguera no se retuerza durante su uso o sufra desgates mecánicos (apoyarle encima objetos, pisarla, etc.).

14) - Mantener la limpieza del nuestro anafe es fundamental para evitar accidentes o malfuncionamientos de nuestro calentador. Para más detalles, ver apartado siguiente. 


Uso, transporte, limpieza y mantenimiento


Al usar calentador de camping hay que cuidar que no reciba golpes o caídas, también durante su transporte, ya que su constitución suele ser delicada. Por eso es recomendable transportarlo en una funda resistente y en un lugar protegido.

Al manipular el hornillo, hay que tener en cuenta que habrá partes calientes mientras esté encendido e incluso después, hasta el momento de enfriarse. Esto es una obviedad, pero nunca viene mal recordarlo. Ciertas partes están pensadas para mantenerse más frías y pueden ser usadas como asas, aunque deben estar diseñadas específicamente para ello si no queremos dañar el aparato.

Las cocinas de campaña, como su nombre lo indica, están pensadas principalmente para cocinar dentro de un recipiente y/o, en su defecto, para proporcionar calor. No se recomienda usarlas, por tanto, para cualquier uso distinto a este, so pena de estropear el aparato o causar un accidente.

Cuando no use el anafe, ya sea para su transporte o para su almacenamiento por un tiempo prolongado, desconecte la manguera que une la pieza central a la fuente de combustible (botella de combustible líquido, cartucho de gas, etc.). Guarde y/o transporte los repuestos de botellas de combustible en lugares secos, alejados de fuentes de calor y/o humedad.

Al usarlo, la manguera de conexión tiene que estar siempre extendida todo lo posible y sin contacto con el hornillo más allá de su punto de conexión.

Deben limpiarse la o las boquillas usadas en nuestro calentador periódicamente, sobre todo y con más frecuencia si se usa combustible líquido, porque este dejará más residuos que la quema de gas. Esto puede hacerse, dependiendo el modelo, con la boquilla puesta o debe desarmarse primero, usando para la tarea una aguja de limpieza especifica o (en su defecto) una aguja de coser común o alfiler. Luego de haber desarmado y/o limpiado el aparato, hay que volver a corroborar que no existen pérdida de combustible antes de usarlo.

Si usamos nuestra cocina portátil habitualmente con combustible líquido y, más aún, si este es de mala calidad o de los menos recomendados, hay que limpiar también de vez en cuando el husillo de la válvula de regulación o ranuras de la boquilla.

Todas estas operaciones pueden realizarse con la multiherramientas proporcionada por el fabricante de nuestro hornillo y de acuerdo a sus instrucciones específicas, por lo que no tiene sentido que nos extendamos sobre ello aquí ya que deberá leerlo en su manual.

Los filtros internos de combustible que incorpore el aparato raramente precisan de mantenimiento. En caso de obstruirse siendo necesario cambiarlos, podemos hacerlo por nuestra cuenta luego de adquirirlos en el fabricante, pero limpiarlos no es algo que los manuales de los hornillos contemplen normalmente como posible.

Las siguientes son algunas normas de uso básicas y particulares para los diversos tipos de hornillos más comunes que hay en el mercado actualmente:

a) - Hornillos de gas


- Mantener cerradas todas las llaves durante la colocación de una botella de gas y mientras el hornillo esté apagado.

- Siempre mantener la botella o cartucho de gas vertical, parado de acuerdo a las instrucciones del fabricante, y sobre todo durante la colocación de la válvula de nuestro hornillo.


- Al enroscar la válvula, hacerlo comprobando que no se deforma la rosca y sin apretar excesivamente. Controlar que queda bien colocada: prestar atención al olor o, en su defecto, comprobar al aire libre con agua con jabón la presencia de burbujas (fuga de gas) en las juntas del aparato (ver "Precauciones y normas de seguridad", punto anterior). Ante la duda, no encenderlo.

Antes de encenderlo, abrir primero la válvula de cierre y después la de regulación, en ese orden, pudiendo regular la llama con una o ambas, de acuerdo a las instrucciones del fabricante.

Para apagar el hornillo, cierre primero la válvula de cierre y espere a que se apague, para finalmente cerrar la de regulación.

b) - Hornillos de combustible líquido


- Como ya mencionamos en las normas de seguridad: NUNCA llene la botella de combustible líquido más allá de la línea que marca el máximo.

- Al enroscar la válvula en la botella de combustible líquido, hacerlo comprobando que no se deforma la rosca al enroscarse de forma oblicua por error y sin apretar excesivamente. Controlar que queda bien colocada: prestar atención a posibles manchas o goteos de combustible.

- Realizar los bombeos necesarios en la botella (solamente posible si incluye bomba de combustible, dependiendo el modelo) en la cantidad indicada por el fabricante del anafe, y los cuales podrían variar (a más) dependiendo de la cantidad de combustible que tenga la botella y a medida que disminuya.

- Dependiendo de la marca y el modelo, para "encender" (abrir) la válvula de paso (activar la comunicación de la botella de combustible, a través de la manguera, con el hornillo) hay que mantener la botella acostada de un lado hacia arriba, y para "apagarla" (cerrarla) ponerla con el lado opuesto hacia arriba, girada 180º respecto de la posición de encendido. Normalmente estos lados están claramente indicados en la válvula con las palabras "ON" y "OFF" respectivamente, o similares, y cuando se puede leer esta indicación hacia arriba es cuando está tal como indica ("encendido" o "apagado").

- Los hornillos alimentados con combustible líquido precisan de un precalentamiento antes de encenderse, a diferencia de los de gas [2]. Antes de iniciar dicho precalentamiento, lo mejor es tener el hornillo protegido del viento en la medida de lo posible. A continuación explicamos los pasos básicos para precalentar un hornillo a combustible líquido.

Abrir primero la válvula de cierre y después la de regulación (que puede ser un botón), en ese orden, y dejando unos segundos (de acuerdo a las instrucciones del fabricante) que fluya el combustible en el hornillo sin encenderlo todavía. Luego, cerrar la válvula la válvula principal o botón de regulación. Si se usa petróleo o similar, hay baja temperatura, mucho viento, etc., es posible que se necesite más combustible para el precalentamiento debido a la pérdida de calor producida por el medio ambiente, por lo que debe dejarse más tiempo abierta la válvula (siempre de acuerdo al manual de nuestro modelo de hornillo).

Es momento de controlar nuevamente que no haya fugas de combustible por ninguna parte del sistema, desde la botella hasta el calentador. Si todo está bien, encender el combustible que se encuentra en la parte del hornillo destinado al precalentamiento, dejándolo prendido durante aproximadamente 40 segundos (para combustible de la marca o gasolina específica para el modelo) o más tiempo (para petróleo, diésel, etc.), sobre todo si la temperatura es baja, hay viento que "robe" el calor, etc. (para datos sobre el tiempo más específicos, siempre guíese por las indicaciones del fabricante).

Pasado este tiempo y antes de que el combustible se apague del todo, abrir despacio la válvula de regulación hasta lograr una llama estable. Si la llama es amarilla y no estable, puede ser debido a la falta precalentamiento [3], para lo cual se puede cerrar un poco el botón de regulación, esperando que mejore (se transforme en una llama azul y estable), dejando entonces que queme a baja potencia para terminar de calentarse antes de subir la llama. De no ser así, habrá que apagarlo y empezar otra vez todo el procedimiento cuando que se haya enfriado el hornillo, y esta vez usando más combustible (dejando más tiempo abierta la válvula al comienzo del proceso) para logar un mayor precalentamiento después.

- Para apagar un hornillo que quema combustible líquido, primero hay purgar el combustible de la manguera. Esto se logra al colocar la botella en posición de "OFF" (según el fabricante) y cuando el fuego se apague (empieza a salir aire sin combustible) cerrar la válvula de cierre y, por último, el botón o válvula de regulación, igual que se hace con un hornillo a gas.

Si el modelo de botella de combustible que usamos incluye una bomba de combustible para aumentar la presión, puede que esta no funcione. En ese caso, se puede desarmarla y verificar el émbolo de cuero de su punta, ya que su mecanismo es similar al de cualquier inflador o hinchador de ruedas de bicicletas, pelotas, etc.: hay que extenderla si se dobló y/o lubricarla con aceite que proporciona el fabricante o, si no se posee, con aceite minera o con saliva. También se puede desenroscar y lubricar el vástago de la bomba en los modelos que lo permitan. Si esto no resuelve el problema, habrá que chequear la válvula de retención y limpiarla tras su desarmado.

c) - Hornillos multicombustible o multifuel


- Evidentemente, todo lo dicho arriba, por separado, respecto de los sistemas de calentadores de gas y de combustible líquido, se aplica también a los hornillos multicombustible, que no son ni más ni menos que un tipo de calentador que tiene la posibilidad de usarse con ambas clases de combustible. Sin embargo, hay algunas particularidades propias de los "multifuel" que pasamos a aclarar.

- Verifique que el calentador tiene colocada la boquilla adecuada para el tipo de combustible que va a usar. Las boquillas son las piezas del aparato que permiten el paso de cierta cantidad de combustible y aire por un orificio de determinado diámetro, el cual varía dependiendo del tipo de gas o combustible líquido de que se trate. Los hornillos multifuel traen distintas boquillas, que hay que cambiar dependiendo del tipo de combustible que se vaya a utilizar. Si usamos la boquilla incorrecta, el hornillo no funcionará o quemará mal (llama vacilante o amarilla, etc.).

- Como ya mencionamos, cerciórese de que la manguera está libre de combustible líquido cuando vaya a usar gas. Porque si hubiera combustible líquido en la misma al cambiar de líquido a gas, podría surgir una llamarada peligrosa al encender el hornillo.


Notas:

[1] En este artículo usamos como sinónimos intercambiables los términos "hornillo", "calentador", "calentador de camping", "anafe", "anafe de camping", "anafe portátil", "cocinilla", "cocina de campamento", "camping gas", "horno", etc., teniendo en cuenta las distintas formas de llamar a este aparato dependiendo de la región de hispanoamérica de que se trate.
[2] A veces es necesario incluso precalentar hornillos de gas, cuando las condiciones meteorológicas no acompañan (tiempo muy frío o ventoso, etc.)
[3] La llama amarilla y vacilante puede ser debido a otras causas a parte de la falta de precalentamiento del hornillo. Leer al respecto el artículo "Incrementando el poder calorífico de nuestro hornillo o calentador de camping" para más datos.

Rafting: nociones básicas de seguridad y remado

Para practicar rafting por primera vez, o hacerlo en cualquier caso y a cualquier nivel con cierta seguridad, es preciso conocer (primero teóricamente, y después en la práctica) ciertas normas que se aplican para evitar caer al agua, usar correctamente los remos y saber cuál es el procedimiento de auto-rescate a seguir en caso de caer accidentalmente al agua. Por eso aquí explicamos lo básico para practicar rafting con un mínimo de seguridad.


Rafting en el río atuel (San rafael, Mendoza, Argentina).

Sea del nivel que sea el río que descendamos haciendo rafting, la posibilidad de que nos caigamos al agua existe. Por eso lo primero que hay que saber es cómo enfrentar este hecho de antemano, con la indumentaria exigida en estos casos: chaleco salvavidas y casco.

  • Auto-rescate en caso de caída al agua
En caso de caída, hay que seguir un sencillo procedimiento para realizar un auto-rescate o facilitar el rescate por parte de terceros que quedaran en el bote:

1 - Intentar ante todo mantenernos agarrados del bote, el cual por lo general llevará unas cintas a los costados para ese fin. En cualquier caso, si tenemos un remo, nunca hay que soltarlo, porque puede servirnos para flotar mejor. Existe una técnica específica para subir a los botes hinchables o inflables y de otro tipo, pero no es sencilla ni intuitiva si uno no la practicó antes, así que en estos casos hay que esperar que a uno lo "icen" desde adentro del bote, agarrándolo del chaleco salvavidas.

2 - Si no logramos agarrarnos al bote tras la caída, por no estar al alcance de nuestra mano el bote, hay que intentar usar el remo como una extensión del brazo, estirándolo hacia los compañeros que queden en el bote para que nos puedan subir a bordo. Si incluso así no llegamos, nuestros compañeros de abordo pueden a su vez estirar sus remos hacia nosotros, para enganchar ambos remos por la parte del mango en "T". Por eso es muy importante agarrar el remo del lado de la pala en estos casos, extendiendo el mango en "T" hacia el bote.

3 - Si las maniobras anteriores resultan imposibles, hay que adoptar una postura que evite que lastimemos si chocamos con rocas que pudiera haber en el fondo del río, o que sobresalgan de la superficie, mientras seguimos siendo arrastrados por la corriente. Para eso la postura idónea es ir con los pies estirados adelante en la dirección en la que va la corriente del río, y los brazos cruzados sobre el pecho manteniendo el remo o (si no lo tenemos o lo perdimos) en lo posible estirados también hacia adelante (aunque los usaremos para controlar nuestra dirección y mejorar la flotabilidad también). En caso de chocar con una roca, la flexión de tobillos y rodillas (que no deben ir rígidos) amortiguarán nuestro impacto y nos posibilitarán cambiar de dirección.

4 - En caso de no poder subir al bote, esperaremos en la postura comentada anteriormente a que el guía cruce el mismo por delante nuestro, y así poder intentar el procedimiento que explicamos en los 2 primeros pasos.

5 - Si lo anterior no es posible, o todos los miembros de la tripulación cayeron al agua y el bote baja sin control a la deriva, hay que intentar salir nadando. Para eso hay que esperar una zona del río en la que no haya rápidos, y nadar a favor de la corriente pero en diagonal a la misma, para así alcanzar una de las orillas.

  • Nociones básicas de remado y manipulación de remos
El remar correctamente no sólo hará que avancemos de forma más eficiente, sino que evitará que nos lesionemos al realizar esfuerzos desproporcionados por tener un desconocimiento de la técnica básica, y que descoordinemos con nuestros compañeros (por cansancio o no conocer las ordenes básicas del guía) las remadas, aumentando la posibilidad de accidentes, por eso las incluimos en este artículo sobre seguridad (en este caso, autoprotección).

En este sentido, lo primero que hay que tener en cuenta es que los que reman, además de ir sentados en los bordes del bote en cuestión (normalmente neumático), tiene "anclados", enganchados los pies abajo del flotador exterior y/o de una partes que sobresalen del suelo de la embarcación, pensadas específicamente para eso ("footstraps"). Enganchados de forma correcta con ambos pies, las posibilidades de caerse disminuyen en gran medida.

Una vez aprendimos a agarrar correctamente los remos (con una mano sobre el mango "T", y otra a unos 5 o 10 cm de la pala) hay que tener en cuenta que para remar hacia adelante hay que estirar ambas manos y clavar la pala casi hasta su base (donde se junta con el mango) y luego dejar la mano del lado del bote como punto de pivoteo, y traccionar con la mano de lado del agua, al tiempo que "pecheamos" (bloqueamos los músculos del pecho y brazo) con el brazo con el que agarramos la "T".

Al remar hacia atrás los papeles se invierten: se tracciona con la mano de lado del bote, y se deja como punto fijo pivotante la mano del lado del agua. Cuando el guía da la orden de "alto", el remo tiene que descansar sobre nuestras piernas, sin soltarlo para nada, para estar listos rápidamente ante la orden "adelante" o "atrás" (o la que use el guía para indicar remar hacia adelante o remar hacia atrás) y también tendremos los remos en reposo de esta forma para evitar accidentes.

Como ya mencionamos, nunca hay que soltar los remos por otra razón: si nos caemos, son un elemento de flotabilidad y una extensión de nuestro brazo que podría ayudar mucho a nuestro rescate.

Normas de seguridad para la práctica de ciclismo

 Tanto en las modalidades de ciclismo de ruta o de carretera, como en alguna de las múltiples variantes del ciclismo de montaña, bicicleta de montaña o mountainbike, podemos hablar de ciertas normas básicas comunes que mejoran nuestra seguridad y la de otras personas, vehículos o bicicletas que podemos cruzarnos en nuestro camino.

 

Normas de seguridad en ciclismo y bicicleta.
Normas de seguridad en ciclismo y bicicleta.

En seguridad en ciclismo, como en cualquier otra actividad al aire libre, podemos dividir las recomendaciones en dos: aquellas que afectan a la seguridad grupal y que deben evidentemente ser respetadas cuando se sale a andar en grupo; y aquellas que afectan a la seguridad individual, y que son responsabilidad de cada uno, se viaje en grupo o no. 

 Las recomendaciones de las que hablaremos se aplican a la circulación en bicicleta en lugares de tránsito público por necesidades de transporte diario, o por el propio placer de moverse en este fantástico medio. Es decir, por recreación u ocio, no en actividades competitivas realizadas en circuitos o trazados cerrados, donde las reglas que valen son aquellas determinadas por la propia disciplina deportiva (vueltas ciclistas, trial, descensos o down hill, BMX, etc.). 

1) - Seguridad en grupos ciclistas

- Respetar las normas de circulación de vehículos y vialidad.
- Mantener la distancia de seguridad.
- Desplazarse preferiblemente en fila india.
- Evitar adelantamiento o actividades competitivas en ciclismo recreativo.
- Avisar antes de frenar.
- Avisar de la presencia de obstáculos y vehículos.
- Ceder el paso a caminantes, senderistas y montañistas.
- Programar el recorrido en función del tiempo de luz natural disponible.
- Prever lugares de descanso y reaprovisionamiento de agua.
- Ir en grupos con al menos dos Guías.
- Parar en las bifurcaciones de caminos (y consecuencias).
- Pedalear con la boca cerrada.
- No excederse al elegir el nivel físico o técnico del recorrido.
- En rutas y travesías al aire libre, llevar medios de comunicación y orientación.
- Llevar un botiquín de primeros auxilios.
- Hidratarse y comer adecuadamente, antes y durante el recorrido.

2) - Seguridad individual al andar en bicicleta

- El casco de ciclismo.
- El calzado del ciclista.
- La ropa o vestimenta del ciclista.
- Los gafas o anteojos de ciclismo.
- Los guantes para andar en bicicleta.
- El botiquín para la práctica de ciclismo.
- Las herramientas para ciclismo.
- La técnica de frenado en ciclismo.
- La técnica de ascenso en ciclismo.
- Señalización de seguridad en ciclismo.

1) - Seguridad en grupos ciclistas

 

- Respeto de las normas de circulación de vehículos y vialidad en ciclismo


Dependiendo el país en el que nos movamos con nuestra bicicleta, pueden existir ciertas normas de tránsito o de tráfico (normas de circulación vial) que se apliquen a los ciclistas que circulan por rutas, calles o carreteras pavimentadas específicamente. Es nuestra obligación conocer dichas normas, aunque (o sobre todo) cuando seamos extranjeros, viajeros o turistas de paso.

Como siempre, "el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento", y normalmente en casos como estos reduce la posibilidad de accidentes. Como visitantes, tenemos que adaptarnos a la costumbres y normas locales, y no a la inversa.

Como generalidad, podemos decir que en los países que tienen normativas para regular la actividad ciclista por calles y rutas asfaltadas, suelen respetarse a los ciclistas que van en grupo, en "pelotón", ocupando parte de la calle. Es decir, que en ese caso el grupo de ciclistas debe ser considerados por los conductores de vehículos motorizados como un todo a todos los efectos de circulación, como otro vehículo.

- Mantener la distancia de seguridad en ciclismo

Al igual que sucede con cualquier vehículo a motor, cuando se pedalea en grupo hay que mantener una cierta distancia de seguridad respecto del ciclista que va adelante nuestro. Esta distancia será al menos del tamaño de 1 bicicleta, y mayor cuanto mayor sea la velocidad a la que nos desplacemos con el grupo.

La experiencia rodando, cayendo o viendo caídas, nos irá enseñando cuál es la distancia idónea para, en caso de que nuestro compañero haga una maniobra brusca o pierda el equilibrio, poder esquivarlo sin provocar una caída de nosotros mismos, o un choque en cadena.


- Ciclismo y desplazarmiento en fila india


Es mejor desplazarse en fila india siempre que sea posible, sobre todo en rutas pavimentadas y pistas forestales (y, por razones obvias, también en pequeñas sendas donde no haya otra posibilidad). Y a su vez, es mejor hacerlo siempre por la derecha.

Moviéndonos de esta forma, dejamos libre el resto de la ruta para que cualquier vehículo nos adelante si es necesario, cosa que no sería mucho más dificultosa si avanzamos en paralelo o en pelotón. Al mismo tiempo, hay menos riesgos de atropellar a un senderista o caminante que circule por la misma calle ya que nos moveremos como "uno solo" afectos prácticos.

Además, desde el punto de vista de la ecología, moverse en fila india es mucho menos impactante para el medio ambiente, si resulta que transitamos por una ruta que transcurre por un suelo y o un entorno natural.

- Adelantamientos y actividades competitivas en ciclismo recreativo


En grupos que salen a andar en bicicleta para disfrutar del paisaje y/o de la propia actividad por lugares naturales, o también por calles o rutas con atractivos culturales (arquitectónicos, artísticos, etc.), es decir, haciendo cicloturismo o ciclismo recreativo, las actividades competitivas no sólo no tienen sentido, sino que pueden constituir un riesgo para la seguridad de todo el grupo ciclista.

El intentar adelantar a otro/s, por ejemplo (ya sea por iniciativa propia, o para "medir fuerzas" en un juego entre más de uno), implica salirse de la fila india o romper el pelotón, y por lo tanto un mayor riesgo de atropello para transeúntes o de chocar con otros vehículos que vengan de adelante o de atrás. Lo que en carreras ciclistas sería "una escapada" y es relativamente normal, en actividades de ocio o cuando la bicicleta es un simple medio de transporte, se transforman en un riesgo que podemos evitar fácilmente al no desplazarnos en paralelo o con pérdida de control. Porque llega un momento en que a mayor velocidad, menor control es el control de la bicicleta (y de cualquier vehículo, para el caso).

El que va en un grupo como estos que no tienen por objetivo el entrenar, competir o mejorar el rendimiento físico, sino el disfrute de la actividad ciclista, tiene que tener bien claro que las actitudes competitiva tales como querer ir primero, adelantar al Guía, llegar antes, no parar en las bifurcaciones, rodar lenta y tranquilamente o hacer descansos no encajan, molestan a los demás y atentan contra el grupo y la actividad que se pretende desarrollar.

El que quiere entrenar o buscar el rendimiento, lo lógico es que lo haga dentro de grupos que tengan ese objetivo, dejando a cada uno disfrutar con la actividad que le gusta.

- Grupos ciclistas: Avisar antes de frenar


Las bicicletas no tiene (al menos por el momento...) luces de freno que nos indiquen cuando están por parar, tenemos que verlo con nuestros propios ojos, y ese es otro de las razones por las que hay que mantener una distancia mínima de seguridad. Por eso es muy conveniente establecer señales que indiquen al compañero que nos precede de que estamos disminuyendo la velocidad, sobre todo cuando vamos a detener la bici totalmente en una distancia muy corta (frenada brusca).

El guía del grupo ciclista es el que tiene que establecer estas señales, y dejarlas bien claras antes de comenzar la salida. Señales típicas que se pueden adoptar son, por ejemplo, levantar una mano con la palma abierta o con el puño cerrado cuando se quiere indicar que hay que frenar.

También es recomendable, al frenar, siempre por defecto (por costumbre) tirarse a la derecha. Así evitamos la posibilidad de que autos, coches, camiones, camionetas, 4x4 o cualquier otro tipo de vehículo que no hayamos visto venir por atrás nos lleve por delante.

- Ciclismo en grupo: Avisar de la presencia de obstáculos y vehículos


Esta regla es obvia y se aplica sobre todo al Guía del grupo que encabeza la marcha, que es el que tiene que hacerla valer en principio. Cuando los obstáculos son fijos pero no lo suficientemente obvios (piedras o rocas filosas, canaletas que pueden bloquear las ruedas causando caídas, zanjas profundas pero poco evidentes, etc.), debe avisarse de ellos a los que nos siguen, y esquivarlos marcando la ruta correcta a seguir.

El Guía también tiene que advertir (decir "¡coche!", "¡auto!", "¡vehículo!" o como fuere) si observa que se acerca un vehículo a motor, un grupo ciclista, un grupo de personas, etc. Ya sea que este obstáculo móvil se acerque en sentido contrario o en el mismo sentido, de frente o por una calle o camino lateral, etc., pero siendo evidente que vamos a cruzarnos con ella en breve. Este aviso tiene como sentido el que los ciclistas del grupo reaccionen pegándose a la derecha del camino, y guardando una estricta fila indica con su respectiva distancia de seguridad. En algunos casos (cuando se cruza a grupos de personas, sobre todo en los descensos) implica también disminuir la velocidad para evitar accidentes o atropellos.

Otras veces, los obstáculos serán peligrosos en cuanto a la alta posibilidad de producir pinchazos o pinchaduras (zarzas o plantas espinosas en el camino, por ejemplo). En esos casos es mejor que el Guía primero frene al grupo, se baje de la bicicleta, y pierda algunos minutos despejando el camino de pinches y espinas, antes que perder mucho más tiempo arreglando unos metros más adelante media docena de gomas pinchadas.

La advertencia inicial del Guía ante obstáculos y vehículos debe ser "pasada", repitiéndola en voz lo suficientemente alta como para que nos escuche nuestro compañero de atrás, para que éste a su vez pueda pasar la voz al que lo precede y se entere todo el grupo antes de llegar al obstáculo o cruzarse con el vehículo, vehículos, persona o grupo de personas en cuestión.

- Ciclismo: ceder el paso a caminantes, senderistas y montañistas


Como regla general de sentido común, todo vehículo que se mueve a mayor velocidad que otro, debe disminuir su velocidad para evitar accidentes en actividades a aire libre, en este caso, las bicicletas a las personas que van a pie o a caballo.

Cuando andamos en bicicleta en la montaña, si nos cruzamos con personas o grupos de personas caminando o cabalgando, tanto en de frente como si van siguiendo nuestro mismo camino y las superamos, tenemos que tener en cuenta lo siguiente para evitar accidentes o molestias innecesarias:

1) - Disminuir la velocidad con suficiente antelación (no colear o derrapar). La de todos, si nos movemos en grupo, usando la seña convenida para avisar esto (ya sea una palabra como "¡gente!" o un gesto, por ejemplo).
2) - Avisar de nuestra presencia a los transeúntes, sobre todo si no nos ven venir de frente. No hacerlo a gritos si se trata de un grupo a caballo.
3) - También siempre hay que avisar de nuestra presencia y reducir la velocidad ante curvas pronunciadas o muy cerradas (sobre todo si vamos solos, primeros en un grupo o de Guía principal, adelante), porque puede que haya caminantes del otro lado, pero no los veamos hasta no doblar la curva, y que sea demasiado tarde para que ellos puedan esquivarnos o viceversa.
4) - Pasar por al lado de los caminantes en fila india y pegados a la derecha del camino, dejando espacio suficiente para no molestarlos. Si van a caballo, no gritar, y tratar de no hacer movimientos bruscos ni ruidos fuertes, para no asustarlos con fatales consecuencias para los jinetes.
5) - Si el camino no es lo suficientemente ancho para que transitemos nosotros con nuestras bicicletas y los senderistas, montañistas, caminantes o jinetes, tendremos que bajarnos de la bicicleta, salirnos del camino y cederles el paso.
6) - Y por supuesto, saludar a nuestro paso. ;-)

- Por seguridad, en actividades al aire libre: Programar el recorrido en función del tiempo de luz natural disponible


Evidentemente, salir al aire libre sin tener en cuenta que allí la iluminación artificial es un medio limitado, y la mayor parte del tiempo inexistente, es cometer un error típico de ciudadano no acostumbrado al campo que hay que evitar. El caso extremo en donde la luz es absolutamente imprescindible lo constituyen las actividades espeleológicas, no exactamente al aire "libre", pero sí actividades en el medio natural.

Pero sin llegar a estos extremos, en cualquier otra actividad de multivamentura, cuando el sol se pone la luz la tenemos que poner nosotros...ya sea en forma de linternas en nuestras bicicletas, en nuestras manos o en nuestras cabezas, ya sea en forma de fogata, fogón u hornillo, pero no podemos confiar en que la Luna nos ilumine (aunque muchas veces lo hará, si las nubes lo permiten).

Por cuestiones de seguridad por tanto, siempre hay que planificar los itinerarios para salir y llegar de día a nuestro destino. Cuando se trata de actividades de más de un día en las que haya que preparar un campamento para pasar la noche, esto es más necesario todavía, ya que se precisará de algunas horas de luz extras para poder organizar dicho campamento para dormir, prender el fuego y/o cocinar según el caso.

Pero incluso en salidas de un día (y precisamente en salidas de un día) subestimar las horas de luz disponibles suele ser una de las principales causas de emergencias: al irse la luz, nos perdemos "en medio de la nada", empieza a hacer frío y resulta que no llevábamos más que ropa "para caminar de día", no tenemos linterna, etc... Si resulta que llevamos un grupo, la cosa se complica, porque seremos responsables de un incidente simplemente por no haber anticipado algo tan obvio como que el sol se oculta cada unas cuantas horas... Si estamos en un grupo y nuestros "Guías" hacen algo como esto por simple desidia y no por cuestiones puntuales que no pudieron prever (por ejemplo, un accidente los retraza) lamentablemente comprobaremos de la peor manera que no elegimos a los Guías adecuados...

Por cuestiones de seguridad por tanto, siempre hay que planificar los itinerarios para salir y llegar de día a nuestro destino. Cuando se trata de actividades de más de un día en las que haya que preparar un campamento para pasar la noche, esto es más necesario todavía, ya que se precisará de algunas horas de luz extras para poder organizar dicho campamento para dormir, prender el fuego y/o cocinar según el caso.

Pero incluso en salidas de un día (y precisamente en salidas de un día) subestimar las horas de luz disponibles suele ser una de las principales causas de emergencias: al irse la luz, nos perdemos "en medio de la nada", empieza a hacer frío y resulta que no llevábamos más que ropa "para caminar de día", no tenemos linterna, etc... Si resulta que llevamos un grupo, la cosa se complica, porque seremos responsables de un incidente simplemente por no haber anticipado algo tan obvio como que el sol se oculta cada unas cuantas horas... Si estamos en un grupo y nuestros "Guías" hacen algo como esto por simple desidia y no por cuestiones puntuales que no pudieron prever (por ejemplo, un accidente los retraza) lamentablemente comprobaremos de la peor manera que no elegimos a los Guías adecuados...

En todos los casos hay que tener en cuenta también que no siempre la hora en que nos quedemos sin "luz útil", coincidirá con la hora que se pone el sol en esa época del año. A veces la luz útil puede extenderse un poco más, gracias a cierta "resolana" que predomina en los días claros, o en lugares nevados. Otras veces será al contrario, al estar en lugares como valles, o cerrados por el oeste con altas montañas, la luz se irá mucho antes de que el sol se haya puesto en el horizonte "teórico". La experiencia en una región o zona geográfica determinada nos dirá cual es horario en que la luz ya no nos servirá para seguir caminado, pedaleando, andando a caballo, ascendiendo, escalando, bajando un río, levantando un campamento, buscando leña, haciendo nudos, esquiando, surfeando, etc. Pero siempre hay que considerar que en días nublados todos estos parámetros pueden cambiar, así que habrá que estar atento a la meteorología.

Evidentemente, en invierno las horas de luz disponibles serán menos, y por eso (además de por el frío) las actividades al aire libre no son tan populares en épocas invernales, exceptuando los deportes de invierno en situaciones controladas (esquí alpino en pista o snowoard, por ejemplo), o las que hacen aquellas personas que gustan del frío y los sacrificios (montañistas, esquiadores de fondo, alpinistas, escaladores en hielo, etc.). Estos últimos muchas veces planifican sus actividades dando por supuesto que empezarán o terminarán sin luz natural, y por lo tanto llevan los medios de iluminación necesarios para poder disfrutar de su deporte.

- Por seguridad, en actividades al aire libre: Prever descansos y reaprovisionamiento de agua


Como ya dijimos en más de una oportunidad, disponer de agua es imprescindible. Pero muchas veces encontraremos agua potable durante el camino, y por lo tanto tendremos que programar nuestras paradas, tanto para juntar agua como para descansar, al menos en esos puntos (de abastecimietno de agua) de forma obligada (así matamos dos pájaros de un tiro).

Esto no es excusa para no llevar siempre una resera de agua personal. Esos lugares, por lo tanto, tienen que tomarse como lugares para "reaprovisionar" nuestras reservas de agua; no simplemente para tomar agua y seguir el camino sin llevar reserva alguna del líquido elemento.


Además, hay que considerar que (por muy potable que sea) el agua natural no le cae bien al estómago de muchos ciudadanos no acostumbrados más que al agua clorada de sus casas, o al agua mineral comercial embotellada. Y aunque los efectos de esta intolerancia al agua natural (normalmente diarrea) no suelen verse inmediatamente, sino a mediano plazo, a veces el rechazo es una cuestión de gusto y la persona puede directamente negarse a tomar agua...pero al mismo tiempo no haber tenido la precaución de traer agua consigo porque "nadie le avisó". Conviene entonces que los Guías o responsables lleven al menos siempre un poco de agua "de ciudad" de reserva para casos como estos.

Por motivos ecológicos que detallamos en otro lado, no es recomendable parar justo a la orilla de los ríos, sobre todo en lugares muy transitados. Así que conviene hacer las paradas cerca de los cursos de agua, pero al menos a 50 o 100 metros de estos.

En cuanto al lugar de descanso en sí, a parte de ser un lugar preferiblemente cercano a una fuente de agua (imprescindible en descansos largos y a la hora de comer) hay que elegir un lugar en que no se dificulte el paso a otros montañistas, caminantes o senderistas que pudieran transitar por el mismo lugar mientras estamos descansando. Este lugar debe ser seguro en cuanto ante potenciales peligros naturales protegido (derrumbes, avalanchas, etc.), protegidos de las inclemencias del tiempo: del sol en verano, y del viento en invierno (o según las condiciones meteorológicas imperantes) y no ser paradas demasiado largas para evitar "enfriamientos" (musculares) excesivos, y que no cueste luego retomar la actividad.

Por último, no olvide que la necesidad de más o menos agua de nuestro organismo se determina en función del esfuerzo a realizar, y del clima: a mayor esfuerzo física, e igualmente, a mayor calor, o mayor viento, mayor será la deshidratación sufrida. El agua que llevemos o carguemos en cada parada, dependerá de estas variables, siempre considerando un resto de reserva que no usaremos, y que quedará para posibles situaciones de emergencia o primeros auxilios.

- Por seguridad, en actividades al aire libre: Ir en grupos con al menos dos Guías


En cualquier actividad al aire libre en el medio terrestre para grupos numerosos (más de 5 personas) y/o compuesto por gente inexperta en la actividad en cuestión (senderismo, trekking, montañismo, cabalgatas, esquí de fondo, raquetas, etc.) el contar con al menos dos personas responsables o Guías (uno que vaya adelante, y otro que vaya atrás) es imprescindible. Lo ideal es que (además del mínimo necesario de dos Guías) haya al menos un Guía, Monitor, Instructor, Técnico o persona responsable más por cada 5 o 10 personas en el grupo.

Como clientes de actividades de aventura o multiaventura, tenemos que tener claro que muchas agencias de viajes, de deportes extremos o de turismo activo o de aventura juegan con sus márgenes de beneficios, y por cuestiones comerciales pueden prescindir de los servicios de la cantidad de Guías que son obligados para realizar una actividad concreta al aire libre con las mayores garantías de seguridad. Pero nunca debemos transigir, nunca debemos ceder en este aspecto, porque esto iría directamente en contra de nuestra propia seguridad y de la de nuestros compañeros de grupo.

Además, tenemos que saber que los Guías en cuestión son personas con las habilidades suficientes como para cumplir su función. Esto podemos comprobarlo averiguando qué organismo los certifica como tales y/o (sobre todo y más importante) qué experiencia tienen realizando este trabajo en concreto, en el lugar y bajo las condiciones que en concreto se va a desarrollar la actividad de multiaventura en la que vamos a participar.

En este sentido, aunque no siempre es así, en general los Guías locales suelen ser los mejores. Y tampoco tenemos que creer que el título o la licencia que los certifica como Guías es lo más importante: recordemos que muchos Guías Sherpas en el Himalaya (por citar un ejemplo de Guías locales mundialmente conocidos) no tienen más certificación que décadas de experiencia a sus espaldas, no sólo realizando expediciones y ascensiones, sino viviendo día a día en condiciones que para nosotros son extremas. Dicho de otro modo, la experiencia real, como es obvio, vale más que un papel que diga que teóricamente se tiene dicha experiencia.

- Por seguridad, en actividades al aire libre: Parar en las bifurcaciones de caminos


Al igual que ocurre con el guiado de grupos en cualquier otra actividad al aire libre (a pie, en bicicleta o a caballo), cuando el que conoce el camino es sólo el Guía, y los que lo siguen dependen de sus indicaciones, debe reagruparse a la gente que conforma el grupo en todas las bifurcaciones, aprovechando ese momento para cerciorarse de que están todos (contarlos) y que continúan la marcha por el camino correcto, sin tomar el equivocado.

Cuando hay al menos dos Guías (Guía de primero o de cabeza; y Guía de segundo, Guía escoba, de cola o "Subguía") el encargado de realizar la tarea de recuento es el Segundo. Pero si el Segundo no conoce el camino y depende también de ver por donde va el Primero, éste último deberá esperar en las bifurcaciones al menos lo suficiente como para que los que lo sigan vean por el camino que toma.

En caso de que el tiempo apremie, el Guía que va de primero puede dejar a alguna persona de confianza en la bifurcación indicando el camino correcto, o incluso marcarla con alguna señal (eso sí, tiene que ser una señal previamente convenida y conocida por todos en el grupo). Cuando hay más de dos Guías, el o los Guías que van en el medio del grupo o distribuidos en él son los que se encargan de realizar esta función de "balizas" ante las bifurcaciones.

Es casi una cuestión estadística el que a más gente, más posibilidades de gente que vaya más despacio y gente que vaya más rápido; y también más posibilidades de "distracciones", ya sea viendo el paisaje, o al ir haciendo sociales entre los miembros del grupo, etc. Por lo tanto, esta parada en las bifurcaciones para esperar al último será obligada cuando se vaya grupos grandes. Cuanto más grande sea el grupo, más se va a "estirar", y por lo tanto más habrá que esperar a los últimos.

En estos casos, puede aprovecharse las paradas precisamente para descansar. Además, no es conveniente salir o empezar otra vez a pedalear inmediatamente cuando llegan los últimos, por razones obvias (los últimos también tienen que descansar, generalmente incluso más que los primeros). Si el grupo por este motivo las paradas en las bifurcaciones se hacen muy largas, se puede hacer alguna actividad de corta duración para "animarlas", y evitar que la gente se enfría o aburra.

Si estamos andando en bicicleta o a caballo, se puede rápidamente establecer un pequeño circuito alternativo para mantenerse en movimiento. Este circuito puede tener cierta dificultad técnica para hacerlo más atractivo, por ejemplo. También se puede hacer algún juego en el lugar, juego que variará dependiendo la edad y la cantidad de miembros del grupo. Así, nadie se va a aburrir, y todos van a tener la posibilidad de descansar en las paradas obligadas.


- Pedalear con la boca cerrada


Cuando se anda en bicicleta, ir con la boca abierta no sólo es ineficiente desde el punto de vista del rendimiento físico (se respira mejor y de forma más acondicionada por la nariz y así nos deshidratamos menos), sino que además puede transformarse en una desagradable sorpresa si transitamos por parajes naturales.

No sería la primera vez que alguien, por ir con la boca abierta arriba de la bici, se come algún insecto, incluso uno que pueda entrañar cierto peligro, como una avispa o una abeja. Recordemos que uno de los lugares en los que es más riesgoso que nos pique un insecto venenoso, es en las mucosas (es decir, donde no hay epidermis o piel), lo que incluye, por lo tanto, a labios, lengua o garganta. Seamos o no alérgicos a las abejas o avispas, una picadura de un insecto en las vías respiratorias puede ser, por lo menos, una experiencia muy desagradable.

Otro riesgo de ir con la boca abierta mientras se pedalea es el de sufrir un impacto de alguna piedrita que "salte" del camino, despedida por las ruedas de alguno de nuestros compañeros de grupo, o de cualquier vehículo que nos adelante o se cruce por nuestro camino. Los labios, aunque no son una gran protección, al menos nos protegerán de la posibilidad de un impacto directo en los dientes o de tragarnos alguna esquirla mineral lanzada a todo velocidad desde el camino.

- Por seguridad, en actividades al aire libre: No excederse al elegir el nivel físico o técnico del recorrido


Cualquier actividad al aire libre o de multiaventura, como cualquier actividad deportiva, tiene un componente físico y técnico (de habilidad o dificultad) determinado. Muchas agencias de montañismo y de aventura califican este grado de dificultad en niveles numerados (nivel 1, nivel 2, etc.) o con nombres (dificultad baja, dificultad media, etc.) tanto a nivel conjunto, como separando la exigencia física de la técnica o coordinativa (nivel de exigencia física alta y técnica baja, nivel de exigencia física media y técnica media, etc.).

Sin embargo, es evidente que cualquier clasificación por niveles de dificultad tiene únicamente carácter orientativo, por el simple hecho de que todas las personas somos distintas debido a nuestra particular condición atlética y experiencia física y deportiva, en este caso en actividades al aire libre. Ciclismo, rafting, canoas, kayakismo, cabalgadas, trekking, montañismo, parapente, escalda, andinismo, ala delta, esquí, snowboarding, senderismo, acampada, supervivencia, mountainbike o cualquier otra disciplinas en el medio natural son actividades que tienen puntos en común, pero a la vez tan variadas que se pueden aplicar a personas con perfiles muy diversos. Así, tenemos que evaluar los niveles que indican las agencias ofrecen actividades al aire libre, y empezar siempre por el más bajo si no queremos llevarnos desagradables sorpresas.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que muchas veces esta calificación por niveles ni siquiera existe, y sólo se podrá comprobar la exigencia de una oferta de aventura probando o preguntando previamente. Esto será siempre así sobre todo cuando nosotros, ya sea por nuestra cuenta o dentro de un grupo de amigos, queramos organizar una actividad sin contar con ayuda de agencias o profesionales.

En este último caso, tendremos que evaluar a conciencia el esfuerzo físico y técnico que exija nuestro recorrido, para saber si se adapta tanto a nosotros como al miembro más débil del grupo. Y finalmente, adaptar siempre la actividad precisamente a la persona que cuente con un nivel más bajo, y no a la inversa.

- Por seguridad, en rutas y travesías al aire libre, llevar medios de comunicación y orientación


El teléfono móvil o celular se está haciendo imprescindible como medida de seguridad para grupos que realizan actividades al aire libre relativamente alejadas de la civilización. Esto es más cierto cuanto menos gente con experiencia y conocimientos haya en el grupo, siendo el móvil una herramienta para usar en caso de emergencia, y de la que nunca hay que abusar sin el consentimiento del Guía o la persona responsable del grupo.

Si vamos solos, cosa que debería ser excepcional (sobre todo cuanto más inhóspita, desconocida o peligrosa sea la zona) debemos aplicar el mismo sentido común, y no movilizar todo operativo de rescate simplemente porque tomamos la bifurcación incorrecta de un camino que, igualmente, nos llevará hasta un pueblo o ciudad cercana (aunque no sea al que pretendíamos llegar).

Ante accidentes y pérdidas del camino, se justifica pedir ayuda siempre que no podamos evacuarnos por nosotros mismos, o con la ayuda de otros, con la garantía suficiente de llegar antes de que deje de haber luz natural, y haya riesgos de que perdamos el camino, de sufrir un clima severo sin tener la vestimenta adecuada para afrontarlo, o cualquier otra situación que no podamos resolver con los medios y recursos (materiales y humanos) de que dispongamos en ese momento.

Así mismo, las radios o walkies son muy útiles incluso cuando no haya una urgencia, ya que sirven para deportes y actividades al aire libre en donde haga falta comunicación inalámbrica entre distintos miembros de uno o más grupos, que trabajan a distancias que hacen imposible la comunicación a viva voz, y donde la cobertura de telefonía celular no está disponible o es mucho más caro usarla.

Los medios necesarios para orientarnos (mapa, brújula y/o Gps), habrá que llevarlos siempre, aunque conozcamos el camino a seguir. Puede que sean necesario variar el camino, precisamente para llegar al lugar más cercano en caso de accidente; retomar el camino por otro que no conozcamos en caso de pérdida, o avisar nuestras coordenadas para que nos rescaten (GPS), por ejemplo. De todos, el más imprescindible es el mapa, ya que además es más seguro (no se puede quedar sin pilas, como el Gps o una brújula digital, por ejemplo), y conviene llevarlo en una funda de plástico para evitar que eventualmente se moje.

- Por seguridad, en actividades al aire libre: Llevar un botiquín de primeros auxilios


Es evidente que, por muy corta que sea una ruta o travesía al aire libre, y se trata de la actividad que sea (ciclismo, senderismo, montañismo, esquiar, andar a caballo, etc.) un botiquín de primeros auxilios siempre puede ser útil. Viajando en grupo, siempre debe llevarse al menos uno; y lo ideal es que además cada persona cuente con algunas reservas individuales para tratar pequeñas emergencias, o sus problemas de salud personales.

Hemos realizado una lista con un ejemplo de botiquín de primeros auxilios para ciclismo, pero que también se aplica a cualquier actividad al aire libre, que puede leerse más abajo. Es sólo una sugerencia, ya que siempre un botiquín debe adaptarse a las necesidades concretas de la actividad en cuestión que se vaya a realizar, del número de participantes, de su nivel de conocimientos medios y de primeros auxilios, de la forma en que se transportará el botiquín, etc.


* Botiquín de primeros auxilios para el ciclista:


Un botiquín de primeros auxilios es imprescindible para la práctica del ciclismo, al igual que para la de cualquier otra actividad al aire libre. Pero se diferencia de otros botiquines de primeros auxilios en algunos detalles.

Un botiquín de primeros auxilios para ciclismo debe ser fundamentalmente portátil por razones obvias: al igual que en montañismo, en bicicleta transportar peso adicional no es fácil. Debe incluir sobre todo material sanitario para la cura de heridas por rozaduras, típicas tras las caídas. Un ejemplo de botiquín para el ciclista sería uno que contuviera, por ejemplo:

- Apósitos adhesivos (curitas o tiritas) de distintas formas o tamaños.
- Antiséptico a base de iodo.
- Tijeras pequeñas (para cortar ropa quemada en caso de caída, o los apósitos adhesivos para adaptarlos a la herida).
- Gasas.
- Cinta adhesiva estéril (esparadrapo).
- Vendas (opcional).

Además, siempre tenemos que llevar algo de agua de repuesto en nuestra botella, para poder lavar las heridas rociándolas con agua a presión.

Si tenemos formación en primeros auxilios, adicionalmente podemos incorporar una mascarilla para realizar R.C.P. Para viajes largos o por donde la comida sea nueva para nuestro estómago (países "exóticos), pueden venir bien también algunos medicamentos para el dolor de cabeza, etc. (analgésicos), para la diarrea y pastillas para potabilización de agua.

- Por seguridad, en actividades al aire libre: Hidratarse y comer adecuadamente, antes y durante el esfuerzo físico


Como sabemos, el agua es imprescindible para la vida, más que la comida, y será siempre algo que tengamos que tener en cualquier actividad al aire libre de cierta intensidad física o duración. El agua no sólo será necesaria para beberla, sino que también puede ser útil (por ejemplo) para lavar una herida al aplicar primeros auxilios. Por eso, siempre habrá que tener en cuenta, y saber con seguridad, en qué lugares del camino se encuentra agua (ya sean fuentes artificiales o naturales), y en cualquier caso llevar agua de reserva por si acaso, aunque más no sea para tener durante el recorrido para cualquier incidencia.

La comida es menos necesaria, sobre todo durante el recorrido inferiores a un día (sobre todo si comimos bien antes de salir). Pero todo depende, por supuesto, de nuestro nivel de entrenamiento y costumbre, porque igual que puede haber una persona que no tenga problema en no comer por 5 horas, a otras ante el menor esfuerzo físico se les despierta el apetito.

En cualquier caso, igual que pasa con el agua, siempre habrá que llevar algo de comida de reserva personal en forma de hidratos de carbono (glucosa o azúcar), ya sea una barrita energética, frutas desecadas o algo parecido. Si alguna persona sufre una recaída por agotamiento físico, comer azúcar la "reavivará" por al menos 20 minutos, quizás lo necesario para que siga moviéndose por sus propios medios hasta llegar a destino, donde pueda descansar y comer mejor.

En cuanto al consumo de agua o bebidas isotónica antes y durante la actividad, si no tenemos experiencia práctica personal en el tema, podemos empezar guiándonos por las recomendaciones que mencionamos acá. Respecto al la ingesta de comida, y en particular de hidratos de carbono antes y durante la actividad, también podemos tener en cuenta estas recomendaciones para evitar problemas de recaída física durante nuestro itinerario.


2) - Seguridad individual al andar en bicicleta


- El casco de ciclismo, función y ajuste


Sobra decir que el casco es un seguro de vida, no sólo al andar en bicicleta, sino en muchos otros deportes y actividades al aire libre. Aunque existen y se venden cascos específicos para ciclismo, a diferencia de otras partes del equipo del ciclista, el casco puede ser usado para otras actividades al aire libre, aunque no para todas las que se usa casco.

Para empezar hay que advertir que un casco de ciclista no sirve para practicar escalada, salvo quizás como solución de circunstancia en un caso concreto en el que sea optar por esa protección para la cabeza, o nada. Pero los cascos de ciclismo no están hechos para parar el impacto de piedras o hielo que puede caer de arriba, y mucho menos para una caía desde varios metros de altitud.

Todo casco debe haber superado los test o cumplir con la normativa estándar homologada por la Unión Europea (CE), Estados Unidos (FCC) o algún otro organismo reconocido competente. Si se tiene dudas respecto de las certificaciones del casco (algo que se puede intuir en los que son muy baratos) mejor no arriesgarse.

Otra cosa importante al elegir un casco es prestar atención a las ranuras que tienen, pensadas para ventilar la cabeza. También se debe observar la existencia o no de visera frontal, porque les aseguro para el que no lo probó, que es poco menos que imposible mantener una gorra con visera abajo de un casco, ¡¡ya no hablemos arriba!!

Un tercer aspecto al que hay que prestarle mucha importancia si decidimos comprar un casco duradero y seguro, es el mecanismo que nos permitirá ajustarlo a nuestra cabeza. Este puede ir desde una simples cintas con hebillas en los modelos más baratos y antiguos, que solían tener diferentes tamaños o talles y fijarse a presión por medio de gomaespuma o almoadillas que muchas suelen despegar con facilidad; hasta sistemas de ajuste más sofisticados y modernos (ahora estándar) a base de correas de plástico rígido y una combinación de broches y perillas que permiten un ajuste más automatizado, que se realiza normalmente rotando simplemente una ruedita.

En todos los casos, las hebillas laterales o cinchas para el ajuste final suelen unir dos cintas que forman un triángulo, y si queremos que el casco esté bien ajustado, el vértice de la hebilla (el que apunta hacia abajo) tiene que confluir a la altura de la oreja que corresponde a ese cada lado de nuestra cabeza. Una vez ajustada y cerrada la correa abajo de nuestra barbilla, el casco no debe bascular ni oscilar, y ni debe permitirnos abrir por completo la boca al hacer el gesto de bostezar, comer, no permitiendo que la abertura sea de un tamaño que permita que nos metamos en la boca una pelota de pingpong aproximadamente (es decir, se debe sentir la tensión al abrir la mandíbula). Si no fuera así, tras una caída el casco podría salirse, y no serviría de mucho, o serviría de tan poco como el casco sin abrochar que usan algunos imprudentes conductores de moto.


- El calzado del ciclista


Las zapatillas de los ciclistas profesionales son exclusivas para andar en bicicleta, pero aunque nosotros no seamos profesionales y no necesitemos usar ese tipo de calzado, hay algunas recomendaciones que se aplican al calzado normal parar practicar ciclismo como aficionados.

Las zapatillas para ciclismo incorporan un sistema de fijaciones que permite "engancharse" a los pedales (pedales especialmente preparados para este fin), con el objetivo de poder traccionar, al pedalear, no sólo hacia abajo gracias al pisar el pedal, sino hacia arriba, desarrollando una verdadera fuerza circular, alternativa y continua con ambas piernas; y sólo en momentos puntuales usar el pedaleo "en péndulo" (fuerza con una pierna hacia abajo, luego fuerza con la otra) que practicamos los que usamos calzado común y corriente.

Estas zapatillas, sin embargo, cumplen con otra característica que nos interesa más: tienen una suela dura, poco flexible. Con una suela de este tipo, el esfuerzo de la pedaleada se transfiere mejor en avance, ya que al no doblarse la zapatilla, la fuerza que parte desde la pierna pasando por el talón, llega a la punta del pie hasta los pedales con menos pérdida.

Esta última característica, la de la dureza de las zapatillas de ciclismo, es la que tenemos que buscar en nuestro calzado normal para salidas de ciclismo no profesionales. Como este mismo principio de dureza para ganar eficiencia y evitar fatiga se aplica a las botas de montaña y zapatillas de senderismo, un calzado de montañismo es ideal para andar en bicicleta. Unas zapatillas de senderismo o unas botas de caña media que cubran el tobillo, por ejemplo, pueden servir perfectamente.

Si no disponemos de calzado para montañismo o trekking, tendremos elegir, de entre los que tengamos, aquél que tenga la suela menos flexible. Esto lo podemos comprobar simplemente doblando la zapatilla con ambas manos, y eligiendo la que menos se dobla. Además, hay que probar que el dibujo de la suela de la zapatilla se agarra bien al pedal, porque a veces puede suceder que resbale.

En cuanto a las medias o calcetines, variarán en grosor dependiendo del clima. Las que se venden como especiales para ciclismo suelen tener un mayor refuerzo a nivel del talón, y también de la puntera. Pueden usarse calcetines exteriores de Goretex, lo cual es ideal para lo días de lluvia al impedir el paso del agua pero permitir la evacuación de la transpiración.


- La ropa del ciclista


Aunque por supuesto se puede andar en bicicleta con ropa de gimnasia (jogging o fitness), la ropa para específica para hacer ciclismo cumple con algunas importantes particularidades para la mejora del confort y la eficiencia sobre la bici.

* El Cullote


La parte prácticamente imprescindible si se practica ciclismo con cierta regularidad, son los pantalones (del tipo calzas o mallas) ajustados y acolchados en la zona de la entrepierna (la que está en contacto con el asiento o sillín) que se llaman "culottes", "culottes de ciclismo" o "calzas para ciclismo". Estos pantalones están hechos de un tipo de tela sintética liviana, transpirable y ajustable, que al mismo tiempo permite una muy buena transpiración, pero manteniendo el calor. No deben tener costuras, y un acolchado en la entrepierna es imprescindible.

Existe de dos tipos básicos de culottes de ciclismo: los de invierno (pantalones largos) de una o dos piezas (con tirantes o tiradores estos últimos). Sí sólo podemos comprarnos unos, serán preferibles (al igual que pasa con los guantes para ciclismo) comprarse los de invierno, porque en verano podemos improvisar algún tipo de pantalón corto, o incluso arremangarnos los primeros (aunque no es recomendable porque pierden flexibilidad). También existen una opción intermedia: unos que son largos pero con la opción de sacar las perneras para transformarlos en uno de verano: es decir, son modulares, por lo que pueden ser muy recomendables para rutas largas donde el clima pase de ser caluroso a ser frío. El uso de tiradores o tirantes evita que se nos bajen los pantalones, y son más abrigados al cubrir parte del pecho, por lo que son también una buena opción a tener en cuenta para el invierno.

Al ir ceñido al cuerpo (como las calzas o mallas térmicas para la práctica de aeróbic o como ropa interior térmica en montañismo) el culotte largo impide que se nos enganche cualquier parte de la tela con la cadena o los platos de la bicicleta o el propio asiento de la bicicleta al levantarse y adelantar el cuerpo (en una subida o al buscar velocidad) o al retrazarlo (en una bajada pronunciada), lo que podría transformarse en una grave accidente. A la vez, los cullotes son mucho más aerodinámicos que los pantalones holgados. El acolchado que incorporan se agradece, sobre todo en largas travesías, aunque puede ser complementado con un asiento para bici o sillín con acolchado (diseño anatómico, funda de gel o similar).

Si se practica bicicleta de montaña por sendas estrechas, es siempre recomendable que el largo de los pantalones llegue hasta los tobillos sobradamente; si no es así, no estaremos protegidos ante arbustos espinosos o zarzas que puedan rodear este tipo de sendas, sobre todo si discurren entre bosque de matorrales bajos. En caso de que tengamos uno de tipo "pescador" (que llegue por abajo de la rodilla, pero por encima del tobillo) si no queremos invertir en uno más largo, podemos usar medias largas, o incluso polainas o guetres de montañismo o briches para montar a caballo, que aunque no están pensadas para este uso, pueden servir para evitar arañazos.

El pantalón largo de bicicleta o cullote de invierno puede ser además una interesante inversión doble, en el sentido de que puede usarse también como pantalón interior o pantalón térmico en otras actividades al aire libre, como montañismo, senderismo, monta o cabalgatas, etc.

* Maillot, tronco y extremidades.


En lo que se refiere a la ropa que cubre la parte superior del cuerpo, las capas interiores de abrigo deben cumplir los mismos requisitos que para cualquier tipo de ropa usada en deportes al aire libre: varias capas fáciles de sacar, que abrigan (gracias también al aire acumulado entre capa y capa) al mismo tiempo que permiten o facilitan la evacuación de la transpiración e impiden el paso del viento y el agua exterior. Es decir, el conocido "sistema de capas" de abrigo.

La chaqueta exterior debe ser cortaviento, y si es posible además contar con una membrana impermeable y transpirable (hidrófuga) como el Goretex. Sino, adicionalmente a una chaqueta cortaviento, habrá que llevar una capa, poncho o chubasquero, aunque lo ideal sería otra prenda fina de membrana impermeable y transpirable, como dijimos, porque esta cumple la doble función de rompeviento e impermeabilización en caso de lluvia.

El "maillot" cumple con estas características de transpirabilidad y rompevientos, en su versión de invierno (mangas largas) o verano (cortas). Es una camiseta elastizada específicamente diseñada para cubrir el tronco y las extremidades del ciclista. Estos muchas veces incorporan bolsillos situados a la espalda, y son más cortos adelante y más largos atrás, para asegurar la cobertura de la parte lumbar durante la postura típica del ciclista (flexionado sobre el manubrio o manillar).

Además de quedar totalmente pegadas al cuerpo, lo que facilita la aerodinamia eliminado la resistencia que crearía la ropa holgada, los maillots vienen en colores chillones por razones de seguridad: así los conductores de automotores ven a los ciclistas más fácilmente, evitando desagradables accidentes. Por eso, si sobre el maillot se usa un rompevientos, este debe ser de un color llamativo, para mantener esta medida de seguridad. Por suerte las prendas rompevientos o impermeables que se diseñan para otras actividades al aire libre como el montañismo o el senderismo, también suelen ser de colores vivos, en este caso para facilitar la ubicación de una persona que se haya perdido en la montaña.

- Las gafas o anteojos para ciclismo


Aunque en muchos deportes al aire libre los anteojos o gafas de sol son intercambiables (en senderismo, montañismo, carreras de orientación, cross country, escalada, etc.) en ciclismo se usan unas diferentes ya que su función no es sólo la de protegernos de los rayos UV (UVA y UVB), sino la integridad de nuestros ojos.

En efecto, al andar en bicicleta, ya sea por montaña o por ruta pavimentada, nos pueden saltar pequeñas piedras debido a la tracción de la rueda de un compañero ciclista, de un vehículo motorizado que nos adelante o nos acompañe, o incluso de nuestra propia rueda. También nos molestará, sobre todo en los días secos y ventosos por sendas o caminos de tierra, el polvo que se levanta, y dependiendo la zona, nos insectos que chocarán contra nosotros durante el camino.

Por eso los anteojos diseñados para ciclismo son más grandes, cubriendo gran parte del hueco ocular, y están hechos de plástico resistente a impactos de piedras chicas o insectos. Su tamaño también ayuda a frenar el viento, y el material, al no ser vidrio, es menos propenso a dañarnos en caso de caída (aunque no nos va a proteger contra golpes, por supuesto).

Por todas esta razones el comprarse unos anteojos o gafas de sol para ciclismo no se puede considerar un capricho fruto de la moda o la estética, sino una inversión en seguridad, y por lo tanto en supervivencia. O dicho de otra forma ¿cuánto cree que valen sus ojos o la capacidad de ver? Unas gafas de sol pueden encontrarse en tiendas como estas desde alrededor de $10 euros, con filtro de rayos UV al 100% y una alta proporción de rayos infrarojos o IR (homologadas por la autoridad competente) y cristales intercambiables (negros para cuando el día es soleado, transparentes pero igualmente filtrantes para cuando el día está nublado o llueve)...yo por lo menos considero que mis ojos valen más que $10 euros, espero que usted piense lo mismo de los suyos, ;-).

- Los guantes para andar en bicicleta


Al igual que pasa con las gafas o anteojos de sol para ciclismo, lo guantes para ciclismo no sólo tienen la función de protección tradicional, en este caso contra el frío, sino que están pensados para evitarnos lesiones en caso de caídas.

Una de las zonas más expuestas durante una caída andando en bici son las manos, y en especial el dorso de la mano. Sobre todo al andar en ruta o carretera, y también en terreno pedregoso en una mountainbike, una caída puede significar no sólo una fea herida, sino la lesión o rotura de los tendones que posibilita la extensión de los dedos (abrir la mano) con desagradables consecuencias.

Por suerte, esto puede evitarse comprando unos guantes adecuados. Los guantes además, suelen tener un acolchado en la parte de la palma, en el talón de la mano sobre todo, que busca amortiguar los impactos que nos llegan a través del manubrio o manillar de la bicicleta.

Estas vibraciones, aunque no sean violentas, siempre existen y son constantes, sobre todo en bicicletas que no cuentan con amortiguación delantera (en la orquilla). Existen distintos modelos de guantes que persiguen el mismo fin con soluciones alternativas : normalmente usando algún tipo de goma o gel. Esta protección impide que surjan lesiones de muñeca consecuencias repetidos microtraumatismos que se van acumulando en distintas zonas con el paso del tiempo (lesión crónica) como el síndrome del túnel carpiano, o la neuritis cubital (la muñeca del ciclista).

Por último, los guantes de ciclismo están pensados para ofrecer una óptima movilidad de los dedos, para así poder manejar los frenos y los cambios con naturalidad, además de para lograr una mayor adherencia a los puños del manillar o manubrio, evitando la pérdida de contacto y los resbalones por culpa de la transpiración de las manos.

Por todo esto, es más que recomendable comprarse guantes para practicar ciclismo, y se consideran como parte básica del equipo para mejora de la seguridad. Cuando vayamos a comprarlo, es importante observar la confección (costuras, solidez de la tela protectora, etc.) y la capacidad de aislamiento: normalmente indican las temperaturas hasta las cuales ofrecen protección contra el frío, igual que pasa con las bolsas o sacos de dormir. Además, tendremos que optar entre los guantes de verano y los de invierno, eligiendo uno u otro dependiendo en la época del año en que practiquemos con mayor frecuencia.

Si sólo vamos (o sólo podemos) comprarnos unos guantes para bicicleta, evidentemente será mejor comprase los de invierno, ya que estos protegen toda la mano, y aunque transpiremos un poco, vamos a estar más seguros ante una caída...aunque, ojo, los guantes pueden romperse, tras una caída, y muchas veces lo harán, pero como pasa en escalada con las cinta express dinámicas que frenan nuestra caída desgarrándose y después ya no sirven, habrán cumplido su cometido: mantenernos enteros.

Los guantes de verano, con los dedos recortados, no protegen la falanges de los dedos, sino sólo el dorso de la mano (los metacarpos o los metacarpianos con sus respectivos músculos y tendones). En este caso de elegir los de invierno, quizás convenga invertir en unos guantes que estén recubiertos de algún tipo de membrana transpirable como el Goretex o similar, para evitar tener las manos húmedas durante el rodaje.

- El kit de herramientas multiuso para bicicleta


Igual que es necesario conocer lo básico de mecánica de vehículos a motor si somos dueños de un automóvil o un avión, sería necesario conocer lo básico de mecánica de bicicletas si somos dueños de una bici. Eso implica disponer de una serie de herramientas que muchas veces serán imprescindibles para arreglar pequeños desperfectos, tanto en casa como en ruta durante un viaje, y que pueden ahorrarnos una buena cantidad de dinero que se llevaría el bicicletero o mecánico si la tuviéramos que mandar a arreglar.

Una bicicleta tiene distintos tipos de tornillos y tuercas para formar el conjunto, además de otras partes como la cadena, los rayos, los platos o los piñones (por mencionar sólo algunos) que necesitan de herramientas bastante específicas para ajustarse, desajustarse o para poder reemplazarlas por otras. Estas herramientas se pueden comprar individualmente, pero la mayoría, como los destornilladores, ocupan bastante espacio debido a su mango, lo cual no es problema en el caso de guardarlas en casa adentro de una caja de herramientas, pero que no nos sirven como herramientas de viaje.

Y, precisamente, es durante una travesía de cicloturismo, o una salida larga en bici cuando se pueden aflojar partes claves de la bici, y donde extrañaremos las herramientas que con un pequeño ajuste nos podrían evitar perder la salida porque (por ejemplo) se nos desajustó el manillar o manubrio de la bici, y da vueltas como una calesita loca...

Por eso, es ideal contar con un kit de herramientas multiuso para viajes o carreras de aficionados (es decir, donde no habrá apoyo logístico externo durante muchos kilómetros). Estas herramientas multiusos, son similares a las navajas multiusos como la famosa Victorinox, pero obviamente incluyendo herramientas que específicamente sirven para las bicicletas, sus tuercas y tornillos estándar.

Una buena herramienta multiuso para ciclismo debe incluir al menos las siguientes llaves y destornilladores:

- Llave Allen (destornillador hexagonal) de tamaños 4, 5, 6 mm.
- Destornillador plano, tamaño estándar para bicicleta.
- Destornillador en estrella, tamaño estándar para bicicleta

Como adicional, convendría que llevara una llave Allen del 8 mm, porque suele ser la necesaria para ajustar la potencia del manubrio o manillar; y una llave para rayos o radios, que pueden romperse o perder tensión, y tendríamos que poder regular o cambiar con algunos de repuesto que llevásemos para viajes largos.

Nuestra caja de herramientas portátil para viajes en bicicleta, debe incluir también como algo básico un cortador de cadenas (conocido también como "extractor de cadenas", "troncha cadenas" o "tronchacadenas"). Este último es imprescindible para volver a unir una cadena a la que se le rompió un eslabón, arreglo de circunstancia que nos permitirá seguir pedaleando hasta que podamos reemplazar la cadena completa más adelante, de ser necesario. También se llevarán los accesorios imprescindibles para arreglar roturas de cadena (el extractor de cadenas no sirve de mucho sin los hierritos que se usan para volver a unir los eslabones una vez retirado los defectuosos).

El cortacadenas debe ser preferiblemente metálico, porque los de plástico no duran mucho. Tampoco es recomendable que esté incluido dentro de la herramienta multiusos, porque suele ser más chico y menos manejables, y se puede romper con relativa facilidad, y después cambiarlo de la herramienta es algo más complicado (y también de conseguir comercialmente) que reponer un independiente.

- La técnica de frenado en ciclismo


Resumen sobre los principales aspectos que hay que dominar para tener una buena técnica de frenado en ciclismo.

Lo primero que siempre tenemos que tener en mente, es que debemos controlar nuestra velocidad en función de nuestra capacidad técnica (de domino de la bici) y la capacidad de frenado efectivo de esta. Obviamente, no es lo mismo moverse con una bicicleta en perfecto estado con frenos de hidráulicos de disco, que hacerlo con una a la que le falte el freno delantero, o que frene "regularmente" bien. Aunque evidentemente antes de salir nuestra bicicleta tiene que tener los frenos perfectamente comprobados, siempre puede ocurrir que se rompan o se terminen de desgastar durante el camino, y tendremos que adaptar nuestra velocidad y forma de frenar a este hecho.

Aunque no sepamos medir exactamente cual es nuestra mencionada "capacidad técnica", cualquiera se da cuenta (por muy poco que sepa de ciclismo) cuando pierde el control de la bicicleta. Eso se nota rápidamente: vemos que no podríamos esquivar a alguien si se nos cruzara, o a alguno de nuestros compañeros si frenara, porque no nos daría tiempo a reaccionar o a maniobrar. Así que lo mejor es siempre disminuir la velocidad, frenando progresivamente, hasta ir sintiendo que tenemos el control y, en todo caso, aumentarla siempre progresivamente, sin sobrepasar nunca ni dejar de lado esa sensación de miedo que surge al sentir que ya no dominamos la bicicleta (esa es una alarma que nos dice que tenemos que parar...antes de que paremos violentamente y contra nuestra voluntad al tener un accidente). Como se suele decir, más vale prevenir que curar.

Una vez claros estos puntos básicos para saber si cuando tenemos el control de nuestra bicicleta en movimiento, concretamente tenemos que prestar atención a los siguientes aspectos sobre la técnica de frenado:

1) - Se debe manipular el freno siempre con dos dedos (el índice y el medio). Estos dedos SIEMPRE deben estar sobre la palanca o manetas de freno mientras pedaleamos, para poder frenar rápidamente por cualquier necesidad.

2) - Hay que mantener el centro de gravedad bajo cuando frenemos. Si, en cambio, mantenemos el centro de gravedad alto al frenar, el peso de nuestro peso (y su inercia) será mayor al de la bicicleta, y como consecuencia podríamos salir volando (literalmente) por delante de esta. Para lograr esto podemos levantarnos del asiento o sillín de la bici, y retrazar nuestros nalgas respecto de éste, incluso bajando atrás, y dejándolo momentáneamente a la altura del pecho (o a la altura suficiente para compensar la frenada) [1]. Muchas veces, sobre todo ante bajadas de larga duración, es preferible bajar el asiento al inicio precisamente para que sea más fácil retrazar el centro de gravedad en las frenadas.

3) - Para que una frenada sea más eficiente, la misma debe concentrarse (pese a lo que se cree comúnmente) principalmente en la rueda delantera, que es en la que se centra el mayor peso e inercia al desplazarse con una bicicleta. La proporción adecuada es 70% de frenada en la rueda de adelante, y 30% en la de atrás. Lo que pasa es que si este tipo de administración de la frenada no se combina con un adecuada distribución de nuestro peso (centro de gravedad), como indicamos antes, las consecuencias pueden ser que se nos levante la rueda de atrás y perdamos el equilibrio.

4) - Se debe frenar de forma tal que la rueda pare de forma progresiva. Es decir, que siga girando hasta que se detiene sin llegar a colear o derrapar, o sea, bloquearse. En los vehículos a motor existe desde hace un tiempo un mecanismo automático que impide este bloqueo de las ruedas, aunque se aprete el pedal del freno sin parar (el conocido ABS). Bloquear las ruedas (incluso por diversión) puede implicar una pérdida de control importante con la consecuente posibilidad de accidentes, además de una frenada menos eficiente, desgaste innecesario de gomas, erosión del suelo, ruido, mala imagen para los ciclistas de montaña, etc. (ver al respecto Utilidad y contras de la técnica de derrapaje o coleada).

5) - No es recomendable frenar en las curvas, ya que las ruedas (aunque no se lleguen a bloquear), tienen mayor tendencia a derrapar o colear, aunque esta no sea nuestra intención (ver al respecto la técnica para el trazado de curvas)

6) - Hay que tener en cuenta que existe cierta velocidad mínima a partir de la cual no es posible mantener el equilibrio. El excedernos con los frenos puede que nos hagan tener que bajarnos de la bici por no haberlo tenido en cuenta esto, y entonces incluso no poder volver a pedalear (en terrenos muy empinados, o cuando tenemos un compañero ciclista muy cerca adelante nuestro, por ejemplo) teniendo que andar parte del camino a pie.

Notas:
[1] Aquí se ve la importancia de llevar pantalones, calzas o mallas para ciclismo; o por lo menos pantalones ajustados que impidan que (al retrazarnos para las frenadas o al levantarnos del asiento) se nos enganche.


- La técnica de ascenso en ciclismo


Resumen sobre los principales aspectos que hay que dominar para tener una buena técnica de ascenso en ciclismo"

Como dijimos cuando hablamos de la técnica de frenado, hay cierta velocidad a partir de la cual no se puede mantener el equilibrio sobre una bicicleta, y es fundamental tener esto claro cuando subimos. Dicho de forma más técnica, el punto a partir del cual el movimiento giroscópico de las ruedas hace que tengamos que no podamos mantenernos sobre la bicicleta, y tengamos que poner pie a tierra. Todos conocemos intuitivamente este principio, pero cuando la marcha es lenta, y sobre todo en subida cuando no nos quedan más platos ni piñones por cambiar, y las piernas no nos dan más, puede que en algún momento no nos quede más opción que bajarnos de la bicicleta por este motivo.

Pero otras veces, si tenemos la fuerza suficiente, esto nos puede pasar simplemente por no haber considerado este hecho, y no mantener una buena distancia con nuestro compañero de adelante en las ascensiones, previendo que si el se para, probablemente nos obligará a parar al reducir nuestra velocidad bruscamente, si no tenemos tiempo o lugar para maniobrar.

Al margen de este hecho, hay tres formas técnicas con las que podemos encarar una pendiente en bicicleta, y cada una tiene sus pro y sus contras:

1 - Subiendo de pie sobre los pedales.
2 - Subiendo sentado, con el centro e gravedad atrasado.
3 - Ascendiendo sentados, con el centro de gravedad adelantado.

1 - Subiendo de pie sobre los pedales.

Esta técnica se basa en la basculación o el balanceo de nuestro peso, haciendo fuerza alternativamente en uno y otro pedal mientras estamos parados o de pie sobre la bicicleta.

Es una buena técnica para entrar en calor todos los músculos y realizar un ejercicio más completo sobre la bicicleta, pero su problema o factor limitante es que puede hacer que resbale la rueda trasera (al despegarse del suelo y perder el agarre) en subidas empinadas.

- Señalización de seguridad en ciclismo


Si se pretende hacer travesías de larga duración, habrá que incorporar a nuestra bicicleta luces y materiales reflectantes para mejorar nuestra visibilidad en condiciones de poca luz.

Aunque no se debería circular nunca de noche por rutas o carreteras que no sean exclusivas para ciclismo, en salidas largas o en travesías de más de un día de duración, muchas veces circularemos en condiciones de poca visibilidad, ya sea al amanecer, al atardecer, o debido a condiciones climáticas adversas (niebla, ventisca, nieve, lluvia, etc.). En todos estos casos, lo mejor es parar en la banquina, arcen o acotamiento, pero si por lo que fuere esto no es posible y debemos seguir pedaleando, un sistema de iluminación será imprescindible para evitar que nos atropellen.

Existen dos formas de iluminar nuestra bicicleta: con sistemas señalización pasivos, que refractan la luz exterior; o con sistemas de iluminación activa, que generan luz propia para iluminar nuestro camino, o marcar nuestra posición. Los primeros son los típicamente conocidos como "ojos de gato". Los segundos, pueden ser luces para iluminar el camino que seguimos, o luces de posición.

Las señales pasivas pueden ir incorporados a la bicicleta, o a nuestro cuerpo. Lo ideal, es que las pongamos en ambos. Las bicicletas, por lo general, ahora incorporan de fábrica ojos de gato atrás y adelante de los pedales, pero Lo mínimo imprescindible sería que además agreguemos en la bicicleta uno trasero (atrás del asiento o sillín, y el trasportín o asiento para transporte) y una delantera a la altura del manubrio o manillar.

Respecto las que podemos llevar puestas, existen unas cintas elásticas reflectantes que se pueden usar para agarrar la parte baja de los pantalones holgados, en caso de llevarlos, y que por lo tanto cumplen una doble función. Esto, unido a un tránsito racional con la bicicleta, y al uso de ropa de colores vivos para ciclistas debería ser suficiente advertencia para los conductores que nos podamos cruzar por el camino.

Normalmente las luces activas de posición funcionan con pilas, y pueden ser o no intermitentes, incorporando a su vez ojos de gato para tener un doble efecto activo/pasivo. Actualmente son muy populares las que usan leds de última generación, que consumen poco, teniendo una gran autonomía. Las luces que sirven para iluminar nuestro camino, sin embargo, al ser más potentes, suelen consumir más, por lo que puede ser interesante usar los "viejos" sistemas (pero nunca separados en rendimiento y ecología) que hacen funcionar la luz con un dínamo, aparatito que aprovecha nuestro desplazamiento para moverse y generar la luz. La ventaja evidente de este último sistema es que es que no necesita pilas y es por lo tanto respetuoso con el medio ambiente; la desventaja es que sólo funciona cuando nos estamos moviendo, a excepción de los modelos que incorporen una batería recargable adicional para usar en estático (algo útil al acampar con la bicicleta, ya para no tener que llevar más de una linterna para cada cosa).

Las baterías o pilas extras nunca deben faltar en caso de ser necesarias para que funcione nuestro sistema de iluminación. Y por supuesto, hay que cuidar el encender las luces al menor indicio de mala visibilidad, y procurar no taparlas con el equipaje o nuestra propia ropa.