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Cómo construir un iglú sin herramientas

Muchas veces se habla de los iglúes o inglús como refugios de supervivencia ideales para un clima invernal con abundante nieve disponible. Sin embargo, su construcción, aunque realmente útil e insuperable en muchos sentidos, es realmente complicada y requiere del uso de herramientas que un superviviente ocasional (no un esquimal) difícilmente tenga consigo.

En este artículo contamos nuestra experiencia de construcción de un iglú "sin nada", al menos nada que no se pueda conseguir en la naturaleza, junto con nuestras manos, pies e inteligencia.

Video que muestra algunos aspectos de la construcción de un iglú
sin usar herramientas no improvisadas, como refugio de supervivencia polar.

Manos: herramientas frías

Cuando se construye un iglú de forma realmente improvisada (es decir, sin disponer de serrucho, cuchillo, pala, etc.) habrá que usar las manos, evidentemente. El problema es que, incluso aunque tengamos guantes, tarde o temprano vamos a enfriarnos las manos hasta tan extremo que podemos rozar el congelamiento. Saber esto es muy importante, ya que al menor indicio de "dejar de sentir" los dedos, tendremos que hacer un descanso para, junto con ejercicios de calentamiento de brazos, muñeca y dedos, recuperar un poco la circulación.

Si usamos guantes, los mejores serían los impermeables y transpirables ("perlantes") de membrana tipo Goretex. Pero como estamos suponiendo que vamos a trabajar como supervivientes sin equipo, tenemos que pensar que no vamos a tener este lujo, o incluso trabajar a mano desnuda. Sin embargo, si tenemos algún plástico, podremos improvisarnos unos guantes para (por lo menos) no mojarnos las manos, y así lograr que se nos enfríen más lentamente y se calienten más rápido durante los descansos.

Un método para saber si tenemos las manos congeladas o si el frío todavía es soportable, consiste en tocarse el dedo pulgar con el meñique de las manos: si no lo logramos la primera vez (si no coordinamos) significa que estamos cerca de la congelación de las manos, y tenemos que descansar para calentarlas. Una forma práctica de calentarlas es ponerlas abajo de nuestras axilas, la corva de las rodillas, o hacer el clásico "molinete" (girar los brazos a la altura de los hombros a gran velocidad) para que la sangre vaya de los brazos a las manos.

Ubicación del iglú

Si es posible habrá que elegir un terreno plano para construir el refugio, o lo más plano que haya en las inmediaciones de la zona de supervivencia, lugar que elegimos para acampar por diversas razones (cercanía de agua), etc.. Al mismo tiempo, el lugar de emplazamiento de nuestro refugio-vivac provisional deberá estar lo más cerca posible de la fuente de nieve, que deberá ser extensa, por razones obvias: ahorro de tiempo y esfuerzo en su construcción, y garantía de tener todo el materia base necesario para la construcción de los ladrillos de nieve.

Aunque en esta ocasión no lo llevamos acabo, lo ideal y tradicional es construir el refugio en el lugar que queda al ir sacando los ladrillos o bloques de nieve. En caso de tratarse de un iglú de tamaño medio o grande (el que vemos en las fotos y videos es chico, para dos personas sentadas adentro) lo ideal es que la superficie de donde se sacaron los bloques de nieve sea el suelo bajo del iglú, la parte delantera, y atrás quede una zona más elevada destinada para dormir. La razón de esto es que el frío tiende a darse en la zona baja (o el calor en la alta), y así se logra más confort cuando se duerme.

Es importante pensar también cual será la orientación de la puerta: normalmente en la zona contraria a la dirección de los vientos predominantes (sotavento). La puerta deberá ser a su vez lo más chica posible (para evitar pérdidas innecesarias de calor). Si hay mucho viento o el mismo no tiene una dirección estable, y hay nieve (y tiempo) suficiente en base del iglú, se puede cavar un túnel como puerta.

Pasos básicos a seguir para su construcción

El método que usamos implica generar los ladrillos de nieve en dos etapas:

A) - Aplanar la nieve con los pies.

B) - Cortarlos (darles forma) con un palo.

Para que este método funcione (al menos, de acuerdo a lo que probamos) la superficie de la nieve no deberá ser muy alta, para así poder compactarla hasta el nivel del suelo. Eso nos va a ayudar a "despegar" los ladrillos, como vemos en el video y las fotos. De otra forma, habría que también preocuparse de "cortar" los ladrillos por abajo para sacarlos, algo que sin una pala para nieve resulta bastante difícil al menos, y mucho más inviable sin duda.


Video que muestra algunos aspectos de la construcción de un iglú
sin usar herramientas no improvisadas, como refugio de supervivencia invernal.

Ladrillos o bloques de nieve

La práctica nos enseñó que lograr ladrillos "perfectos" es casi imposible con un método tan "casero" o "artesanal". Habrá entonces que buscar "encastres" entre los ladrillos, para ir levantando la pared según vayamos viendo. Tampoco será demasiado factible lograr una construcción tipo "espiral ascendente" usando bloques cada vez más grandes (método tradicional), por la misma razón (falta de herramientas de "precisión" para lograr ladrillos del tamaño necesario en cada caso). En cualquier caso, siempre intentaremos que el centro de los ladrillos superiores se apoyen sobre la unión de los dos ladrillos inferiores, que lo soportan, haciéndole de base, algo totalmente imprescindible para mantener la estructura relativamente estable.

Pese a que en el video vemos el refugio con hojas y hojarasca pegadas a la nieve, si hay tiempo, es buena idea sacárselas. La razón es que si las dejamos, estas se van a calentar antes que la nieve (por ser más oscuras) y acelerarán el proceso de fundido de la misma, cosa que comprobamos. Por otro lado, aunque se tomen estas precauciones, lo cierto es que el refugio es muy difícil de "pulir" o "tallar" por el interior, lo que hace que sea propenso a las goteras. Hay que tener en cuenta a su vez, que se acelera mucho el trabajo si disponemos de un palo con cierto filo, ya se natural o tallado (si tenemos un cuchillo, también puede ser útil en este sentido), y se gana mucho en calidad de las paredes construidas.

Ventilación: imprescindible

Si nuestro refugio raya la perfección, es decir, no hay casi rendijas entre bloques, será imprescindible hacer al menos un agujero de ventilación para poder evacuar el dióxido de carbono (CO2) generado por la respiración de sus ocupantes. Una ventana es algo opcional, pero si se hace, deberá hacerse al final de la construcción, al igual que el agujero de ventilación.

Pese a estos orificios de ventilación, la temperatura en un refugio puede superar los 0ºC, llegando incluso hasta los 15ºC o más, independientemente de la temperatura exterior.

Comida urbana vs. cocina de superivencia

Encontrar algo qué comer puede ser algo muy fácil o muy difícil, dependiendo de la situación en que nos encontremos. No sólo al aire libre, incluso en la ciudad ocurre así. Pero con obtener alimentos no alcanza, también hay que saber como cocinarnos.



En el libro del escritor colombiano Gabriel García Márquez, Relato de un náufrago (basado en hechos reales), se puede constatar algo que pocos tienen en cuenta en materia de supervivencia: matar un pájaro o cualquier otro animal y después comerlo crudo no sólo es algo que puede resultar asqueroso e imposible de hacer incluso para una persona que se esté muriendo de hambre, sino que además puede que no sea tan nutritivo como podría parecer a primera vista.

Sin experiencia, el matar a un animal para comerlo o el conseguir vegetales o plantas comestibles no es para nada fácil -es decir, sin conocimientos y entrenamiento en la materia-. Pero incluso si pudiéramos hacerlo, el cocinarlo será una tarea para la que quizás no estemos preparados si no disponemos de las herramientas que normalmente tenemos en la cocina de nuestra casa.

Una cosa es cocinar teniendo un cocina a gas o eléctrica, y otra muy diferente es hacerlo con fuego de leña y/o carbón. Incluso aquellos que tengan experiencia en cocinar asados o barbacoas, el hacer lo mismo sin una parrilla adecuada al aire libre, con frío o con lluvia, por ejemplo, ya complica considerablemente las cosas. Y no se trata sólo del tópico más que conocido en supervivencia de cómo prender un fuego, sino de lo que es la cocina de supervivencia o la dieta de supervivencia en sí.

Lejos de lo que puede pensarse si se ignora este tema, el cocinar la comida no es un lujo, ni siquiera en materia de supervivencia. No sólo hay algunos alimentos que crudos son tóxicos o pueden transmitir enfermedades, sino que directamente no son comestibles o serían "indigeribles" para nosotros. De ahí que aprender a cocinar en supervivencia y tener práctica real en ello en las más variadas circunstancias puede considerarse una de las habilidades básicas de este arte junto con las de conseguir agua, alimento y refugio.

Lamentablemente en muchas ciudades la comodidad urbana está haciendo que los ciudadanos (y sobre todo los ciudadanos de sexo masculino) olviden cada vez más el arte de la cocina. Cada vez más se hace uso de alimentos preparados "listos para calentar", precocinados o directamente se compra comidas ya hechas y listas para comer. La razón es que las personas disponen de cada vez menos tiempo debido a las largas jornadas de trabajo, a las que hay que sumar el cuidado de los hijos y otras responsabilidades que se ponen como prioritarias sobre la de alimentarse en base a lo que uno mismo cocina, y todas llevan su tiempo. El problema es que la habilidad de cocinar debería tener también un espacio reservado en la vida cotidiana, porque puede que las cosas no siempre sean como nos acostumbramos a vivirlas.

Haciendo dulce o mermelada con frutos del bosque recolectados en la Patagonia Andina.
Dicho de otra forma con un ejemplo concreto: el día que no tengamos una cocina para cocinar, ¡¡difícilmente podremos hacerlo con leña cuando ni siquiera sabemos hacerlo con la propia cocina!! Es más, ¿cómo sabremos diferenciar un animal o una planta viva comestible de otra cuando ni siquiera sabemos diferenciarlas en el supermercado, ya como alimentos limpios y listos para cocinar?

Por algo hay que empezar, y es en este sentido que la cocina básica urbana es el primer paso en lo que a la práctica de la cocina de supervivencia o cocina extrema se refiere. El dejar este habilidad -mal entendida por algunos como "para las mujeres"- o el no dedicarle su tiempo es, en nuestra opinión como practicantes de la supervivencia, un grave error.

Improvisando un refugio o vivaque de supervivencia con o sin ponchos

El refugio que describimos aqui y en el video que lo acompaña, es un refugio de supervivencia o vivaque con un techo con caída "a un agua" (en contraposición a la típica casa o cabaña con techo con caída "a dos aguas") muy simple, y por lo tanto rápido de construir, pensado para hacerse en un bosque. También damos opciones para hacerlo si no se tienen ponchos, usando nada más materiales naturales.


Antes que nada, como sucede previamente a la construcción de cualquier refugio, es importante pensar en la orientación que va a tener dicho refugio y el lugar (tipo de suelo, inclinación, vegetación espinosa, etc.) donde se va a levantar.

En lo que respecta a la orientación, habrá que ubicarlo de forma tal que el techo cubra la zona desde la cual llegan los vientos (precipitaciones) predominantes, aunque si llevamos mochilas, estas pueden servir de parapeto improvisado también, del lado en que el techo no tape. La inclinación deberá ser la menor posible, y si existe, dormiremos con la cabeza en la zona más alta, y nos "anclaremos" de alguna forma para no deslizarnos hacia abajo durante la noche.

Este refugio improvisado o vivaque (vivac) se hace a base de troncos (su estructura), ponchos (su recubrimiento) y algunas cuerdas, sogas o cintas para anclarlo (fijaciones). Este refugio muestra la utilidad de los ponchos impermeables para improvisar refugios al aire libre, lo que demuestra que un poncho de este tipo sirve mucho más que para tapar a una persona o a una mochila (o a una persona con mochila) en caso de lluvia.

Estos ponchos impermeables, originalmente diseñados para uso militar, están especialmente pensados para utilizarse en estos casos (supervivencia al aire libre y acampada) por lo que además incluyen una serie de anillos y botones en los laterales, que permiten unirnos entre sí si se dispone de varios de ellos, o atarlos fácilmente a árboles, etc., como hacemos en este caso.

A diferencia de un poncho normal, tienen la desventaja de ser más pesados. Pero a su vez, por la misma razón, poseen la ventaja de ser más resistentes y estar especialmente preparados para usos en los cuales se los "maltrate" un poco, como es el de servir de suelo o techo de un refugio, el soportar tirones y pisotones, etc.

Vivaque refugio con poncho
Refugio o vivac de supervivencia a dos aguas con ponchos.
Si se dispone de más de un poncho, uno deberá destinarse a servir como piso, para aislarnos de la humedad que recibiremos del suelo. Si, en cambio, no se dispone de poncho alguno, habrá que acometer la tarea de cortar ramas de los árboles, arbustos, etc. de la zona, las cuales servirían de suelo y de techo igualmente, aunque quizás no tan efectivo (dependerá de la cantidad que juntemos, de lo secas que estén, y del tipo de vegetación de que se trate). Evidentemente además, en este caso se alargarían los tiempos e construcción y se dificultaría la tarea de fijar el techo al travesaño.

En caso de no disponer de cuerdas, sogas o similares para fijar los vientos del refugio en base a ponchos, se pueden usar troncos y piedras, aunque el espacio útil del techo y el suelo se reducirán en alguna medida (al restarse la parte que quedará abajo de las piedras o troncos que sirvan como fijaciones improvisadas).

Las culpas son de nosotros, los tracks GPS son ajenos...


Hace tiempo es posible encontrar en internet los “tracks” GPS (o sea, el registro de un trayecto, ruta, sendero o camino recorrido por una persona con uno de estos aparatos de orientación) que otros han registrado y subido para su descarga y libre uso. Como Guía, he notado que esta posibilidad tecnológica hace que muchos se crean falsamente seguros para realizar itinerarios para los que no están preparados, poniendo en riesgo a ellos y a los que los acompañan.
GPS de Garmin, uno modelo de la línea Etrex.
Independientemente de que un track GPS de una ruta de montaña no implique lo que algunos definen como “dificultad técnica” en la montaña (por ejemplo, el uso de crampones, la realización de escalada, el cruce de un glaciar, etc.), seguirlo sin más no garantiza la seguridad si no se disponen de otros conocimientos, tanto de orientación como de otro tipo, que un Guía adquiere durante su formación.

Esto es así ya que, por regla general, toda ruta, recorrido o camino desconocido en montaña es peligroso: por la posibilidades de cambios meteorológicos, por la no disponibilidad de señales reales sobre el terreno, por el cambio de las condiciones del terreno, de la nieve, por estar aislado de la civilización y la dificultad de un rescate y por un largo etc. que se suma para todas aquellas personas que no dispongan de la formación de un Guía de montaña en cuanto a organización de grupos, conocimientos de primeros auxilios, manejo de aparatos de comunicación no convencionales en zonas sin cobertura de telefonía celular o móvil, y demás cuestiones que se aprenden cuando uno estudia y experimenta bajo una tutela adecuada la profesión de guiar grupos en el medio natural.

Por todo lo anterior, y de la misma manera que el uso de un GPS sin conocimientos de orientación es similar al uso de un carrito de bebé por parte de un bebé -entiéndase, el bebé depende de la madre por lo que, en realidad, no es el que maneja el carrito...-, de la misma forma, decía, que muchos usan el GPS “a ciegas” mientras manejan o conducen un vehículo, y es normal que muchas veces terminen perdidos o accidentados por sus erróneas indicaciones, de exacta igual forma, reitero, los que van a la montaña sin conocimientos y dependiendo de los tracks de GPS de otros, están tentando a la suerte.

Pongamos un ejemplo práctico para ilustrar lo que quiero decir con estas consideraciones.

Supóngase que se sigue el tracks de GPS para subir al Cerro Lindo de El Bolsón, cercano al refugio de montaña homónimo, track que uno puede ubicar ahora mismo en una página de internet. Ese track figura como subido el año 2015, pero grabado en el año 2013. El que descargue y utilice ese track hoy, cuando escribo esto, a mediados de 2018, asumiendo que lo hace por desconocer el terreno, seguramente no sabrá que el año 2013 fue un año en el que había bastante más nieve que en el actual en altura para dichas coordenadas de montaña -y no necesariamente en los pueblos aledaños de la región de la Comarca Andina del Paralelo 42 a la que políticamente y en teoría pertenecen esos territorios y para las que se desarrollan los partes meteorológicos-.

Por lo tanto, aquel que ahora se guíe por ese track (y no estoy teorizando en este ejemplo, sino que me baso en lo he comprobado en el terreno) no va a poder realizar la ruta por encontrarse con un cañadón de varias decenas de metros que antes estaba cubierto de nieve, y con sendas dificultades para rodearlo.

La montaña siempre cambia y nadie le hace mantenimiento necesariamente a sus sendas -mucho menos, en la Patagonia Andina- . La montaña no está hecha por seres humanos ni tiene particular consideración por que ellos la visiten o la recorran. Los trekking de montaña no son rutas de automóvil.

Una obviedad lo que digo sí...pero desconsiderando obviedades es como se acerca uno más y más hacia los “accidentes” (entre comillas, ya que no son hechos fortuitos casi nunca, sino consecuencia de una mala decisión previa).

Volvamos a nuestro ejemplo. Si, a su vez, estos hipotéticos montañistas osados seguían ese track volviendo de la cumbre del Co. Lindo a ciegas por, a su vez, un hipotético mal tiempo que hace que la visibilidad sea nula -algo normal en la zona-, probablemente hubieran caído y se hubieran lastimado gravemente, sin la posibilidad de pedir ayuda -ausencia de señal-. Si se rodeara el cañadón “desconocido”, probablemente el tiempo que se dedique a la ruta se incrementaría en alrededor de un 20%, lo cual posiblemente podría hacer que se tuviera que terminar el trekking de noche, con todos los riesgos que eso implica…

...¿y si no se preveía esa posibilidad y no se llevaba linterna?
...¿y si se llevaba pero el frío hizo que no funcionara y no se tenían pilas de repuesto?
...¿y si con la linterna funcionando, igual no se reconoce el camino porque no está marcado o por falta de experiencia?

Podríamos añadir otras consideraciones técnicas relativas al funcionamiento del GPS que vienen al caso. Por ejemplo, que estos siempre tienen un margen de error en sus mediciones, y que en el mejor de los casos este no es menor a más/menos 3 metros, y que en la montaña a veces caminar tres metros para un lado o tres metros para el otro puede hacer la diferencia entre la vida o la muerte...

El que se deja “arriar” por un GPS no está manejando un GPS, sino el GPS lo está manejando a él. El arriero va, las vaquitas lo siguen...si las guía hacia el peligro no rechistarán...

Ahora, olvidemos todo lo anterior, y solo hagámonos una pregunta más:

¿Qué pasa si el GPS deja de funcionar?

Muchos paisanos de la Patagonia suben en invierno a buscar y arriar sus vacas que pastan por la montaña durante los días cálidos...a algunas nunca las encuentran…

He visto muertos que, como las vacas, no se encontraron hasta un año después, ya que fueron sepultados por la nieve tras un simple resbalón en una piedra, caminando por la montaña.

También he sabido de muchos perdidos que, pese a los dispositivos de búsqueda, nunca se han encontrado.

No, no quiero meter miedo, quiero reflejar una realidad. Si se asumen riesgos -igual que lo hace un fumador al fumar- al menos, no los neguemos, seamos conscientes de ellos, dejemos de lado la hipocresía o despertemos a la realidad,

Con estas líneas no descubro nada para cualquier persona con criterio. Pero los que creen que se puede prescindir de un Guía montaña por falta de dificultades técnicas y por tener la ruta en un GPS -aunque no los conocimientos y recursos de un Guía-, que me disculpen, no se cuentan entre estos. A ellos dedico estas reflexiones, aun sabiendo que casi seguro nunca las leerán, o -quizás, aún peor- las leerán pero no las tendrán en cuenta.

Obtener agua del ambiente, destilarla y potabilizarla: alambiques y supervivencia

En supervivencia urbana e incluso en determinadas situaciones de supervivencia al aire libre (incluyendo la supervivencia en el mar), la obtención de agua puede no será algo fácil. De no existir ninguna fuente de agua (o si la que hay es de agua salada), habrá que conseguir agua dulce y potable "de la nada" con algunas de las técnicas creadas gracias a conocimientos químicos básicos.



Las formas de obtener agua en cualquier lugar "seco" de la Tierra se basan en el hecho de que el agua, aunque no siempre se encuentre en estado líquido, sí lo está en estado gaseoso (vapor), o dentro de los seres vivos, en particular de las plantas. Para transformar este vapor de agua en el preciado líquido que nos interesa, tendremos que condensarlo, lo que a la vez implicará su destilación.

Condensación y destilación

Cuando el vapor de agua se topa con una superficie más fría, se condensa en ella, es decir, se transforma en H2O líquido. Cualquiera de nosotros puede comprobar esto al ver una ventana o vidrio empañado cuando la temperatura del exterior lo mantiene más frío que la del aire (que contiene agua) del interior. La condensación en el cuerpo humano se ve claramente en el hecho de la transformación del sudor en vapor o el vapor en agua que moja la ropa que llevamos en contacto con la piel, es el que motivó la gran cantidad de tejidos "transpirantes", es decir, permeables de adentro hacia fuera, y en algunos casos impermeables de afuera hacia adentro (Goretex y membranas similares).

Lo que hace falta, por tanto, es forzar este fenómeno, procurando no sólo lograr la condensación del agua, sino tener un sistema que nos permita canalizarla hacia un recipiente con la menor pérdida de líquido posible.

En la novela de ciencia ficción "Dune" de Frank Herbert y todas las novelas que dan forma a esta saga, los Fremen (raza humanoide autóctona del planeta Dune, un planeta donde sólo hay desiertos) utilizan un tipo de vestimenta llamadas "destiltrajes", que les permiten reciclar la mayor parte del agua que normalmente se perdería al sudar, orinar, etc. Las (relativamente y por ahora) benévolas condiciones climatológicas de la Tierra comparadas con las del planeta Dune o Arrakis [0], no nos han obligado todavía a crear trajes de este tipo, pero sí conocemos ciertos sistemas que nos permiten condensar y reutilizar el agua en casos de supervivencia.

Por ejemplo, si estamos en la selva, y tenemos un plástico, simplemente con envolver una frondosa rama de un árbol vivo con este, y espera lo suficiente, el vapor de agua que libera la planta envuelta se condensará en el plástico transformándose en líquido. Es preferible que el plástico sea transparente, así sabremos cuando es el momento de abrir la bolsa. Si no es una rama, también puede ser todo un arbusto, procurando que al cubrirlo con el plástico los bordes de este terminen en una canaleta que recoja el agua, recipientes, etc. Ramas arrancadas y puestas dentro del plástico / bolsa es otra opción, pero como en los casos anteriores, hay que buscar que las hojas no toquen el plástico, porque sino el efecto de condensación se perderá en alguna medida...para eso podemos separarlas del plástico con piedras, palos, etc.

Otra de las formas fáciles de conseguir agua en un lugar donde no hay vegetación importante implica tener un plástico (cuanto más grande mejor), un piso tierra o arena donde cavar (o un hueco), un recipiente donde recolectar el agua, plantas (optativo) y algo de ingenio para construir lo que se conoce como un "alambique solar".

Dentro del agujero [1] se pueden poner hojas o plantas verdes (no madera, no serviría de mucho) para que la condensación sea mayor; pero incluso sin tener plantas, la propia humedad del suelo y del aire serán más que suficientes para que nuestro alambique improvisado funcione. Sobre éste agujero se apoya el plástico y se lo fija sobre los bordes del mismo. El plástico tiene que estar puesto de forma tal que el centro quede (gracias al uso de algún peso, por ejemplo una piedra) más bajo que los bordes (es decir, formando un cono invertido o embudo. Justo bajo el centro habrá que haber puesto el recipiente para recolectar el agua. Como dijimos antes, es importante evitar que la parte del plástico que queda en el interior no tenga contacto con las hojas de las plantas (si las pusimos) del fondo del agujero, así se evitará perder agua al cortar el flujo que (gracias a la gravedad) hará que se deslice hasta el recipiente [2]. El calor hará el resto, ya que al calentarse el aire y el suelo, el agua que contengan estos tarde o temprano se transformará en vapor que terminará, al saturarse y no poder escapar [3], condensándose en el plástico. Por supuesto, cuanto más diferencia de temperatura haya entre (por ejemplo) el día y la noche (situación típica en el desierto) mejor funcionará el alambique, ya que a la noche el suelo caliente seguirá despidiendo vapor, y el plástico frío ayudará a condensarlo con facilidad.

Evidentemente el alambique también puede hacerse con el plástico en forma de carpa, y recogiendo el agua en una canaleta que rodee todo el plástico a la altura de sus bordes que tocarán el suelo. De hecho esto es lo que pasa con cualquier carpa o tienda cuando llueve o hay mucha humedad en el ambiente: se transforma en un gigante alambique en el momento en que menos lo necesitamos, y el agua tarde o temprano, al condensarse, chorrea por adentro de la carpa hasta el suelo (con suerte y si no la tocamos) o gotea a medio camino (si no tenemos tanta suerte...). Por lo tanto, si se quiere hacer un alambique de este tipo, habrá que mantener el plástico levantado como una carpa india por medio de una columna o palo central, y tensarlo de tal forma que permita que el agua se deslice hacia abajo por el interior. La ventaja de este método es que no implica hacer un agujero, pero la desventaja (mucho mayor) radica en que es muy difícil de construir de forma improvisada, tanto por lo que cuesta mantener una estructura de este tipo en pie ante un simple viento, como lo que significa crear el sistema de canaletas (que podrían hacerse con cañas huecas cortada, por ejemplo) y recolección de agua, que en el caso del alambique solar con agujero se reduce a tener un simple recipiente (casco, coco, corteza de árbol, etc.).

El único problema de los alambiques es que son una forma lenta de conseguir agua, por lo que hay que tenerlos trabajando todo el día, y tener más de uno si es posible. Por eso, para no perder tiempo cada vez que tengamos que sacar el agua, se puede idear algún sistema que permita sacar el recipiente donde se junte el agua o vaciarlo sin desarmar el alambique. Una solución, si disponemos de una manguera, es instalarla de forma tal que automáticamente se transfiera el agua a otro recipiente que deberá estar más bajo que el primero. Para que esto empiece a funcionar habrá que esperar que se llene lo suficiente el primer recipiente, y chupar del extremo de la manguera para equiparar presiones (de la misma forma que se hace cuando se quiere traspasar combustible de un vehículo a otro).

Los beneficios de la destilación: agua potable

Hay que tener en cuenta que el agua que proporciona un alambique solar es agua destilada, por lo que conviene enriquecerla con una pizca de sal (o agua salada) si tenemos. También es normal que un alambique solar atraiga a los insectos, que terminen muertos en el recipiente del agua...no importa, mejor todavía, al mismo tiempo que obtenemos agua potable obtenemos comida y tendremos proteínas extras para nuestra comida de supervivencia ;)


El hecho de que el agua producida por un alambique solar se destile [4], implica que un alambique solar puede usarse también para obtener agua limpia o potable en base a orina, agua sucia de un río o de riadas e inundaciones, agua contaminada o agua salada [5]. En este caso lo que se puede hacer es crear un alambique tradicional [6] en base a nuestro alambique solar. Es decir, calentar el líquido que se quiere purificar hasta que hierva y se transfiera dentro del alambique solar, y dejar que el vapor que va surgiendo se condense y genere agua tal como lo explicamos.

Es mejor y casi imprescindible que el recipiente que calentamos esté fuera del alambique solar (para poder controlar el fuego y que no se contamine con el humo), tapado herméticamente y conectado con el alambique solar (el plástico en el agujero) por medio de una manguera. El agua resultante no será un "manjar", pero será bebible.

Si disponemos de los materiales necesarios podemos construir incluso un alambique con vidrio en vez de plástico, y un sistema de canalización a base de tubos, que será mucho más eficiente. Pero eso excede el ámbito de la improvisación y la supervivencia, al menos de la supervivencia a corto plazo.

Notas:
[0] En Dune los Fremen no sólo reutilizaban el agua que un humano normal desperdiciaría durante su vida, sino que lo hacían después de su muerte. Es decir, el funeral consistía en transformar al cadáver en cuestión otra vez en "agua para la comunidad". Cuando la supervivencia apremia, nada se desperdicia, y el agua es sagrada, es por eso que ver llorar a un Fremen era en la novela algo tan raro como encontrar un político honesto...
[1] El agujero debería tener unas proporciones aproximadas de un metro de ancho por medio metro de profundidad. Es decir, ser más ancho que hondo.
[2] Si el plástico es muy "lustroso" o deslizante, a veces las gotas caerán antes de llegar al centro. En ese caso puede intentar buscarse cierta rugosidad en la cara interna del plástico raspándolo un poco. [3] De ahí la importancia del buen "sellado" del plástico respecto del suelo o el borde del agujero.
[4] Destilar es separar las partes más volátiles (evaporables) de un líquido de aquellas que no lo son, y volver a transformar este vapor en líquido (agua en este caso) con una mayor grado de pureza.
[5] Los alambiques solares prefabricados suelen ser parte del equipo de supervivencia de las embarcaciones, ya que se da por hecho que destilando agua de mar se puede tener una provisión casi ilimitada de agua potable. Estos alambiques son una versión portátil del alambique improvisado que explicamos en este artículo, y algunas veces también son flotantes: una especie de burbujas con forma de hongos o merengues de plástico transparente que permiten ser llenados de agua salada, y que acumulan el agua condensada en canaletas que llevan en los costados.
[6] En un alambique tradicional el líquido que se quiere destilar también se calienta y luego se enfría, pero se calienta con fuego, no con el calor del sol como en el caso del alambique solar. Por ejemplo, cuando se quiere lograr una bebida alcohólica a base de una líquido que contenga tanto agua como alcohol (la uva fermentada, en el caso del vino) se puede calentar este: como el alcohol se evapora antes que el agua, el vapor que se genere tendrá más alcohol que el calentado, y por lo tanto también el líquido resultante una vez se enfríe y condense este vapor.



Guía: Supervivencia al aire libre y airsoft - Patagonia Andina

Si busca experiencias extremas, estoy también para guiarlo. Salidas y cursos de supervivencia práctica de todos los niveles de dificultad como su instructor y guía.

Haciendo fuego supervivencia - Patagonia Andina
Dentro de un refugio improvisado, con un fuego encendido. Afuera luz y nieve.


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Refugio improvisado supervivencia - Patagonia Andina
Refugio improvisado con ponchos impermeables.

Por último, es posible realizar ejercicios de airsoft en territorio de montaña, un verdadero placer para aquellos amantes de esta disciplina.

Airsoft - Patagonia Andina
Durante una práctica de airsoft en la Patagonia Andina.

 
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