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Consejos ecológicos para cocinar en casa de forma eficiente

Pequeños consejos que nos permitirá ahorrar con las cocinas a gas y eléctricas, y al mismo tiempo ayudar al cuidado de la ecología.

Fogata en un refugio de supervivencia en la montaña.

  • Está demostrado que para que la llama de una hornalla o fogón de cocina a gas rinda más a igual consumo de gas, hay que hacer que la corona de la llama se centre en el recipiente a calentar, de forma tal que sobren por los costados alrededor del 20% del radio del recipiente. Dicho de otra forma, nunca tenemos que ver sobresalir la llama por los costados, o llegar al borde de las ollas, planchas, etc., sino mantenerla dentro de la circunferencia de la base del recipiente que está sobre la llama.
Aunque así el tiempo de cocción puede ser un poquito más lento, el hecho es que con menos gas se cocinará más, ahorrando energía (y por lo tanto dinero) al tiempo que contaminaremos menos para hacer lo mismo.
  • En el caso de las cocinas eléctricas híbridas, es decir, que tienen tanto lugares para cocinar por inducción como por el calentamiento de una espiral eléctricamente, hay que saber que siempre las hornallas o fogones de inducción son más eficientes, y por lo tanto conviene usar estos antes que los eléctricos. Lo bueno de la inducción es que calienta directamente el recipiente, y no la placa de vitrocerámica para que esta transfiera el calor al recipiente, así es como se logra una mayor eficiencia y un menor consumo.
  • Al hervir el agua, si a esta le agregamos un puñado de sal, esta romperá el hervor antes. Esto es así debido a que el agua salda tiene un punto de ebullición menor a la dulce. Cuando freímos, el aceite de oliva se calienta antes, usándolo también podemos ahorrar energía.
  • Tapar las sartenes, ollas, cacerolas o perolos siempre que sea posible harán que el agua entre hierva o los alimentos se cocinen o frían antes, con ayuda del vapor. Si podemos usar olla a presión para las comidas que tradicionalmente consumen mucho tiempo de cocción en ollas normales (garbanzos, lentejas, etc.) mucho mejor.
  • En todos los casos para rentabilizar la utilización de la cocina, hay que hacer uso del "calor residual". El calor residual es el calor que conservan los recipientes una vez calentados, luego de haber apagado la fuente de calor (sea de cocina eléctrica o a gas de cualquier tipo). Con este calor residual se pueden seguir cocinando los alimentos. Así, si en vez de apagar el fuego cuando lo que estamos cocinando o calentando está a punto, lo hacemos un poco antes, aprovecharemos el calor residual para que se termine la cocción.

Esto es mucho más importante en el caso de cocinar en un horno, ya que el calor residual que se conserva dura mucho más tiempo. De la misma forma, cuando cocinamos a la parrilla, las brasas o las ascuas hasta que se apaguen por sí solas pueden dar el último toque, y hacen que no sea necesario seguir agregando leña al fuego.

  • Picar los ingredientes chicos o en pequeñas partes hacen que se cocinen antes, ya sea hervidos o asados. Si nos da lo mismo para la receta que vamos a cocinar, entonces es mejor picar, molero machacar todo finito.

De la misma forma, las hortalizas siempre se cocinan antes peladas.

  • Piense dos veces antes de usar el horno (sobre todo los hornos eléctricos, que gastan mucho). En particular, lo primero que hay que preguntarse es: ¿puedo cocinar esto mismo sobre la cocina? Si es así, hacerlo fuera del horno siempre será más barato y por lo tanto más rendidor (menos contaminante).

Si de cualquier forma hay que usar el horno como única alternativa, lo segundo que hay que pensar o preguntarse es, ¿qué otra cosa puedo cocinar en el horno al mismo tiempo y/o inmediatamente para aprovechar mejor su calor y el calor residual? Muchas veces podemos adelantar comidas, haciendo dos con la energía con la que inicialmente pensábamos hacer una, hacer el postre inmediatamente después, etc.

  • En verano, desde la cocina el horno sobrecalienta la casa, y probablemente hace que indirectamente se gaste más energía en volver a que esté fresca otra vez (aire acondicionado, ventilador, etc.). Por esa razón siempre es mejor cocinar al horno en invierno, cuando al contrario, aprovechamos su calor para calentar la casa.
  • Capítulo aparte merece el ahorro de agua para cocinar. En resumen, podemos decir que hay que evitar la costumbre de usar más agua que la que se consuma en la propia cocción y que (en caso de tener que un sobrante) usar lo que quede para otras comidas y otros usos. Como norma general, un alimento se cuece más o menos en el doble de volumen (o el doble y medio si lo queremos caldoso) de agua que ocupa. Para ejemplo tenemos las recetas tradicionales de arroz orienta, mexicano, ecuatoriano, etc. Incluso en algunos casos puede usarse la misma cantidad de agua que de alimento, por ejemplo en el caso de la cocción tradicional de couscous (sémola de trigo couscous) donde además la cocción al fuego no pasa de 5 minutos.

Si usted vive en un lugar muy soleado, plantéese seriamente comprar o incluso fabricar una cocina solar y/o un horno solar. Estos aparatos requieren una cierta inversión, como cualquier cosa, pero el ahorro energético y la independencia de la electricidad o el gas para cocinar al aire libre los hacen realmente fabulosos. Por supuesto, a esta autosuficiencia culinaria le tenemos que sumar el favor que le hacemos a la ecología al cocinar solamente usando la luz del sol, su calor, refractado y concentrado por la cocina solar u horno solar.

¡Y buen provecho!.

Consejos para ahorrar agua (ecología y economía)

Si ponemos el acento en las costumbres cotidianas, podemos ahorrar una increíble cantidad de agua potable, a tal punto que si todos los ciudadanos pudientes del mundo siguieran estas recomendaciones (realmente, sin exagerar) no existirían prácticamente problemas de escasez de a de agua dulce en el planeta.

Junto con el ahorro de agua, se ahorra energía hogareña cuando se usa el agua caliente (y por lo tanto dinero, en ambos casos), por lo que muchas veces el beneficio es doble: para la ecología y para nuestra economía. Solamente es cuestión de cambiar algunas viejas costumbres, o adaptarse a algunas nuevas. Así que acá van algunos consejos ecológicos para poder lograrlo:

  • Ahorrando agua al bañarse

  • Ahorrando agua al cocinar

  • Ahorrando agua al lavarse y asearse

  • Ahorrando agua al lavar los platos

  • Ahorrando agua al lavar el coche o la bicicleta

  • Ahorrando agua de la cisterna del inodoro o "water"

  • Evitando pérdidas inútiles de agua

  • Ahorrando agua al regar plantas, parques y jardines

  • Ahorrando agua en las piletas o piscinas

  • La educación, principio y final 

     

Ahorrando agua al bañarse

Lo primero que hay que saber es que, pese a las apariencias, se gasta más agua al bañarse (llenar una bañera) que al ducharse (bañándonos gastamos alrededor de 100 litros más de agua que duchándonos). Por lo tanto, ducharse en vez de bañarse implica una buena costumbre, y el que no la tenga haría bien en meditar y cambiar.

Por otro lado, hay que pensar que aunque sea muy relajante, estar horas bajo la ducha no está acorde con los tiempos en que vivismo. Todos tenemos que hacer pequeños sacrificios, y los que podemos darnos esos lujos a nivel económico, tenemos que pensar que no podemos hacerlo a nivel ecológico. Al menos no hay que tener por costumbre estar mucho tiempo, aunque lo hagamos de vez en cuando. En otros casos, quizás no sea necesario lavarse la cabeza, o a la inversa, mientras nos duchamos, así ahorramos tiempo de uso de agua.

Existen desarrollos, lamentablemente poco extendidos, que buscan reciclar el agua de la ducha para luego usarse en (por ejemplo) la cisterna del inodoro. Así, el agua cumple una doble función antes de ser descartada como no potable. Esperemos que estos desarrollos empiecen a comercializarse y hacerse populares en los planos de los arquitectos y diseñadores de instalaciones de las casas de un futuro cercano, lo que sería un gran avance urbanístico-ecológico. Aunque no tengamos un sistema así, algo que puede hacerse es llenar un balde o cubo mientras esperamos que el agua se caliente, y esa agua después usarla para (por ejemplo) labara el suelo, cocinar o lo que sea.

Para ahorrar agua al tiempo que energía (gas) mientras nos duchamos, es mejor cerrar el agua caliente para entibiarla, que agregarle más agua fría (más presión, más gasto de agua). Otra cosa que podemos hacer es mantener (por lo menos en verano) el agua de la ducha cerrada o a menor presión mientras nos enjabonamos cuerpo y cabeza, por ejemplo, y abrirla cuando realmente es necesaria. Son pequeños detalles y pequeñas molestias que no nos cambiarán la vida a nosotros, pero harán una gran mejora medioambiental todos juntos unidos.

Ahorrar agua bañándose en pareja es otra opción válida. Placeres sexuales a parte, la realidad es que aquellos que disfrutan como parejas en la ducha hacen un bien a la ecología, nunca cuidar el planeta había sido tan erótico. Si elegís bañarte en pareja ahorrarás jabón y agua (no olvidemos que cerca de 500 millones de personas no tienen acceso al agua limpia y corriente).

Ahorrando agua al cocinar

En el acto de cocinar se puede ahorra agua de muchas maneras, si sabemos como hacerlo.

Lo primero es pensar antes de lavar verduras y frutas, porque hay formas de hacerlo sin gastar mucha agua, y a veces incluso no es necesario. Si luego las vamos a hervir, por ejemplo, lavarlas antes pocas veces tiene sentido. De la misma forma, no tiene sentido lavar las frutas que luego vamos a hervir en compota, o pelarlas, sacándole la cáscara para comerlas.

Y sino, hay que usar el método del remojo, no el de ponerlas abajo del agua corriendo. El método del remojo consiste en meterlas en un recipiente con el agua necesaria, y con uno chorros de vinagre o de unas gotas de lavandina (lejía) y dejarlas unos minutos, con eso será suficiente para que se laven, y habremos usado mucha menos agua que haciéndolo de la forma tradicional.

Muchos estamos acostumbrados a hervir los alimentos con mucha más agua de la necesaria, aunque después no aprovechemos el sobran en sopas, como debería ser. En vez de desechar el agua en esos casos, hay que poner el agua justa para que el alimento termine hecho, esté hervido o cocido, justo al mismo tiempo que se agote el agua. Porque evidentemente, al menor cantidad de agua, menos tarda esta en entrar en ebullición

Toda cocción eficiente debe además aprovechar el "calor residual". Siempre viene bien aprovechar este calor, el calor generado después de haber apagado el fuego o cortado la corriente. Estos últimos momentos puede servir (si se aprende a calcularlo) para terminar la cocción, y a un costo cero para el medio ambiente y nuestro bolsillo.

Expertos en esto son los orientales y ciertos pueblos sudamericanos como los mejicanos o ecuatorianos; sobre todo los primeros, ya que chinos y japoneses hace siglos preparan el arroz bajo estos principios pero lo mismo se puede aplicar a la cocción de pastas, verduras o cualquier otro alimento hervido. En general, podemos decir que suele bastar con usar el doble o el doble y medio más de agua que de arroz o pasta, dependiendo de si este es o no integral respectivamente. Recomendamos en particular el arroz a la oriental y a la mexicana.

Si se va a comer algo hervido o cosido, lo ideal es ponerlo ya cortado en pequeños trozos. Así se ahorra energía, porque se cocina antes (a menor tamaño de los alimentos, mayor velocidad de cocción) y por lo tanto agua (cuando más dura la cocción, más agua se necesita en función de la que se evapora). Esto es muy importante saberlo también para aplicarlo en situaciones de supervivencia en las cuales no dispongamos de grandes cantidades de combustible para cocinar, o queramos fraccionarlo (sea leña, gas, electricidad, etc.).

Otra forma de ahorrar agua es utilizar la cocina al vapor, sobre todo hortalizas. No sólo requiere cantidades ínfimas del líquido elemento, sino que está reconocida como más saludable, ya que mantiene mucho mejor las ciertas propiedades de los alimentos (vitaminas y minerales) que al hervirlos directamente en agua. Y si se cocina para pocas personas o poca cantidad, incluso puede al mismo tiempo cocinarse algo en la parte de abajo de la olla (por ejemplo pasta) mientras que en la de arriba, en la vaporiera, se cocina al vapor el resto. Además, si los alimentos se lavan antes puede reutilizarse el agua para cocinar otra cosa, o para un caldo.

Ahorrando agua al lavarse y asearse

  • - Mientras se lava lo dientes, no deje el agua corriendo. Ábrala sólo en el momento de usarla para enjuagarse la boca (no preocuparse por este "detalle" implica gastar alrededor de 12 litros más cada vez).
  • - Mientras se afeita, no limpie la maquinita de afeitar abajo del agua corriendo, use un vaso o recipiente lleno de agua.
  • Para que duren más las maquinitas, conviene dejarlas en agua, en remojo, después de cada afeitada (si es que no se pueden remover totalmente en el moment los pelos que queran entre las hojas). En cualquier caso, ante suciedad rebelde, este método ahorra mucha agua: dejarla en remojo y lavarla unas horas después.
  • Por otro lado, lo ideal es usar maquinitas de afeitar que usen repuestos intercambiables, manteniendo el mango o cuerpo principal de la afeitadora; en vez de usar de las que son totalmente desechables o descartables, generando más basura en el proceso cada vez que tenemos que reemplazarla por otra (además, suele ser más barato).
  • - Mientras se enjabona las manos, no deje el agua corriendo, ábrala cuando solo cuando vaya a enjuagarse.
 

Ahorrando agua al lavar los platos

Si lavamos o fregamos los platos, cubiertos, etc. a mano, hay varias cuestiones a considerar para poder hacerlo de la forma más eficiente posible:

  • - Enjabone primero, enjuague (aclare) después.
  • - Nunca deje el agua corriendo mientras enjabone.
  • - No seque y/o guarde al mismo tiempo que enjuaga, mientras el agua está corriendo. Hágalo una vez terminó de aclarar y cerró el agua.
  • - No use agua caliente a menos que sea absolutamente necesario (ahorro de energía).
  • - Regule la presión de salida de agua a la imprescindible (menos agua gastada por unidad de tiempo).
  • - Si tiene que lavar un recipiente con el fondo quemado o pegado de comida, déjelo primero en remojo con agua y detergente (opcional) para ablandar la suciedad. Esta agua que le agregue puede ser la misma que usa para enjuagar otros recipientes, si deja abajo el recipiente sucio para que se llene mientras enjuaga.
  • - Hay ciertos casos en los que enjuagar justo después de usar el recipiente es lo más eficiente, ya que esto evita que luego se seque y pegue la suciedad (rayador con zanahoria, vaso con yogurth, etc.).
  • - Si se le quemó mucho la comida y se pegó en la olla, cazuela, bandeja, pizzera, sarten, plancha, etc. formando una costra negruzca que resiste todo lavado y arriesgándose a rayar el fondo con productos abrasivos, mejor ablandarla previamente. En vez de dejarla en agua, en este caso puede hervir agua con vinagre durante unos cuantos minutos en dicho recipiente: esto va a aflojar la costra, que luego se podrá lavar más fácilmente ahorrando detergente, esfuerzo y (por supuesto) agua.
  • - Si puede, cómprese un lavavajillas o lavaplatos. Además de ahorrar tiempo, a la larga ahorrará dinero: los lavavajillas usan mucho menos cantidad de agua para lavar la misma cantidad de vajilla que si lo hiciéramos a mano. Comprar un lavavajillas es una inversión que se amortiza sola con el tiempo, al hacerlo, preste atención también a que sea del tipo que consuman la menor cantidad de electricidad posible (de tipo "A", "A+" o "A++" en Europa).
Si ya tiene un lavavajillas, hay que esperar a que esté totalmente lleno antes de encenderlo, así se aprovecha más el agua que se usa en cada ciclo (lo mismo vale para el lavarropas o las lavadoras).

Otra manera de economizar energía en esto de la utilización del agua es utilizar agua fría en lavavajillas, lavarropas (lavadoras) y otros lavadores, en la preparación de café en cafeteras eléctricas, y para cocinar en general. Hay gente que está acostumbrada a abrir el grifo de agua caliente "por reflejo", aún cuando no la precisa: la gran mayoría de estos equipos automáticos tiene su propio sistema para calefaccionar el agua cuando es necesario, y emplear agua corriente caliente sólo nos hace consumir energía extra del calefón, termotanque, caldera, o lo que se tenga para calentarla. 


Ahorrando agua al lavar vehículos

Lavar nuestros vehículos de forma eficiente puede hacernos ahorra mucha agua. Esto se aplica igual tanto para cualquier tipo de vehículos: automóviles, 4x4, motos, bicicletas o incluso aviones.

Sobre como lavar coches ahorrando agua (si lo hacemos a mano, y no en lavaderos automáticos), lo básico es saber que no hay necesidad normalmente de mojar el coche antes de enjabonarlo o pasarle detergente, recuerde que una capa de agua anterior al detergente desengrasante, puede hacer que este no surta efecto, y la limpieza ser inútil o hacerse más complicada, gastando todavía más agua de lo normal.

Por la misma razón, no hay que excederse con el agua de aclarado o enjuague: muchas veces el agua a presión termina desperdiciándose por simple rebote y aspersión que realmente no limpia ni enjuaga nada.

Ahorrando agua de la cisterna del inodoro

Usando menos volumen de agua en cada vaciado que el que viene previamente fijado por la capacidad de la cisterna. Esto se logra metiendo una botella de agua cerrada (de plástico) adentro de la misma. Así, al llenarse, parte del volumen ya está ocupado por la botella, volumen que no se tira con cada vaciado porque queda en la misma. Así se pueden ahorra tantos litros de agua al año como cantidad de agua tenga la botella multiplicada por la cantidad de veces que se use el baño durante el mismo período...calculen, la cantidad es enorme

Por otra parte, cada vez son más comunes los inodoros "inteligentes". El sistema más básico consiste en formas de tirar menos agua o más, según sea necesario. Para eso disponen, o de un botón (que tira menos si se aprieta suavemente, y más si se hace de forma más profunda) o de dos botones juntos, tirando normalmente el más chico menos agua al apretarlo.

Evitando pérdidas inútiles de agua

Cerrando bien grifos o canillas se puede hacer milagros. Una gota tras otra juntan litros de derroche al final del día (se calcula que 1 gota que cae hacen 30 litros al día, 10.000 litros por mes) que o con un simple y preciso movimiento de muñecas puede evitarse. El control de esta y otras pérdidas comunes es necesario. Muchas veces un mal mantenimiento de la instalación de agua de nuestra casa es el culpable de gastar más dinero en agua que la que usamos en forma efectiva. Entre otras, conviene revisar que funcione bien el inodoro o "water", que no pierdan canillas, grifos o duchas, que encajen bien mangueras de riego o lavado, etc.

Ahorrando agua al regar plantas, parques y jardines

El diseño del jardín es lo primero que hay que tener en cuenta, mucho antes de pensar en el sistema o forma de riego del mismo. Esto lo sabe muy bien un profesional de la jardinería, y a él tendremos que recurrir para lograr un diseño ecológicamente adecuado. Lo básico que tenemos que saber es que hay que seleccionar y agrupar las especies de plantas y árboles según sus necesidades hídricas en todo parque y jardín, para así poder después regar por goteo o aspersión de forma precisa a cada grupo.

Lo segundo a tener en cuenta es la hora de riego, hagamos esto a mano o de forma automática. Siempre tiene que ser a las hora de menos calor del día, porque así se evapora menos agua antes de que pueda ser absorbida por la tierra y finalmente por las raíces de las plantas.

Pasemos ahora a los sistemas de riego:

  • a) - Riego natural (lluvia).

  • b) - Riego artificial o automático.

 
  • a) - Riego natural (lluvia)

El riego natural, la lluvia, es el más efectivo cuando las plantas, arbustos y árboles son de especies autóctonas (adaptadas a la climatología local) sino especies resistentes a las sequías, que precisen poco agua.

Mientras llueve, también se puede aprovechar para almacenar el agua caída no aprovechada por la tierra, al no darle tiempo de absorberla, o simplemente caer en un lugar donde no es posible. En este sentido, es posible incorporar desde sistemas caseros de rápida improvisación (poner recipientes en el patio de casa, por ejemplo), hasta medidas más complejas que canalicen automáticamente el agua de lluvia y la almacenen en tanques para uso posterior (por ejemplo, para plantas interiores), y que se suelen usar en fincas y estancias bien organizadas en el aprovechamiento del agua. En este caso, conviene dejar pasar los primeros minutos desde que empieza a llover antes de ponerse a juntar agua, porque esta agua suele arrastrar la contaminación, el smog ciudadano, o incluso caer en forma de lluvia ácida en lugares cercanos a zonas industriales con altos niveles de polución.

  • b) - Riego artificial o automático

Lo peor que se puede hacer es regar por manguera o por inundación. Si no se tiene un sistema automático como los que veremos más adelante, es mejor regar con regadera, a la que incluso se puede aportar agua durante el día aprovechando lo que sobra en jarras y vasos en las que sobró agua potable.

Entre los sistemas de riego automáticos, básicamente podemos distinguir entre los siguientes:

            b1) - Riego por goteo.

            b2) - Riego por aspersión.

            b3) - Riego regulado por programadores de riego.

 

 b1) - Riego por goteo.

El riego por goteo es el mejor sistema en cuanto a ahorro-rendimiento de agua. Tiene las siguientes ventajas destacadas en comparación a otros sisteams:

 - Disminuye consumo de agua por hacerse muy cerca del suelo y de las raíces, evitando la evaporación en comparación con los sistemas de riego por aspersión.

- Se riega únicamente en los lugares donde está la planta, no donde no hay planta (como en el riego por aspersión).

- Funciona por gravedad, no necesita el uso de electricidad: otro ahorro, y además obviamente funcionaría en caso de corte del suministro eléctrico (caso de supervivencia urbana).

 - Se puede improvisar o construir por uno mismo con poco dinero, sin demasiados conocimientos y un poco de maña. Todo lo necesario se puede conseguir en una ferretería o jardinería, incluso por internet.

          b2) - Riego por aspersión.

Los aspersores más simples son aquellos que se conectan mediante una manguera a una canilla o grifo, y funcionan gracias a la propia presión del agua que hace que su mecanismo gire, distribuyendo el agua en una fina lluvia y en un radio determinado por la fuerza de dicha presión.

Estos aspersores no suelen estar fijos, por lo que (si no cubren todo nuestro jardín) requieren de un control, ya que hay que ir moviéndolos por las distinta zonas a regar. La forma de ahorrar agua es tener el tiempo medido para cada caso (zona del jardín) y nunca dejarlos puestos sin control o esperando que aneguen la zona (el agua debe ser absorbida por la tierra, nunca inundarla).

Requieren menos atención y son más precisos los aspersores fijos que funcionan de forma automática, mediante programadores de riego, y que veremos más adelante.

b3) - Riego regulado por programadores de riego.

Los programadores de riego tienen varias ventajas respecto de los sistemas manuales, entre las que destacan:

- Ahorro de tiempo.

- Uso de la cantidad justa de agua.

- Posibilidad de riego durante la noche o cuando no hay nadie.

Es importantísimo un buen ajuste de los aspersores para que riegen los lugares donde están las plantas, y no otros como construcciones o caminos cercanos. La cantidad adecuada es aquella que riega de forma tal que nunca se acumula agua que la tierra no puede absorber, es decir, que no crea charcos ni pequeños riachos de agua en la tierra.

Otra cuestión a tener en cuenta es el alterar la programación en caso de lluvia. La mayoría de los modelos incluyen un modo de "pausa" por lluvia, para no regar sobre mojado. Las posibilidades de programación también incluyen el grabar diversos modos de riego para (por ejemplo) regar más en verano que en invierno, o regar más en temporada de sequía que en temporada de lluvias, etc. Para poder regular esto de forma precisa en jardines grandes o parques, lo mejor es consultar con nuestro jardinero amigo que nos indique cuánta agua necesitan nuestras plantas y árboles dependiendo la época del año. 


Ahorrando agua en las piletas o piscinas

El agua de las piscinas, con los procedimientos químicos que se manejan actualmente, puede mantenerse el resto del año en que no se usa (pensando, por supuesto, en piscinas que se usan en temporada de verano únicamente). Vaciar una piscina es ya ilegal en muchas partes, y sólo se puede hacer cada determinado número de años. Por supuesto, en realidad la pileta no mantiene nunca el mismo agua, sino que la misma se va renovando de a poco a medida que se evapora, por lo que en realidad "rota". Pero hacerlo así es mucho más eficiente que hacer el cambio de una vez, tanto durante su utilización como durante el período de inactividad de la vaso.

El llenado debe ser el justo, ni más ni menos. El necesario para que el agua se filtre, que llegue a los rebosadero o que no supere la mitad de la altura de los skimers, dependiendo el sistema. Si se pone menos agua, el agua no se filtra bien, y tarde o temprano se gastará más agua en resolver este problema. Si, en cambio, se llena la pileta demasiado, el agua va a perderse después de algunos chapuzones de los usuarios.

Las piletas o piscina que mejor evitan pérdidas del agua que rebosa parecen ser, precisamente, las que disponen de rebosaderos que son continuos con el piso que bordea a las mismas. Las que usan sistemas de captura de agua por "skimers" en las paredes internas, a una considerable distancia entre el borde de la piscina sumergidos parcialmente en el agua, no tienen forma de posibilitar el retorno de salpicaduras y pérdidas de agua que surgen por el movimiento del agua al nadar o por juegos de los bañistas.

Todo esto se ve influenciado por un tipo de suelo más o menos absorbente, lo cual depende en gran medida de factores de seguridad (que sea antideslizante) que por supuesto se anteponen a los ecológicos. Sin embargo, en este sentido lo principal es pensar (si se va a construir una piscina de material, cemento) en hacer una que disponga de un sistema de filtrado por rebosado o rebalsado de agua.

Otra cuestión a considerar, igual que en casa, es el uso del agua de las duchas. Todo servicio público (sea o no pago) o comunitario tiende a cuidarse menos que todo servicio del que somos responsables (monetariamente) de forma personal. Así, muchas veces se olvida que el agua de las duchas de las piscinas comunitarias o privadas, directa o indirectamente, la estamos pagando. El que no implique pagar más por usar más agua, no quita el daño ecológico de este desperdicio. Por eso haremos bien en ducharnos solo las veces necesarias (antes de entrar, y en todo caso después de salir) y con el agua justa (no recrearse artísticamente abajo de la ducha), sobre todo cuando después vamos a ducharnos otra vez al volver a casa.

De la misma forma, hay ciertos juegos acuáticos que implican un verdadero derroche de agua, y que lamentablemente tienen que ser prohibidos por los adultos, socorristas, guardavidas o responsables de la instalación acuática en cuestión. Por ejemplo, tirar agua a personas que se encuentran fuera de la piscina, bañándose o no, no es muchas veces sólo una falta de respeto, sino una afrenta al medio ambiente y a aquellos que no tienen la posibilidad de disfrutar con el agua.

Por último, todas las medidas que busquen evitar que el agua de piletas y piscinas se ensucie prematuramente, redundarán en una mayor eficiencia y ahorro de dicha agua. Algunas de estas medidas de higiene pueden ser: usar gorros o atarse el pelo, no escupir o limpiarse los mocos en el agua, venir aseados y siempre ducharse antes de entrar, etc. Por la misma razón, los jardineros (o nosotros mismos) deben evitar cortar el césped cercano a las piscinas en días de viento, y siempre hacerlo con cuidado de no ensuciar el agua durante el proceso, ya que toda suciedad implica un mayor uso agua y/o de productos para restablecer la calidad del agua. 


La educación, el principio y el final

Todo los consejos dados, y muchos otros que podemos recopilar en otros lugares, no servirán demasiado si no calan realmente en la conciencia de las personas. Obligar o imponer normas no suele dar resultado, sobre todo con los que más debería darlo: chicos y adolescentes.

Lo principal es entonces, como resulta obvio, educar a los chicos (o autoeducarte amigo, si es que tenés ya cierta edad para entender esto), educarse, decíamos, para poder realmente sentir que llevar adelante estas medidas de ahorro de agua no como una molestia, sino como una actitud que realmente nos ayuda a nosotros mismos y a todo lo bueno que nos da la naturaleza, logrando que podamos seguir disfrutando de las actividades al aire libre que tanto nos gustan, etc...porque sin agua no hay vida, y sin vida no existiremos nosotros ni todo lo importante.

Cómo vivaquear mejor al aire libre en una bolsa o saco de dormir

Con tener una bolsa o saco de dormir no es suficiente para dormir bien al aire libre. Hace falta saber cómo utilizarlo correctamente para hacerlo rendir de la mejor forma posible disfrutando de una noche bajo las estrellas.

En este video mostramos la construcción de un refugio improvisado o vivaque (vivac) hecho a base de troncos, ponchos y algunas cuerdas, sogas o cintas para anclarlo.

 Podemos decir que existen cuatro grandes cuestiones que hay que tener en cuenta al dormir al raso con un saco o bolsa de dormir, y son las siguientes:

 

  1. La colchoneta o esterilla

     

  2. Desnivel y orientación

     

  3. Aprovechamiento de nuestro calor corporal

     

  4. Protección ante precipitaciones


1 - La colchoneta o esterilla


Una de las cosas imprescindibles que hay que tener en cuenta para dormir bien vivaqueando, y que todo montañista, senderista o amante de la vida al aire libre debería conocer (incluso siendo principiante) es el uso de la colchoneta o esterilla aislante.

Vivaqueando al aire libre
Vivaqueando al aire libre

Este pedazo de material sintético (normalmente plástico o neopreno), inflable (hinchable) es necesario para evitar que el frío del suelo respecto de la temperatura ambiente (que todo suelo conserva, incluso en verano) "inunde" nuestra bolsa de dormir.

Es importante en este sentido elegir una colchoneta o esterilla al menos del largo suficiente para nuestro cuerpo (el ancho suele ser estándar), e idealmente de algunos centímetros más, así evitaremos salirnos tras deslizamientos involuntarios debido a la inclinación del terreno.

 2 - Dormir al aire libre o vivaquear: desnivel y orientación

Otra de la cosas que hay que hacer correctamente para dormir bien al aire libre es elegir el lugar de acampada o de vivaque. Este no sólo debe estar libre (o limpiarse para que lo esté) de pequeñas ramas o piedras que de noche, y bajo nuestra cama, se transformarán en gigantes molestas, sino que además se deberá tener en cuenta el desnivel y la orientación.

Elegir un lugar lo más plano posible, y en todo caso con desnivel regular hacia un lado es imprescindible. A dicho desnivel, si existe (y la mayoría de las veces así será, sobre todo en regiones e montaña) tendremos que adaptarnos.

Esto significa orientar la bolsa o el saco de dormir en la dirección correcta: la cabeza en la parte más alta y los pies en la más baja. Así evitaremos dormir cabeza abajo, lo cual se dificulta mucho.

Posiblemente esta orientación hará que nos deslicemos algo hacia abajo en el transcurso de la noche (sobre todo en el caso de personas con "movedizas"). Para evitarlo se puede poner un "top" en los pies: un tronco, una piedra, o incluso las botas o borceguíes debajo de la colchoneta o esterilla.

Pero la orientación es importante también en lo que al clima se refiere. Una buena orientación implica (cuando se trata de una carpa, tienda o refugio) nunca dejar la puerta a favor de los vientos predominantes, ya que esto facilitaría la pérdida de calor, entrada de agua o nieve, etc. En el caso de una bolsa o saco de dormir se aplica el mismo principio: si es posible, será los pies los que se orienten para recibir los vientos predominantes, ya que la zona abierta es la de la cabeza.

3 - Dormir al raso o vivaquear: aprovechando nuestro calor corporal

Lo que primero pensamos si tenemos que dormir al aire libre (y sobre todo en una región polar) es como vamos a evitar el frío que siempre será más intenso por las noches.

Por eso, si hace frío, no hay que olvidar que tanto o más importante que meterse en la bolsa de dormir es cubrirse la cabeza que (normalmente) queda afuera de esto. Si pese a eso tenemos frío, y la laustrofobia no es algo que nos aqueje, no hay que dudar en meter incluso la cabeza también adentro de la bolsa, cerrándola todo lo posible.

Por último, para aquellos que tengan que vivaquear en lugares donde el clima frío sea más exigente de lo que su saco o bolsa de dormir permite resistir, es necesario aclarar que no siempre el dormir totalmente vestido incrementará nuestro calor corporal.

En este sentido hay que pensar nosotros adentro de una bolsa de dormir funcionamos igual que una mano adentro de una manopla.

Cuando los dedos se encuentran separados, aunque cubiertos (de tela) no pueden más que enfrentarse "solos" al frío. En cambio, si en vez de guantes tenemos una manopla, todos juntos se complementan, el calor se transfiere de unos a otros, disminuyendo la pérdida del mismo ya que hay menos superficie de dedo/tela en contacto con el ambiente.

Si nos vestimos con demasiada ropa aislante o térmica, el "efecto manopla" de la bolsa o saco de dormir se transforma prácticamente en un "efecto guante", por lo que tardaremos más en calentar la bolsa y en aprovechar el calor que genera nuestro cuerpo. Recordemos que si tenemos una bolsa o saco relativamente bueno (de duvet o pluma de ganso) siempre será mejor confiar nuestro calor a esta, y no a una ropa de menor calidad de aislamiento térmico.

4 - Durmiendo al aire libre: protección ante precipitaciones

Durmiendo al aire libre tenemos que contar con que podrá llover, granizar o nevar. En algunas regiones como la de Araucanía y Patagonia, por ejemplo, esto es relativamente normal durante todo el año en cotas superiores a los 1000 m.s.n.m, incluso en pleno verano (al menos, antes del incipiente avance del cambio climático y el calentamiento global...).

Por la relativa incomodidad que significaría, no suelen fabricarse sacos o bolsas de dormir que sean totalmente impermeables (aunque algunos lo son más que otros) y por eso si pretendemos vivaquear fuera de un refugio o carpa (o incluso en este caso, si somos precavidos) será más que recomendable comprar y llevar con nosotros un "bolsa de vivaque". Es decir, una funda aislante para bolsas o sacos de dormir, que además de aislante es transpirable, hecha de algunas de las membranas impermeables sintéticas que existen en el mercado (la más conocida el Goretex).

Debido al tamaño estrecho y poco flexible de este tipo de fundas, resulta bastante más incómodo dormir en una bolsa con una de ellas puestas. Por eso lo mejor es sólo usarla cuando sea necesario, es decir, cuando nuestra bolsa corre riesgo de mojarse. En caso de que "amenace" lluvia, nieve, etc., hay que dejarla preparada, puesta en los pies o a medio poner, para poder desplegarla rápidamente si se necesita.

Usar una funda de vivaque impermeable cuando el tiempo es bueno, no sólo es ilógico, sino que nos hará perder dinero. Porque sucede que estas fundas suelen ser de materiales delicados, y pese a ser llamadas "de vivac", usarlas para vivaquear en todas nuestras salidas al aire libre, llueva o haga sol, aumentará rápidamente su deterioro, disminuyendo rápidamente su vida útil debido a raspones, pinchaduras, suciedad, etc.

Si a esto sumamos una buena orientación del refugio o vivaque provisorio, teniendo en cuenta también el desnivel del terreno, no tendremos que temer a la lluvia, siempre y cuando esta no sea una verdadera tempestad

Campamentos: ¿por qué no usar platos, vasos y cubiertos?

Aunque junto con la olla, los cubiertos, los vasos y platos sean parte de muchos equipos para cocina de camping, acampada y campamentos de montaña, la experiencia nos enseñó que nos es muy recomendable usarlos.

Platos y vasos vs. jarros

El uso de platos está bien para la ciudad, es decir, cuando tenemos una mesa donde apoyarnos y una silla donde sentarnos tranquilamente a comer, adentro de una casa segura contra las inclemencias del tiempo. Pero estar de acampada es otra cosa, por lo que hay que repensar los usos tradicionales de los utensilios de cocina, porque de muy útiles pueden pasar a ser mejorables o simplemente inútiles. Este es el caso de los platos y ciertos cubiertos como el cuchillo y el tenedor convencionales cuando se come y se cocina al aire libre.

Jarros y cucharra, la mejor cubertería para comer y cocinar al aire libre
Jarros y cucharra, la mejor cubertería para comer y cocinar al aire libre

Los platos tienen los siguientes inconvenientes en la cocina extrema:

  • La comida se enfría muy rápido.
  • Ocupan mucho lugar.
  • Necesitan una superficie de apoyo para que se pueda comer cómodamente.


En vez de platos, se puede entonces usar jarros, que tienen las siguientes ventajas en favor de los primeros:

  • Mantienen mejor el calor de la comida caliente.
  • Ocupan menos lugar (se puede usar su interior para guardar otras cosas).
  • Son polivalentes: sirven también para tomar líquidos, infusiones, sopas, etc. (vaso y plato en un sólo recipiente).
  • Pueden usarse como recipientes para calentar comida o líquidos directamente.
  • Pueden usarse para servir líquidos directamente de una olla.


Los vasos son, evidentemente, un elemento más totalmente innecesario si se lleva un jarro que cumple la misma función: algo menos que llevar, que rompero o perder.

La gran ventaja del jarro: también se puede poner al fuego
La gran ventaja del jarro: también se puede poner al fuego,
pero para eso no tiene que ser nunca del tipo enlosado o esmaltado, sino de metal simplemente.

Tenedores vs. cucharas

Los tenedores, por su parte, ven superadas con creces su utilidad si se los compara con las cucharas. La mayoría (por no decir todos) los alimentos típicos que se consumen al aire libre pueden comerse con cuchara, o bien con pan; sin embargo, todos los alimentos que llevan gran cantidad de líquido no pueden comerse con tenedor. Esto significa que si se lleva un tenedor, hay que llevar cuchara, pero si se lleva cuchara puede prescindirse del tenedor. Es decir, llevar cuchara ahorra peso (ahorra un tenedor) y llevar tenedor implica llevar más equipo de cocina (más peso) y tener que usar uno u otro dependiendo de la comida (pérdida de tiempo).

Construyendo una cuchara de madera en acampada de supervivencia
Además de todas las razones mencionadas, las cucharas se pueden improvisar
o construir fácilmente, sólo superadas en este último aspecto por los palillos chinos.

Cuchillos de cocina para comer vs. cuchillos polivalentes de supervivencia


El caso de los cuchillos convencionales de cocina es una cuestión más bien de beneficio práctico. Si bien un cuchillo normal de cocina puede llegar a servir para comer al aire libre, la mayoría de las comidas calóricas y con alta cantidad de clorhidratos (arroces, pastas, polentas, sopas, cereales, etc.) no necesitan del uso individual del cuchillo, por lo que el uso que se le suele dar al cuchillo es más bien comunitario: cortar comida para cocinarla, para repartirla, etc. Si a esto lo sumamos el hecho de que un cuchillo al aire libre debe ser también una herramienta de supervivencia para usos múltiples (cortar cuerdas y sogas, improvisar armas para cazar, servir de martillo, de sierra, etc.), vemos claro que el cuchillo ideal para un campamento es un cuchillo de supervivencia y/o una navaja multiuso tipo "Victorinox".

Al aire libre y de acampada, nada más útil que un buen cuchillo
Al aire libre y de acampada, nada más útil que un buen cuchillo
a condición de, por supuesto, saber cómo utilizarlo correctamente
y tratarlo con la delicadeza y cuidado de cualquier arma.

Los primeros, los cuchillos de supervivencia, pueden ser para uso comunitario si vamos en grupo (es decir, llevar uno o dos por grupo, dependiendo las necesidades) y también incluir otras herramientas de supervivencia: gomeras o tirachinas, espejo de señales, iniciadores de fuego de supervivencia (pedernal, magnecio, etc.) serruchos, hilo, aguja, medicamentos, etc. Los segundos (las navajas, cuchillos multiuso o cortaplumas) servir por motivos de supervivencia como cuchillo individual, para (como su nombre lo indica) muchos usos: sacacorchos, abrelatas, destornillador, cortauñas, sierra, tijeras, punzones, lupa, etc., dependiendo lo grande que sea. En ambos casos, por más o menos el mismo peso y volumen de un cuchillo de cocina convencional, llevamos una herramienta mucho más útil tanto para cocinar y comer, como para las tareas de campamento o posibles situaciones de supervivencia.

Frascos, botellas, platos y otros recipientes son inncesarios y ensucian en camping
Frascos, botellas, platos y otros recipientes son inncesarios,
y además terminan por ensuciar el lugaral abandonarse por comodidad, vagancia
o falta de responsabilidad, situación típica de las cabañas y refugios de montaña sin cuidador

Cómo almacenar tu bolsa de dormir (saco de dormir)

Si vas a dejar de usar una saco o una bolsa de dormir por un tiempo prolongado, lo mejor es guardarla fuera de su funda compresora o bolsa de transporte, por ejemplo, en una bolsa de arpillera donde quepa doblada, a la mitad de su tamaño real, y que podés guardar debajo de una cama, o en un armario, por ejemplo.

Para que después pueda dormir tranquilo...

De esta forma el relleno de la bolsa o saco de dormir se verá menos perjudicado, ya que no se "apelmazará", cosa que ocurriría si lo dejaras comprimido durante todo el tiempo en que no está "en activo" en un camping o en la montaña. 

Consejos de Supervivencia: lleve alimentos individuales de reserva

Si participa de una salida de montaña o trekking, una expedición o viaje de exploración, o cualquier actividad al aire libre de larga duración en la que tenga que transportarse en grupo la comida y no haya forma de adquirirla por otros medios, siempre es recomendable llevar pequeñas raciones de alimentos individuales, de reserva, para afrontar situaciones de supervivencia repentinas. Estas no deben ser usadas salvo que verdaderamente sea necesario.

Resultar perdido por quedar resagado en "el medio de la nada"
durante una expedición, es algo mucho más inquietante
si no se cuenta con comida de reserva.

Estos víveres o raciones de reserva le servirán para afrontar cualquier imprevisto, como el resultar perdido, el perder parte de las provisiones, o tener que descartar parte de la comida por encontrarse en mal estado. La reserva funciona de forma similar a la reserva que tiene los tanques de combustible de los autos: cuando uno cree que ya no tiene nada, es bueno contar con esa reserva.