A veces el poder calorífico de la llama de nuestros calentadores de
camping (también conocidos como anafes, hornillos, cocinillas o camping
gas) nos puede parecer insuficiente, tanto para su uso en cocina al aire
libre como para calentarnos ante el frío. Aquí algunos consejos para
poder sacar el mayor rendimiento calórico a nuestra cocina de camping.
Tutorial en video que muestra algunas de las normas básicas
de seguridad para el uso de anafes calentadores de camping.
INDICE
¿Qué factores influyen en el poder calórico de nuestro hornillo?
Malfuncionamiento de nuestro hornillo de camping
Eligiendo el recipiente adecuado y consejos de cocina eficiente
¿Qué factores influyen en el poder calórico de nuestro hornillo?
El poder térmico de nuestro camping gas dependerá tanto del medio
en el que lo utilicemos como de la cantidad, calidad, presión y
temperatura del combustible que usemos y/o de la buena combustión que
esté teniendo el mismo. Por tanto, que emita más o menos calor dependerá
de:
- La temperatura ambiente.
- La temperatura del combustible.
- El volumen de gas que quede en la garrafa, botella, cartucho, etc.
- La menor presión de la botella de combustible líquido.
- La presencia, fuerza y temperatura del viento.
- Si tiene una buena (llama amarilla y vacilante) o mala combustión (llama azul y estable).
Algunas de estas variables podemos modificarlas, otras no. Analicemos lo que podemos hacer en cada caso:
El volumen de gas disminuirá hasta llegar a agotar la botella,
garrafa o cartucho y, por tanto, con él disminuirá progresivamente el
poder térmico. Esto no puede evitarse si no tenemos un repuesto con más
carga de gas o podemos recargar nuestra garrafa o bombona.
En caso de tratarse de una cocina que funciona con combustible
líquido, cuya botella incluya una bomba, el bombeo manual mejorará la
presión que necesitemos, independientemente de la cantidad de
combustible que quede en la botella. Este bombeo puede ser insuficiente
si hay poco combustible o estamos a muchas altura relativa respecto del
nivel del mar (montaña). Esta última es una de las razones por las que
este tipo de hornillos con combustible líquido y bomba se prefieren para
usar en alpinismo o montañismo en altura, donde la presión ambiental es
inferior, pero la presión interior de la botella puede incrementarse a
voluntad con el bombeo, de ser necesario.
El viento, que trae aparejada una llama vacilante y la dispersión
del calor generado si incide sobre nuestro camping gas, puede evitarse
buscando lugares reparados o usando protectores ("windscreen") y el
calor redirigirse y concentrarse con parapetos reflectores
("heatreflector""), ya sea accesorios oficiales proveídos por la marca
de nuestro hornillo, o improvisados por nosotros (por ejemplo, una pared
de troncos que refleje el calor hacia donde estamos sentados).
La temperatura inicial de nuestro recipiente de combustible puede
mejorarse si lo guardamos entre nuestras ropas (dándole calor
corporal), o incluso con nuestras manos antes de conectarlo para su uso.
En el caso de tratarse de una botella de combustible líquido, esta
puede también entibiarse si la sumergimos previamente en agua caliente
alrededor de 2,5 centímetros durante un rato (siempre de acuerdo con lo
que sugiere el fabricante). Aunque, siendo realistas, hay que decir que
raramente tendremos disponible agua caliente para esto durante
actividades al aire libre, salvo que estemos cerca de una terma o géiser
;-).
Malfuncionamiento de nuestro hornillo de camping
Puede que nuestro aparato no esté
funcionando del todo bien y, entonces, caliente menos de lo que
debiera. Esto, en general, se debe a algunas de las siguientes
cuestiones:
- El aparato está frío porque no
fue precalentado el tiempo suficiente. En este caso, el hornillo
presentará llama amarilla y titilante. Ver el procedimiento que explicamos aquí.
- La botella de combustible líquido tiene presión insuficiente
(poco combustible, mucho frío, mucha altitud). Incrementar la presión
por bombeo, si nuestro modelo de hornillo lo permite.
- El combustible es de mala calidad o viejo. El hornillo presenta llama amarilla y vacilante. Cambiar el combustible.
- La botella de combustible líquido tiene demasiada presión. El
hornillo presenta llama amarilla y vacilante. Disminuir la presión de la
botella.
Un calentador de camping funcionando perfectamente
y se ven las diferentes boquillas para diferentes combustibles.
- Elegimos una boquilla que no corresponde al combustible que usamos
(en hornillos multicombustible). El hornillo presenta llama amarilla y
vacilante. Hay que cambiarla.
- La boquilla, su filtro y/o ranura de boquilla (husillo de la
válvula de regulación) o los filtros de combustible están obstruidos por
residuos u hollín. Hay que chequearlos y limpiarlos según corresponda.
Tutorial en video sobre el uso de un hornillo
a combustible líquido y las boquillas correspondientes a elegir en cada caso.
Eligiendo el recipiente adecuado y consejos de cocina eficiente
Elegir el recipiente adecuado para cocinar, tanto en tamaño como
en material, hará que la tarea de preparar los alimentos sea más
eficiente. Hay que tener en cuenta:
- Elegir el tamaño del recipiente teniendo en cuenta tanto las
personas que van a participar en las comidas, como el hecho de que la
llama no debe sobresalir por los costados (preferentemente, incluso
estando al máximo de capacidad el anafe u hornillo). La llama no debe
llegar al borde ollas, planchas, sartén o el recipiente que usemos, sino
mantenerse dentro de la circunferencia de la base del recipiente que
está sobre la llama, o incluso un 20% menos de la misma. Está probado
que esta es la forma más eficiente de aprovechar la energía de una
hornalla.
- Cocinar, coser los alimentos tapados, de ser posible.
- Usar la menor cantidad de agua posible.
Por otro lado, al cocinar, hay que tener en cuenta, al menos, lo siguientes consejos:
- Cortar los ingredientes lo más chico posible (hará que se cocinen antes).
- Al hervir agua para una comida salada, agregarle desde un principio un puñado de sal (romperá antes el hervor).
- Utilizar el calor residual para la cocción de los alimentos,
apagando el fuego y dejando que la comida siga cocinándose gracias al
calor que acumula y sigue despidiendo el hornillo, aún apagado, y/o
gracias a el calor que mantiene el agua donde estamos cociendo o
hirviendo la comida, etc.
Encontrar algo qué comer puede ser algo muy fácil o muy difícil,
dependiendo de la situación en que nos encontremos. No sólo al aire
libre, incluso en la ciudad ocurre así. Pero con obtener alimentos
no alcanza, también hay que saber como cocinarnos.
En el libro del
escritor colombiano Gabriel García Márquez, Relato de un náufrago
(basado en hechos reales), se puede constatar algo que pocos tienen
en cuenta en materia de supervivencia: matar un pájaro o cualquier
otro animal y después comerlo crudo no sólo es algo que puede
resultar asqueroso e imposible de hacer incluso para una persona que
se esté muriendo de hambre, sino que además puede que no sea tan
nutritivo como podría parecer a primera vista.
Sin experiencia, el
matar a un animal para comerlo o el conseguir vegetales o plantas
comestibles no es para nada fácil -es decir, sin conocimientos y entrenamiento en la materia-.
Pero incluso si pudiéramos hacerlo, el cocinarlo será una tarea
para la que quizás no estemos preparados si no disponemos de las
herramientas que normalmente tenemos en la cocina de nuestra casa.
Una cosa es cocinar
teniendo un cocina a gas o eléctrica, y otra muy diferente es
hacerlo con fuego de leña y/o carbón. Incluso aquellos que tengan
experiencia en cocinar asados o barbacoas, el hacer lo mismo sin una
parrilla adecuada al aire libre, con frío o con lluvia, por ejemplo,
ya complica considerablemente las cosas. Y no se trata sólo del
tópico más que conocido en supervivencia de cómo prender un fuego,
sino de lo que es la cocina de supervivencia o la dieta de
supervivencia en sí.
Lejos de lo que
puede pensarse si se ignora este tema, el cocinar la comida no es un
lujo, ni siquiera en materia de supervivencia. No sólo hay algunos
alimentos que crudos son tóxicos o pueden transmitir enfermedades,
sino que directamente no son comestibles o serían "indigeribles"
para nosotros. De ahí que aprender a cocinar en supervivencia y
tener práctica real en ello en las más variadas circunstancias
puede considerarse una de las habilidades básicas de este arte junto
con las de conseguir agua, alimento y refugio.
Lamentablemente en
muchas ciudades la comodidad urbana está haciendo que los ciudadanos
(y sobre todo los ciudadanos de sexo masculino) olviden cada vez más el arte
de la cocina. Cada vez más se hace uso de alimentos preparados
"listos para calentar", precocinados o directamente se
compra comidas ya hechas y listas para comer. La razón es que las
personas disponen de cada vez menos tiempo debido a las largas
jornadas de trabajo, a las que hay que sumar el cuidado de los hijos
y otras responsabilidades que se ponen como prioritarias sobre la de alimentarse en base a lo que uno mismo cocina, y todas llevan su tiempo. El problema es
que la habilidad de cocinar debería tener también un espacio
reservado en la vida cotidiana, porque puede que las cosas no siempre
sean como nos acostumbramos a vivirlas.
Haciendo dulce o mermelada con frutos del bosque recolectados en la Patagonia Andina.
Dicho de otra forma
con un ejemplo concreto: el día que no tengamos una cocina para
cocinar, ¡¡difícilmente podremos hacerlo con leña cuando ni
siquiera sabemos hacerlo con la propia cocina!! Es más, ¿cómo
sabremos diferenciar un animal o una planta viva comestible de otra
cuando ni siquiera sabemos diferenciarlas en el supermercado, ya como
alimentos limpios y listos para cocinar?
Por algo hay que
empezar, y es en este sentido que la cocina básica urbana es el
primer paso en lo que a la práctica de la cocina de supervivencia o
cocina extrema se refiere. El dejar este habilidad -mal entendida por
algunos como "para las mujeres"- o el no dedicarle su
tiempo es, en nuestra opinión como practicantes de la supervivencia,
un grave error.
Los anafes, calentadores, hornillos, cocinillas, infiernillos, camping gas, anafes
portátiles o calentadores de camping [1] usados para cocinar al aire
libre son cada vez más populares y accesibles para excursionistas,
montañistas y otros amantes de los deportes de aventura y la vida en
el medio natural. Elegir, comprar y usar un anafe portátil u
hornillo implica, sin embargo, cierto conocimiento de los tipos y
modelos disponibles en el mercado, las técnica de uso, precauciones,
normas de seguridad y tareas de mantenimiento, todo lo cual nos
ocupamos en este artículo de recopilar para usted.
Si bien una fogata
puede reemplazar a un hornillo sin ningún inconveniente en muchos
casos, en la actualidad y en la mayoría de los casos, no será
posible ni deseable que un fuego tradicional con leña nos
proporcione calor para cocinar o para evitar el frío al aire libre.
Los calentadores de
camping, por tanto, se posicionaron en el mercado de equipo para
actividades al aire libre como una solución para hacer posible
cocinar durante ciertas salidas, o transformarlas en más versátiles
los viajes a cualquier lugar del mundo, independientemente de las
restricciones para hacer fuego o el tipo de combustible que se
encuentre en la región que visitemos, dando nacimiento primero a los
hornillos de gas, y más adelante a los que se conocen como anafe o
cocinas de camping "multicombustible". En adelante contamos
lo que necesita saber tanto para elegir y comprar un hornillo, como
usarlo y realizarle el mantenimiento de forma segura.
INDICE
Elegir y comprar un
hornillo
Clases, tipos y
modelos de anafes
Precauciones y
normas de seguridad
Uso, transporte,
limpieza y mantenimiento
Incrementando el
poder calorífico de nuestro hornillo o calentador de camping
Elegir y comprar un
hornillo
Algunas de las preguntas fundamentales que tendremos que responder
antes de ir a comprar nuestra cocinilla portátil son las siguientes:
- ¿Será para usar durante actividades al aire libre en la
ciudad o en un entorno natural más alejado de la civilización?
Contestar a esta pregunta va a determinar si elegimos un modelo
aptos para usar incluso con gas de red, garrafas o bombonas grandes,
de las que se consiguen en la ciudad o, por el contrario, si elegimos
ya modelos pensados para usar combustible de menor tamaño, diseñados
para ser portátiles.
- ¿Generalmente lo llevaremos con nosotros a cuesta (en una
mochila, etc.) o lo transportaremos con nuestro vehículo?
De esto dependerá la importancia que le demos al peso y volumen
de nuestro hornillo, lo que facilitará o dificultará su transporte
si lo acarreamos con mochila. Si, en cambio, lo llevamos en un
vehículo, priorizaremos sus prestaciones, incluyendo su robustez,
pero no nos importará demasiado su peso o su portabilidad, pudiendo
incluso usar un calentador que se añade a garrafas o bombonas de gas
tradicional, recargables, normalmente de 3 o 4 kg.
- ¿Para cuántas personas pretendemos cocinar con nuestra
cocina portátil?
Los calentadores portátiles están pensados para cocinar a una
cantidad determinada de personas, lo que se traduce en una llama más
o menos potente y en una superficie de soporte más o menos amplia
para apoyar la olla, sartén, etc., pudiendo así calentar
recipientes más o menos grandes. Normalmente los hornillos vienen
preparados para cocinar comida para 2 o 4 personas, y aunque los hay
más grandes, pensados para expediciones, son raros de encontrar
porque en esos casos se prefiere llevar más de un hornillo o,
directamente, una cocina de campaña con cocinero incluido (grandes
expediciones de montaña al Himalaya, etc.).
- ¿Lo usaremos en montaña o en ambientes invernales?
En ambientes muy fríos y a más altitud, típicos de la montaña,
los anafes se ven exigidos en cuanto a que precisan un mayor
calentamiento, un sistema de bombeo eficiente si usan combustible
líquido, etc. Si vamos a comprar un calentador para ser usado en
alpinismo o andinismo todo esto debe ser tenido en cuenta y, en
general, lo mejor en estos casos es comprar uno que sea robusto,
pensado específicamente para soportar la vida exigente que implica
una expedición, incluyendo además el uso de materiales que hagan
que pese y ocupe lo menos posible.
Al mismo tiempo, en lugares de acampada expuestos, como los que
suelen encontrarse en expediciones de montaña, por ejemplo, es
interesante tener en cuenta la posibilidad de un sistema que proteja
del viento, algo que añaden como accesorio algunos modelos.
En lugares con nieve, también se hace imprescindible una base
para apoyar el hornillo, disponible también como accesorio si no
queremos improvisar (por ejemplo, apoyándolo sobre una pala de
nieve), ya que por su propio peso puede hundirse o desequilibrarse
nuestro calentador, o también, al calentarse, derretir la nieve y
caerse.
- ¿Lo usaremos en nuestra región o en otro lugar del mundo?
En algunos lugares del mundo es difícil encontrar repuestos de
combustible para ciertos hornillos de gas, o cierto tipo de
combustible líquido determinado. Si pensamos viajar mucho y por
lugares diversos con nuestro hornillo, o bien queremos uno que sea lo
más polivalente posible en cuanto a la fuente de combustible que
pueda usar (para amantes de la supervivencia urbana o al aire libre,
por ejemplo) debemos optar por un hornillo de gasolina o a
combustible líquido, o por uno multicombustible, es decir, que pueda
quemar tanto gas como combustible líquido. En cambio, si lo vamos a
usar en regiones a donde podemos transportar nosotros mismos o
comprar los repuestos de botellas o cartuchos de gas, recargar
nuestra garrafa o bombona, etc., lo más normal es que un calentador
a gas tradicional sea más práctico.
¿Vamos a usar el hornillo para salidas cortas o viajes largos?
Esto influirá en el tipo de
combustible, tamaño y cantidad de repuestos que tengamos que llevar.
Por ejemplo, en el caso de usar combustibles líquidos, además de
comprar el calentador tendremos que comprar la botella para cargar el
combustible, y la capacidad de la botella (0,5 litros, 1 litro, etc.)
dependerá de cuán largo serán los viajes que hagamos sin
posibilidad de recargarla. Lo mismo vale para los cartuchos o
botellas de gas, porque los hay de distintos tamaños.
Clases, tipos y
modelos de hornillos, infiernillos, anafes o calentadores de camping
Habiendo respondido
a las preguntas de la página anterior, ya sabremos más o menos qué
modelo de hornillo elegiremos entre los siguientes tipos o clases:
1) - Anafe u
hornillo a gas convencional (GLP, mezcla butano / propano /
isobutano, etc.)
La elección
tradicional por excelencia si vamos a usar nuestro calentador en un
camping más o menos cerca de la ciudad, ya sean los calentadores que
se añaden a las garrafas tradicionales o lo que usan garrafas,
cartuchos o botellas de gas más chicas y desechables. Es la opción
menos contaminante y más fácil de manipular.
Como contra más
destacable hay que mencionar que con muy baja temperatura (-15ºC o
menos) es muy difícil que funcionen bien; y tampoco pueden
transportarse sus cartuchos o repuestos en avión por las
restricciones que hay para llevar botellas de gas en vuelo, lo que
hace que tengan que comprarse los repuestos en el lugar del viaje,
cosa a veces más cara, difícil de conseguir, etc.
1.1) - Anafe u
hornillo a gas de alto rendimiento (GLP, mezcla butano / propano /
isobutano, etc. con recipiente integrado y disipador de gas).
Marcas como Trangia
o Jetboil ofrecen hornillos de alto rendimiento, debido a que el
aparato integra también al recipiente, que se adapta perfectamente
al hornillo, siendo un único sistema integral que, funcionando con
un disipador de gas, aumenta muchísimo el rendimiento en comparación
a los hornos de gas tradicionales, al evitar que se disipe tanto el
calor. La contra de este sistema es que nada más se puede usar el
recipiente incorporado, u otros recipientes proporcionados por la
marca, pero no ollas, sartenes o recipientes convencionales.
1.2) - Micro anafe u
hornillo a gas (GLP, mezcla butano / propano / isobutano, etc.).
Se diferencian de
los convencionales en su tamaño y peso reducido y, por tanto, su
extra portabilidad. Su contra es que no suelen ser recomendables para
calentar ollas grandes, ya que tienen menos poder térmico y una base
para apoyar recipientes relativamente chica. A su vez, suelen ser de
constitución relativamente débil o delicada, comparados con los
hornillos de tamaño normal.
2) - Hornillo o
calentador a combustible líquido (quema gasolina industrial
específica de la marca, bencina, gasolina o nafta para vehículos,
alcohol, petróleo, parafina, queroseno o diesel, etc.)
En algunos países y
regiones, conseguir gas para recarga, envasado, etc., es una tarea
imposible. Pero, en cambio, se consigue fácilmente diversos tipos de
combustible líquido como los mencionados. Los hornillos de gasolina,
además, no tiene problemas a bajas temperaturas, a condición de
contar con una bomba con la que se pueda inyectar aire a presión en
la botella (algo normal actualmente en prácticamente todos los
modelos).
Los hornillos de
alcohol de quemar suelen venir en distintos modelos de pequeño
tamaño pensados para uso en supervivencia (por ocupar poco espacio),
y son una interesante opción para tenerlos para su utilización en
emergencia como fuente de calor, aunque no para el uso diario en
tareas de cocina de campamento por ser muy chicos, de baja capacidad
y endebles. Por otra parte, el alcohol es un combustible que con el
paso del tiempo, mientras está almacenado, se evapora más rápido
que otros combustibles líquidos.
Por último, los
hornillos de combustible liquido suelen ser la opción más
económica, la mejor en cuanto a la relación precio-rendimiento: con
un litro de gasolina refinada, por ejemplo pueden llegar a cocinarse
las comidas de todo un día para dos personas.
3) - Anafe u
hornillo multicombustible (funciona quemando tanto gas como
combustible líquido, indistintamente).
Sin duda la solución
más versátil son los hornillos "multifuel" o
multicombustible, ya que con este tipo de cocina portátil podemos
quemar gas o combustible líquido. Por supuesto, como es lógico,
también es la opción más cara.
Dependiendo de la
marca y modelo de calentador, este tolerará más o menos clases de
combustibles líquidos. En todos los casos, sin embargo, se
recomienda usar ciertos tipos de combustibles antes que otros en lo
posible, ya que, dependiendo la clase de combustible será mayor o
menor la necesidad de un precalentamiento, la eficiencia de la llama,
la emisión de tóxicos perjudiciales para la salud, los residuos
acumulados en el aparato y también mayor o menor el mantenimiento y
limpieza del hornillo.
Por eso, en general,
podemos afirmar que, siempre que sean tolerados por nuestro modelo de
hornillo, hay que elegir usar combustibles en este orden:
A - Gas, ya sea GLP
o gas licuado, etc. (de la marca o compatible): muy eficiente, no
produce residuos, raramente necesita precalentamiento y, por tanto,
casi no precisa mantenimiento. La primera opción si no lo vamos a
usar trabajar a muy bajas temperaturas o mucha altitud.
B - Combustibles
líquidos. Como ventaja cuenta con un recipiente (botella) único que
puede volver a llenarse fácilmente si se lleva combustible a parte,
a diferencia de los cartuchos o botellas de gas de un solo uso que
tienen que ser recargados, descartados o desechados para su reciclaje
en la ciudad y se tienen que acarrear de vuelta a la civilización.
Entre estos combustibles tenemos a los los siguientes:
B.1 - Gasolina
industrial, bencina, alcohol. etc. (de la marca o compatible):
produce muy pocos residuos. Primera opción a elegir entre los
combustibles líquidos, y primera si vamos a usarlo para derretir
nieve a muy baja temperatura o cocinar a mucha altitud (montañismo,
etc.), siempre que no se trate de un mini-calentador de alcohol, útil
para dar calor en supervivencia, pero (como ya explicamos arriba) no
muy útil para cocinar.
B.2 - Petróleo,
queroseno, parafina, etc.: produce muchos residuos (hollín) y es
difícil de precalentar, comparado con las opciones anteriores.
B.3 - Gasolina o
nafta para vehículos sin plomo, combustible aeronáutico o para
aviones sin plomo, etc.: genera vapores y humo perjudicial para la
salud porque contiene aditivos y su combustión puede resultar
cancerígena (al igual que sucede con la combustión emitidas por los
vehículos), produciendo además muchos residuos.
B.4 - Diésel o
gasóleo para vehículos: emite vapores y humo perjudicial para la
salud porque contiene aditivos y su combustión puede resultar
cancerígena (al igual que sucede con la combustión emitidas por los
vehículos). Produce residuos y requiere un mayor precalentamiento
que los otros combustibles. Última opción.
NUNCA USAR: gasolina
o nafta con plomo, sus vapores y el humo resultante de su combustión
es gravemente perjudicial para la salud.
4) - Accesorios.
Existen accesorios
añadidos a nuestro hornillo que no van a cambiar mucho su
rendimiento, pero quizás hacernos la vida más cómoda. Esto queda a
gusto del consumidor.
Por ejemplo, una
opción común que puede tener que elegirse es la de que nuestro
calentador incorpore un encendedor piezoeléctrico, lo que permitiría
encenderlo con una chispa generada por un botón, haciendo
innecesario el uso de encendedores, mecheros, fósforos o cerillas.
Sin embargo, en cualquier caso estos sistemas pueden fallar, por lo
que siempre hay que llevar medios alternativos para encender nuestro
hornillo.
Otros accesorios a
tener muy en cuenta son: una funda de transporte resistente, un
multiherramientas (para efectuar arreglos y mantenimiento), un
para-viento o protector contra el viento, una base de apoyarlo sobre
nieve, botella extra para transportar combustible liquido, cartuchos
o botellas de gas de repuesto, aceite para lubricar la bomba en el
caso de los hornillos de combustible líquido y boquillas de
distintos tamaños en el caso de los calentadores multifuel.
Por supuesto, los
recipientes y utensilios de cocina son un tema a parte que habrá que
tener en cuenta teniendo en la mira la compatibilidad con nuestro
futuro hornillo, salvo que se trate de un calentador de alto
rendimiento que traiga el recipiente integrado.
Respecto de las
marcas, mencionar que algunas de las marcas con más reputación son
Primus, Coleman, Campingaz, Esbit, MSR, Brogas, Jetboil, Trangia,
Doite, Pelam, etc.
Precauciones y
normas de seguridad
Listaremos las
normas de seguridad y de precaución básicas para evitar accidentes
usando un anafe, calentador u hornillo. Por supuesto, este listado
incluye datos orientativos y básicos sobre seguridad que no
pretenden ser exhaustivos, excluyentes ni precisos, ya que pueden
variar (y normalmente variarán) dependiendo del hornillo utilizado.
Siempre guíese en primera instancia por el manual de su cocina
portátil, tomando las siguientes recomendaciones como las básicas
que el sentido común indican para manejarse de forma prudente con
este tipo de aparatos.
1) - Siempre revise
que todas las juntas y conexiones del hornillo están apropiadamente
selladas y sin daño antes de usarlo. Esto es especialmente
importante en caso de usar gas. Para comprobar posibles pérdidas de
gas NUNCA usar fuego, sino agua jabonosa, que indicará la pérdida
al hacer burbujas (como cuando buscamos la pinchadura de una cámara
de bicicleta). Las pérdidas de combustible líquido se verán a
simple vista, como resulta obvio.
Ante cualquier duda
por un funcionamiento defectuoso, no prenda el calentador. Si tras el
chequeo encuentra cualquier deterioro, daño o fuga de combustible
del aparato, no lo use. Si el hornillo funciona, aunque de forma
anormal, descontinúe también su uso, encuentre y solucione el
problema antes de seguir usándolo de acuerdo a las instrucciones de
su manual. De no ser posible, llévelo a un técnico especializado
antes de continuar usándolo.
2) - Usar el aparato
UNICAMENTE al aire libre. Sí, sabemos que mucha gente lo usa adentro
de tiendas de campaña y carpas, pero hacerlo implica un riesgo,
tanto de incendio como de intoxicación por emisión de los gases de
la combustión. Por esto mismo, los fabricantes recomiendan
expresamente NO encender o utilizar nuestro horno adentro de
cualquier lugar sin ventilación, incluyendo tiendas de campaña,
carpas, vehículos u habitaciones.
3) - Cuando encienda
el hornillo, ya sea de forma definitiva o para precalentarlo, procure
no tener la cara ni ninguna parte del cuerpo justo sobre él, sobre
la vertical de la hornalla o fogón, aunque sea a una distancia que
parezca segura. Este es un error común que causa accidentes: el
calor que sube puede causarle quemaduras, irritaciones oculares,
etc., aunque no se trate de llama directa sino de humo o de gases
calientes que siempre tienden a elevarse con rapidez. Esto parece
obvio, pero es más habitual de lo que se cree olvidar esta obviedad
con los calentadores de camping, por ser aparatos tan pequeños y
portátiles que suelen estar al ras del suelo, algo que es raro que
ocurra, por ejemplo, al prender cocinas normales (más altas), o al
encender fogatas (porque estas se prenden progresivamente).
4) - Mantener el
aparato lejos de cualquier material combustible, incluyendo paredes o
techos, siendo las distancias prudenciales mínimas libre de objetos
de aproximadamente 1,5 metros hacia arriba y de 1 metro a los
costados, variando siempre en función de las recomendaciones dadas
por la marca para su modelo de calentador de camping en concreto. Por
supuesto, esto incluye mantener la fuente de combustible del aparato
(botella o cartucho de gas, combustible líquido, etc.) lo más
alejada posible del fuego. En particular, la manguera que los conecta
al combustible no debe entrar en contacto con ninguna parte caliente
de la hornalla, la estructura del hornillo, los humos de la
combustión, etc.
5) - Colocar el
aparato equilibrado sobre una superficie plana y estable. En caso de
tratarse de un aparato plegable, prestar atención a su correcto
despliegue, montaje y aseguramiento, sobre todo en el caso de las
patas, para así asegurar un buen equilibrio. Si va a utilizar el
hornillo en la nieve, como ya mencionamos, debe apoyarse la cocina
portátil sobre una superficie intermedia que mantenga la estabilidad
sobre el manto nivoso, evitando que se derrita con el calor (una
chapa de metal, una pala de nieve, una losa de piedra, etc.).
6) - Realice
cualquier colocación, recarga o cambio de repuestos de combustible
en lugares al aire libre y lejos de cualquier llama (estufas
eléctricas, llamas piloto de calefones o calderas, cigarrillos
encendidos, etc.) y lejos de otras personas.
7) - Al igual que
sucede con cualquier fuego, siempre mantenga controlado el camping
gas mientras esté prendido.
8) - No deje al
fuego ollas u otros recipientes vacíos, o hirviendo hasta que queden
vacíos. Pueden ser causa de incendio o de que se estropee nuestro
aparato.
9) - NUNCA
transporte el hornillo encendido. Espere que se enfríe para
manipularlo o moverlo, teniendo en cuenta sus partes calientes al
agarrarlo.
10) - NUNCA UTILIZAR
gasolina o nafta con plomo, sus vapores y el humo resultante de su
combustión es gravemente perjudicial para la salud.
11) - En hornillos
de combustible liquido o multicombustible, NUNCA llenar la botella de
combustible líquido más allá de la línea que marca el máximo.
12) - En hornillos
de combustible liquido o multicombustible, NUNCA transporte la
botella conectada al aparato, sino por separado y tapada de forma
apropiada.
13) - En hornillos
multicombustible: cerciórese de que la manguera está libre de
combustible líquido cuando pase a usar gas, es decir, purgue el
combustible de la manguera antes del cambio de uso de líquido
combustible a gas (ver procedimiento más adelante en el punto "Uso,
transporte, limpieza y mantenimiento - c) - Hornillos de combustible
líquido"). Verificar también que la manguera no se retuerza
durante su uso o sufra desgates mecánicos (apoyarle encima objetos,
pisarla, etc.).
14) - Mantener la
limpieza del nuestro anafe es fundamental para evitar accidentes o
malfuncionamientos de nuestro calentador. Para más detalles, ver
apartado siguiente.
Uso, transporte,
limpieza y mantenimiento
Al usar calentador
de camping hay que cuidar que no reciba golpes o caídas, también
durante su transporte, ya que su constitución suele ser delicada.
Por eso es recomendable transportarlo en una funda resistente y en un
lugar protegido.
Al manipular el
hornillo, hay que tener en cuenta que habrá partes calientes
mientras esté encendido e incluso después, hasta el momento de
enfriarse. Esto es una obviedad, pero nunca viene mal recordarlo.
Ciertas partes están pensadas para mantenerse más frías y pueden
ser usadas como asas, aunque deben estar diseñadas específicamente
para ello si no queremos dañar el aparato.
Las cocinas de
campaña, como su nombre lo indica, están pensadas principalmente
para cocinar dentro de un recipiente y/o, en su defecto, para
proporcionar calor. No se recomienda usarlas, por tanto, para
cualquier uso distinto a este, so pena de estropear el aparato o
causar un accidente.
Cuando no use el
anafe, ya sea para su transporte o para su almacenamiento por un
tiempo prolongado, desconecte la manguera que une la pieza central a
la fuente de combustible (botella de combustible líquido, cartucho
de gas, etc.). Guarde y/o transporte los repuestos de botellas de
combustible en lugares secos, alejados de fuentes de calor y/o
humedad.
Al usarlo, la
manguera de conexión tiene que estar siempre extendida todo lo
posible y sin contacto con el hornillo más allá de su punto de
conexión.
Deben limpiarse la o
las boquillas usadas en nuestro calentador periódicamente, sobre
todo y con más frecuencia si se usa combustible líquido, porque
este dejará más residuos que la quema de gas. Esto puede hacerse,
dependiendo el modelo, con la boquilla puesta o debe desarmarse
primero, usando para la tarea una aguja de limpieza especifica o (en
su defecto) una aguja de coser común o alfiler. Luego de haber
desarmado y/o limpiado el aparato, hay que volver a corroborar que no
existen pérdida de combustible antes de usarlo.
Si usamos nuestra
cocina portátil habitualmente con combustible líquido y, más aún,
si este es de mala calidad o de los menos recomendados, hay que
limpiar también de vez en cuando el husillo de la válvula de
regulación o ranuras de la boquilla.
Todas estas
operaciones pueden realizarse con la multiherramientas proporcionada
por el fabricante de nuestro hornillo y de acuerdo a sus
instrucciones específicas, por lo que no tiene sentido que nos
extendamos sobre ello aquí ya que deberá leerlo en su manual.
Los filtros internos
de combustible que incorpore el aparato raramente precisan de
mantenimiento. En caso de obstruirse siendo necesario cambiarlos,
podemos hacerlo por nuestra cuenta luego de adquirirlos en el
fabricante, pero limpiarlos no es algo que los manuales de los
hornillos contemplen normalmente como posible.
Las siguientes son
algunas normas de uso básicas y particulares para los diversos tipos
de hornillos más comunes que hay en el mercado actualmente:
a) - Hornillos de
gas
- Mantener cerradas
todas las llaves durante la colocación de una botella de gas y
mientras el hornillo esté apagado.
- Siempre mantener
la botella o cartucho de gas vertical, parado de acuerdo a las
instrucciones del fabricante, y sobre todo durante la colocación de
la válvula de nuestro hornillo.
- Al enroscar la
válvula, hacerlo comprobando que no se deforma la rosca y sin
apretar excesivamente. Controlar que queda bien colocada: prestar
atención al olor o, en su defecto, comprobar al aire libre con agua
con jabón la presencia de burbujas (fuga de gas) en las juntas del
aparato (ver "Precauciones y normas de seguridad", punto
anterior). Ante la duda, no encenderlo.
Antes de encenderlo,
abrir primero la válvula de cierre y después la de regulación, en
ese orden, pudiendo regular la llama con una o ambas, de acuerdo a
las instrucciones del fabricante.
Para apagar el
hornillo, cierre primero la válvula de cierre y espere a que se
apague, para finalmente cerrar la de regulación.
b) - Hornillos de
combustible líquido
- Como ya
mencionamos en las normas de seguridad: NUNCA llene la botella de
combustible líquido más allá de la línea que marca el máximo.
- Al enroscar la
válvula en la botella de combustible líquido, hacerlo comprobando
que no se deforma la rosca al enroscarse de forma oblicua por error y
sin apretar excesivamente. Controlar que queda bien colocada: prestar
atención a posibles manchas o goteos de combustible.
- Realizar los
bombeos necesarios en la botella (solamente posible si incluye bomba
de combustible, dependiendo el modelo) en la cantidad indicada por el
fabricante del anafe, y los cuales podrían variar (a más)
dependiendo de la cantidad de combustible que tenga la botella y a
medida que disminuya.
- Dependiendo de la
marca y el modelo, para "encender" (abrir) la válvula de
paso (activar la comunicación de la botella de combustible, a través
de la manguera, con el hornillo) hay que mantener la botella acostada
de un lado hacia arriba, y para "apagarla" (cerrarla)
ponerla con el lado opuesto hacia arriba, girada 180º respecto de la
posición de encendido. Normalmente estos lados están claramente
indicados en la válvula con las palabras "ON" y "OFF"
respectivamente, o similares, y cuando se puede leer esta indicación
hacia arriba es cuando está tal como indica ("encendido" o
"apagado").
- Los hornillos
alimentados con combustible líquido precisan de un precalentamiento
antes de encenderse, a diferencia de los de gas [2]. Antes de iniciar
dicho precalentamiento, lo mejor es tener el hornillo protegido del
viento en la medida de lo posible. A continuación explicamos los
pasos básicos para precalentar un hornillo a combustible líquido.
Abrir primero la
válvula de cierre y después la de regulación (que puede ser un
botón), en ese orden, y dejando unos segundos (de acuerdo a las
instrucciones del fabricante) que fluya el combustible en el hornillo
sin encenderlo todavía. Luego, cerrar la válvula la válvula
principal o botón de regulación. Si se usa petróleo o similar, hay
baja temperatura, mucho viento, etc., es posible que se necesite más
combustible para el precalentamiento debido a la pérdida de calor
producida por el medio ambiente, por lo que debe dejarse más tiempo
abierta la válvula (siempre de acuerdo al manual de nuestro modelo
de hornillo).
Es momento de
controlar nuevamente que no haya fugas de combustible por ninguna
parte del sistema, desde la botella hasta el calentador. Si todo está
bien, encender el combustible que se encuentra en la parte del
hornillo destinado al precalentamiento, dejándolo prendido durante
aproximadamente 40 segundos (para combustible de la marca o gasolina
específica para el modelo) o más tiempo (para petróleo, diésel,
etc.), sobre todo si la temperatura es baja, hay viento que "robe"
el calor, etc. (para datos sobre el tiempo más específicos, siempre
guíese por las indicaciones del fabricante).
Pasado este tiempo y
antes de que el combustible se apague del todo, abrir despacio la
válvula de regulación hasta lograr una llama estable. Si la llama
es amarilla y no estable, puede ser debido a la falta
precalentamiento [3], para lo cual se puede cerrar un poco el botón
de regulación, esperando que mejore (se transforme en una llama azul
y estable), dejando entonces que queme a baja potencia para terminar
de calentarse antes de subir la llama. De no ser así, habrá que
apagarlo y empezar otra vez todo el procedimiento cuando que se haya
enfriado el hornillo, y esta vez usando más combustible (dejando más
tiempo abierta la válvula al comienzo del proceso) para logar un
mayor precalentamiento después.
- Para apagar un
hornillo que quema combustible líquido, primero hay purgar el
combustible de la manguera. Esto se logra al colocar la botella en
posición de "OFF" (según el fabricante) y cuando el fuego
se apague (empieza a salir aire sin combustible) cerrar la válvula
de cierre y, por último, el botón o válvula de regulación, igual
que se hace con un hornillo a gas.
Si el modelo de
botella de combustible que usamos incluye una bomba de combustible
para aumentar la presión, puede que esta no funcione. En ese caso,
se puede desarmarla y verificar el émbolo de cuero de su punta, ya
que su mecanismo es similar al de cualquier inflador o hinchador de
ruedas de bicicletas, pelotas, etc.: hay que extenderla si se dobló
y/o lubricarla con aceite que proporciona el fabricante o, si no se
posee, con aceite minera o con saliva. También se puede desenroscar
y lubricar el vástago de la bomba en los modelos que lo permitan. Si
esto no resuelve el problema, habrá que chequear la válvula de
retención y limpiarla tras su desarmado.
c) - Hornillos
multicombustible o multifuel
- Evidentemente,
todo lo dicho arriba, por separado, respecto de los sistemas de
calentadores de gas y de combustible líquido, se aplica también a
los hornillos multicombustible, que no son ni más ni menos que un
tipo de calentador que tiene la posibilidad de usarse con ambas
clases de combustible. Sin embargo, hay algunas particularidades
propias de los "multifuel" que pasamos a aclarar.
- Verifique que el
calentador tiene colocada la boquilla adecuada para el tipo de
combustible que va a usar. Las boquillas son las piezas del aparato
que permiten el paso de cierta cantidad de combustible y aire por un
orificio de determinado diámetro, el cual varía dependiendo del
tipo de gas o combustible líquido de que se trate. Los hornillos
multifuel traen distintas boquillas, que hay que cambiar dependiendo
del tipo de combustible que se vaya a utilizar. Si usamos la boquilla
incorrecta, el hornillo no funcionará o quemará mal (llama
vacilante o amarilla, etc.).
- Como ya
mencionamos, cerciórese de que la manguera está libre de
combustible líquido cuando vaya a usar gas. Porque si hubiera
combustible líquido en la misma al cambiar de líquido a gas, podría
surgir una llamarada peligrosa al encender el hornillo.
Notas:
[1] En este artículo
usamos como sinónimos intercambiables los términos "hornillo",
"calentador", "calentador de camping", "anafe",
"anafe de camping", "anafe portátil",
"cocinilla", "cocina de campamento", "camping
gas", "horno", etc., teniendo en cuenta las distintas
formas de llamar a este aparato dependiendo de la región de
hispanoamérica de que se trate.
[2] A veces es
necesario incluso precalentar hornillos de gas, cuando las
condiciones meteorológicas no acompañan (tiempo muy frío o
ventoso, etc.)
[3] La llama
amarilla y vacilante puede ser debido a otras causas a parte de la
falta de precalentamiento del hornillo. Leer al respecto el artículo
"Incrementando el poder calorífico de nuestro hornillo o
calentador de camping" para más datos.
Pequeños consejos que nos permitirá ahorrar con las cocinas a gas y eléctricas, y al mismo tiempo ayudar al cuidado de la ecología.
Fogata en un refugio de supervivencia en la montaña.
Está demostrado que para que la llama de una hornalla o fogón de cocina a gas rinda más a igual consumo de gas, hay que hacer que la corona de la llama se centre en el recipiente a calentar, de forma tal que sobren por los costados alrededor del 20% del radio del recipiente. Dicho de otra forma, nunca tenemos que ver sobresalir la llama por los costados, o llegar al borde de las ollas, planchas, etc., sino mantenerla dentro de la circunferencia de la base del recipiente que está sobre la llama.
Aunque así el tiempo de cocción puede ser un poquito más lento, el hecho es que con menos gas se cocinará más, ahorrando energía (y por lo tanto dinero) al tiempo que contaminaremos menos para hacer lo mismo.
En el caso de las cocinas eléctricas híbridas, es decir, que tienen tanto lugares para cocinar por inducción como por el calentamiento de una espiral eléctricamente, hay que saber que siempre las hornallas o fogones de inducción son más eficientes, y por lo tanto conviene usar estos antes que los eléctricos. Lo bueno de la inducción es que calienta directamente el recipiente, y no la placa de vitrocerámica para que esta transfiera el calor al recipiente, así es como se logra una mayor eficiencia y un menor consumo.
Al hervir el agua, si a esta le agregamos un puñado de sal, esta romperá el hervor antes. Esto es así debido a que el agua salda tiene un punto de ebullición menor a la dulce. Cuando freímos, el aceite de oliva se calienta antes, usándolo también podemos ahorrar energía.
Tapar las sartenes, ollas, cacerolas o perolos siempre que sea posible harán que el agua entre hierva o los alimentos se cocinen o frían antes, con ayuda del vapor. Si podemos usar olla a presión para las comidas que tradicionalmente consumen mucho tiempo de cocción en ollas normales (garbanzos, lentejas, etc.) mucho mejor.
En todos los casos para rentabilizar la utilización de la cocina, hay que hacer uso del "calor residual". El calor residual es el calor que conservan los recipientes una vez calentados, luego de haber apagado la fuente de calor (sea de cocina eléctrica o a gas de cualquier tipo). Con este calor residual se pueden seguir cocinando los alimentos. Así, si en vez de apagar el fuego cuando lo que estamos cocinando o calentando está a punto, lo hacemos un poco antes, aprovecharemos el calor residual para que se termine la cocción.
Esto es mucho más importante en el caso de cocinar en un horno, ya que el calor residual que se conserva dura mucho más tiempo. De la misma forma, cuando cocinamos a la parrilla, las brasas o las ascuas hasta que se apaguen por sí solas pueden dar el último toque, y hacen que no sea necesario seguir agregando leña al fuego.
Picar los ingredientes chicos o en pequeñas partes hacen que se cocinen antes, ya sea hervidos o asados. Si nos da lo mismo para la receta que vamos a cocinar, entonces es mejor picar, molero machacar todo finito.
De la misma forma, las hortalizas siempre se cocinan antes peladas.
Piense dos veces antes de usar el horno (sobre todo los hornos eléctricos, que gastan mucho). En particular, lo primero que hay que preguntarse es: ¿puedo cocinar esto mismo sobre la cocina? Si es así, hacerlo fuera del horno siempre será más barato y por lo tanto más rendidor (menos contaminante).
Si de cualquier forma hay que usar el horno como única alternativa, lo segundo que hay que pensar o preguntarse es, ¿qué otra cosa puedo cocinar en el horno al mismo tiempo y/o inmediatamente para aprovechar mejor su calor y el calor residual? Muchas veces podemos adelantar comidas, haciendo dos con la energía con la que inicialmente pensábamos hacer una, hacer el postre inmediatamente después, etc.
En verano, desde la cocina el horno sobrecalienta la casa, y probablemente hace que indirectamente se gaste más energía en volver a que esté fresca otra vez (aire acondicionado, ventilador, etc.). Por esa razón siempre es mejor cocinar al horno en invierno, cuando al contrario, aprovechamos su calor para calentar la casa.
Capítulo aparte merece el ahorro de agua para cocinar. En resumen, podemos decir que hay que evitar la costumbre de usar más agua que la que se consuma en la propia cocción y que (en caso de tener que un sobrante) usar lo que quede para otras comidas y otros usos. Como norma general, un alimento se cuece más o menos en el doble de volumen (o el doble y medio si lo queremos caldoso) de agua que ocupa. Para ejemplo tenemos las recetas tradicionales de arroz orienta, mexicano, ecuatoriano, etc. Incluso en algunos casos puede usarse la misma cantidad de agua que de alimento, por ejemplo en el caso de la cocción tradicional de couscous (sémola de trigo couscous) donde además la cocción al fuego no pasa de 5 minutos.
Si usted vive en un lugar muy soleado, plantéese seriamente comprar o incluso fabricar una cocina solar y/o un horno solar. Estos aparatos requieren una cierta inversión, como cualquier cosa, pero el ahorro energético y la independencia de la electricidad o el gas para cocinar al aire libre los hacen realmente fabulosos. Por supuesto, a esta autosuficiencia culinaria le tenemos que sumar el favor que le hacemos a la ecología al cocinar solamente usando la luz del sol, su calor, refractado y concentrado por la cocina solar u horno solar.
Aunque junto con la olla, los cubiertos, los vasos y platos sean parte de muchos equipos para cocina de camping, acampada y campamentos de montaña, la experiencia nos enseñó que nos es muy recomendable usarlos.
Platos y vasos vs. jarros
El uso de platos está bien para la ciudad, es decir, cuando tenemos una mesa donde apoyarnos y una silla donde sentarnos tranquilamente a comer, adentro de una casa segura contra las inclemencias del tiempo. Pero estar de acampada es otra cosa, por lo que hay que repensar los usos tradicionales de los utensilios de cocina, porque de muy útiles pueden pasar a ser mejorables o simplemente inútiles. Este es el caso de los platos y ciertos cubiertos como el cuchillo y el tenedor convencionales cuando se come y se cocina al aire libre.
Jarros y cucharra, la mejor cubertería para comer y cocinar al aire libre
Los platos tienen los siguientes inconvenientes en la cocina extrema:
La comida se enfría muy rápido.
Ocupan mucho lugar.
Necesitan una superficie de apoyo para que se pueda comer cómodamente.
En vez de platos, se puede entonces usar jarros, que tienen las siguientes ventajas en favor de los primeros:
Mantienen mejor el calor de la comida caliente.
Ocupan menos lugar (se puede usar su interior para guardar otras cosas).
Son polivalentes: sirven también para tomar líquidos, infusiones, sopas, etc. (vaso y plato en un sólo recipiente).
Pueden usarse como recipientes para calentar comida o líquidos directamente.
Pueden usarse para servir líquidos directamente de una olla.
Los vasos son, evidentemente, un elemento más totalmente innecesario si se lleva un jarro que cumple la misma función: algo menos que llevar, que rompero o perder.
La gran ventaja del jarro: también se puede poner al fuego, pero para eso no tiene que ser nunca del tipo enlosado o esmaltado, sino de metal simplemente.
Tenedores vs. cucharas
Los tenedores, por su parte, ven superadas con creces su utilidad si se los compara con las cucharas. La mayoría (por no decir todos) los alimentos típicos que se consumen al aire libre pueden comerse con cuchara, o bien con pan; sin embargo, todos los alimentos que llevan gran cantidad de líquido no pueden comerse con tenedor. Esto significa que si se lleva un tenedor, hay que llevar cuchara, pero si se lleva cuchara puede prescindirse del tenedor. Es decir, llevar cuchara ahorra peso (ahorra un tenedor) y llevar tenedor implica llevar más equipo de cocina (más peso) y tener que usar uno u otro dependiendo de la comida (pérdida de tiempo).
Además de todas las razones mencionadas, las cucharas se pueden improvisar o construir fácilmente, sólo superadas en este último aspecto por los palillos chinos.
Cuchillos de cocina para comer vs. cuchillos polivalentes de supervivencia
El caso de los cuchillos convencionales de cocina es una cuestión más bien de beneficio práctico. Si bien un cuchillo normal de cocina puede llegar a servir para comer al aire libre, la mayoría de las comidas calóricas y con alta cantidad de clorhidratos (arroces, pastas, polentas, sopas, cereales, etc.) no necesitan del uso individual del cuchillo, por lo que el uso que se le suele dar al cuchillo es más bien comunitario: cortar comida para cocinarla, para repartirla, etc. Si a esto lo sumamos el hecho de que un cuchillo al aire libre debe ser también una herramienta de supervivencia para usos múltiples (cortar cuerdas y sogas, improvisar armas para cazar, servir de martillo, de sierra, etc.), vemos claro que el cuchillo ideal para un campamento es un cuchillo de supervivencia y/o una navaja multiuso tipo "Victorinox".
Al aire libre y de acampada, nada más útil que un buen cuchillo a condición de, por supuesto, saber cómo utilizarlo correctamente y tratarlo con la delicadeza y cuidado de cualquier arma.
Los primeros, los cuchillos de supervivencia, pueden ser para uso comunitario si vamos en grupo (es decir, llevar uno o dos por grupo, dependiendo las necesidades) y también incluir otras herramientas de supervivencia: gomeras o tirachinas, espejo de señales, iniciadores de fuego de supervivencia (pedernal, magnecio, etc.) serruchos, hilo, aguja, medicamentos, etc. Los segundos (las navajas, cuchillos multiuso o cortaplumas) servir por motivos de supervivencia como cuchillo individual, para (como su nombre lo indica) muchos usos: sacacorchos, abrelatas, destornillador, cortauñas, sierra, tijeras, punzones, lupa, etc., dependiendo lo grande que sea. En ambos casos, por más o menos el mismo peso y volumen de un cuchillo de cocina convencional, llevamos una herramienta mucho más útil tanto para cocinar y comer, como para las tareas de campamento o posibles situaciones de supervivencia.
Frascos, botellas, platos y otros recipientes son inncesarios, y además terminan por ensuciar el lugaral abandonarse por comodidad, vagancia o falta de responsabilidad, situación típica de las cabañas y refugios de montaña sin cuidador