Orientación básica

La Orientación es una actividad principalmente “terrestre”, la desarrollamos aquí, en nuestro planeta...al menos por el momento. La formas más fáciles de orientarnos en la Tierra implican ciertas convenciones y formas de entender el universo que no son compatibles con otros hechos que la astronomía enseña. Aquí algunas normas básicas para orientarnos.


Al igual que ocurre con la Física de Newton, la Orientación nos sirve perfectamente para ubicarnos en la Tierra, mientras que no sería de utilidad en el espacio, donde en el caso de la Física habría que guiarse a partir de ese momento con las teorías de Einstein al respecto.

Desde el punto de vista “terrestre” entonces, existen por convención cuatro sitios del planeta, llamados puntos cardinales: Sur, Norte, Este y Oeste. Por otra parte, existe un punto llamado Norte magnético, o Norte de la brújula. Existe un magnetismo natural que proviene del Polo Norte, y es el que explica el funcionamiento de las brújulas o compases de navegación.

Aunque el Norte magnético no coincide totalmente con el Norte verdadero, o Norte del mapa, ciertas correcciones que se determinan sobre el terreno nos permiten establecer la declinación magnética y por tanto servirnos de este punto de atracción geográfico para ubicar el Norte real.

La declinación magnética es la diferencia, en grados, entre el norte verdadero y el marcado realmente por la brújula (el norte magnético). En la mayoría de los mapas se detalla la declinación magnética del sitio relevado.

Como las propiedades magnéticas de una región o terreno no son estables en el tiempo, la declinación magnética varía junto con el lugar y el tiempo en que se mida. Por eso es importante cotejar la fecha de creación del mapa o mapas que se estén utilizando, ya que la declinación magnética puede variar dependiendo de la fecha de edición de los mismos. Es aconsejable, por tanto, utilizar siempre mapas de ediciones lo más reciente posibles.

Las brújulas electrónicas nos liberan de las preocupaciones relativas a las declinaciones magnéticas, ya que están preparadas para determinarla en el momento y en el lugar que se desee.

¿Para qué hallar el Norte?

Es habitual ver en las películas de acción que el héroe saca su brújula e inmediatamente se ubica en el terreno, en una densa selva, o en el más caluroso de los desiertos, poniéndose en marcha hacia el lugar correcto y arribando más tarde feliz a su destino. Lamentablemente las cosas no son tan fáciles como se muestran en las películas.

En principio, como ya vimos, una cosa es conocer el Norte de la brújula, y otra el Norte verdadero. Teniendo una brújula magnética simple, es necesario que conozcamos además la declinación del sitio donde nos encontramos para estar seguros de que sabemos donde se ubica cada punto cardinal..
Una vez que se sabe donde está el Norte, no se sabrá a donde ir salvo que se uno sepa donde se encuentra, nuestra posición en el terreno, o se tenga un mapa del lugar y se sepa como ubicarse en él. El compás por sí solo nos dice nada más que los puntos cardinales.

Es primordial situar los puntos cardinales, ya sea con la brújula o por cualquier otro método, ¿pero qué podemos hacer, a partir de allí, con esa información?

Cuando uno busca orientarse es porque quiere saber como dirigirse hacia alguna parte. No tendría ningún sentido saber donde estamos para luego simplemente quedarnos allí. Es por eso que hay que saber hacia donde ir. Y para saber hacia donde ir, hay que conocer tres cosas:

1 - Hay que saber cual es nuestra posición, donde nos encontramos

2 - Hay que saber donde se encuentra dicho sitio, objeto, región o accidente del terreno.

3 - Hay que determinar un rumbo y / o una ruta a seguir desde el lugar en donde nos hallamos (punto de partida), hasta el lugar a donde queremos llegar (punto de llegada). 

Si desconocemos dónde nos encontramos, podemos averiguarlo orientando el mapa de acuerdo a los accidentes del terreno y triangulando nuestra posición (1). A partir de allí podemos ubicar en el mapa el sitio al que queremos ir (2) y determinar el rumbo a seguir con la brújula para llegar a él (3)

Consejos para ahorrar agua (ecología y economía)

Si ponemos el acento en las costumbres cotidianas, podemos ahorrar una increíble cantidad de agua potable, a tal punto que si todos los ciudadanos pudientes del mundo siguieran estas recomendaciones (realmente, sin exagerar) no existirían prácticamente problemas de escasez de a de agua dulce en el planeta.

Junto con el ahorro de agua, se ahorra energía hogareña cuando se usa el agua caliente (y por lo tanto dinero, en ambos casos), por lo que muchas veces el beneficio es doble: para la ecología y para nuestra economía. Solamente es cuestión de cambiar algunas viejas costumbres, o adaptarse a algunas nuevas. Así que acá van algunos consejos ecológicos para poder lograrlo:

  • Ahorrando agua al bañarse

  • Ahorrando agua al cocinar

  • Ahorrando agua al lavarse y asearse

  • Ahorrando agua al lavar los platos

  • Ahorrando agua al lavar el coche o la bicicleta

  • Ahorrando agua de la cisterna del inodoro o "water"

  • Evitando pérdidas inútiles de agua

  • Ahorrando agua al regar plantas, parques y jardines

  • Ahorrando agua en las piletas o piscinas

  • La educación, principio y final 

     

Ahorrando agua al bañarse

Lo primero que hay que saber es que, pese a las apariencias, se gasta más agua al bañarse (llenar una bañera) que al ducharse (bañándonos gastamos alrededor de 100 litros más de agua que duchándonos). Por lo tanto, ducharse en vez de bañarse implica una buena costumbre, y el que no la tenga haría bien en meditar y cambiar.

Por otro lado, hay que pensar que aunque sea muy relajante, estar horas bajo la ducha no está acorde con los tiempos en que vivismo. Todos tenemos que hacer pequeños sacrificios, y los que podemos darnos esos lujos a nivel económico, tenemos que pensar que no podemos hacerlo a nivel ecológico. Al menos no hay que tener por costumbre estar mucho tiempo, aunque lo hagamos de vez en cuando. En otros casos, quizás no sea necesario lavarse la cabeza, o a la inversa, mientras nos duchamos, así ahorramos tiempo de uso de agua.

Existen desarrollos, lamentablemente poco extendidos, que buscan reciclar el agua de la ducha para luego usarse en (por ejemplo) la cisterna del inodoro. Así, el agua cumple una doble función antes de ser descartada como no potable. Esperemos que estos desarrollos empiecen a comercializarse y hacerse populares en los planos de los arquitectos y diseñadores de instalaciones de las casas de un futuro cercano, lo que sería un gran avance urbanístico-ecológico. Aunque no tengamos un sistema así, algo que puede hacerse es llenar un balde o cubo mientras esperamos que el agua se caliente, y esa agua después usarla para (por ejemplo) labara el suelo, cocinar o lo que sea.

Para ahorrar agua al tiempo que energía (gas) mientras nos duchamos, es mejor cerrar el agua caliente para entibiarla, que agregarle más agua fría (más presión, más gasto de agua). Otra cosa que podemos hacer es mantener (por lo menos en verano) el agua de la ducha cerrada o a menor presión mientras nos enjabonamos cuerpo y cabeza, por ejemplo, y abrirla cuando realmente es necesaria. Son pequeños detalles y pequeñas molestias que no nos cambiarán la vida a nosotros, pero harán una gran mejora medioambiental todos juntos unidos.

Ahorrar agua bañándose en pareja es otra opción válida. Placeres sexuales a parte, la realidad es que aquellos que disfrutan como parejas en la ducha hacen un bien a la ecología, nunca cuidar el planeta había sido tan erótico. Si elegís bañarte en pareja ahorrarás jabón y agua (no olvidemos que cerca de 500 millones de personas no tienen acceso al agua limpia y corriente).

Ahorrando agua al cocinar

En el acto de cocinar se puede ahorra agua de muchas maneras, si sabemos como hacerlo.

Lo primero es pensar antes de lavar verduras y frutas, porque hay formas de hacerlo sin gastar mucha agua, y a veces incluso no es necesario. Si luego las vamos a hervir, por ejemplo, lavarlas antes pocas veces tiene sentido. De la misma forma, no tiene sentido lavar las frutas que luego vamos a hervir en compota, o pelarlas, sacándole la cáscara para comerlas.

Y sino, hay que usar el método del remojo, no el de ponerlas abajo del agua corriendo. El método del remojo consiste en meterlas en un recipiente con el agua necesaria, y con uno chorros de vinagre o de unas gotas de lavandina (lejía) y dejarlas unos minutos, con eso será suficiente para que se laven, y habremos usado mucha menos agua que haciéndolo de la forma tradicional.

Muchos estamos acostumbrados a hervir los alimentos con mucha más agua de la necesaria, aunque después no aprovechemos el sobran en sopas, como debería ser. En vez de desechar el agua en esos casos, hay que poner el agua justa para que el alimento termine hecho, esté hervido o cocido, justo al mismo tiempo que se agote el agua. Porque evidentemente, al menor cantidad de agua, menos tarda esta en entrar en ebullición

Toda cocción eficiente debe además aprovechar el "calor residual". Siempre viene bien aprovechar este calor, el calor generado después de haber apagado el fuego o cortado la corriente. Estos últimos momentos puede servir (si se aprende a calcularlo) para terminar la cocción, y a un costo cero para el medio ambiente y nuestro bolsillo.

Expertos en esto son los orientales y ciertos pueblos sudamericanos como los mejicanos o ecuatorianos; sobre todo los primeros, ya que chinos y japoneses hace siglos preparan el arroz bajo estos principios pero lo mismo se puede aplicar a la cocción de pastas, verduras o cualquier otro alimento hervido. En general, podemos decir que suele bastar con usar el doble o el doble y medio más de agua que de arroz o pasta, dependiendo de si este es o no integral respectivamente. Recomendamos en particular el arroz a la oriental y a la mexicana.

Si se va a comer algo hervido o cosido, lo ideal es ponerlo ya cortado en pequeños trozos. Así se ahorra energía, porque se cocina antes (a menor tamaño de los alimentos, mayor velocidad de cocción) y por lo tanto agua (cuando más dura la cocción, más agua se necesita en función de la que se evapora). Esto es muy importante saberlo también para aplicarlo en situaciones de supervivencia en las cuales no dispongamos de grandes cantidades de combustible para cocinar, o queramos fraccionarlo (sea leña, gas, electricidad, etc.).

Otra forma de ahorrar agua es utilizar la cocina al vapor, sobre todo hortalizas. No sólo requiere cantidades ínfimas del líquido elemento, sino que está reconocida como más saludable, ya que mantiene mucho mejor las ciertas propiedades de los alimentos (vitaminas y minerales) que al hervirlos directamente en agua. Y si se cocina para pocas personas o poca cantidad, incluso puede al mismo tiempo cocinarse algo en la parte de abajo de la olla (por ejemplo pasta) mientras que en la de arriba, en la vaporiera, se cocina al vapor el resto. Además, si los alimentos se lavan antes puede reutilizarse el agua para cocinar otra cosa, o para un caldo.

Ahorrando agua al lavarse y asearse

  • - Mientras se lava lo dientes, no deje el agua corriendo. Ábrala sólo en el momento de usarla para enjuagarse la boca (no preocuparse por este "detalle" implica gastar alrededor de 12 litros más cada vez).
  • - Mientras se afeita, no limpie la maquinita de afeitar abajo del agua corriendo, use un vaso o recipiente lleno de agua.
  • Para que duren más las maquinitas, conviene dejarlas en agua, en remojo, después de cada afeitada (si es que no se pueden remover totalmente en el moment los pelos que queran entre las hojas). En cualquier caso, ante suciedad rebelde, este método ahorra mucha agua: dejarla en remojo y lavarla unas horas después.
  • Por otro lado, lo ideal es usar maquinitas de afeitar que usen repuestos intercambiables, manteniendo el mango o cuerpo principal de la afeitadora; en vez de usar de las que son totalmente desechables o descartables, generando más basura en el proceso cada vez que tenemos que reemplazarla por otra (además, suele ser más barato).
  • - Mientras se enjabona las manos, no deje el agua corriendo, ábrala cuando solo cuando vaya a enjuagarse.
 

Ahorrando agua al lavar los platos

Si lavamos o fregamos los platos, cubiertos, etc. a mano, hay varias cuestiones a considerar para poder hacerlo de la forma más eficiente posible:

  • - Enjabone primero, enjuague (aclare) después.
  • - Nunca deje el agua corriendo mientras enjabone.
  • - No seque y/o guarde al mismo tiempo que enjuaga, mientras el agua está corriendo. Hágalo una vez terminó de aclarar y cerró el agua.
  • - No use agua caliente a menos que sea absolutamente necesario (ahorro de energía).
  • - Regule la presión de salida de agua a la imprescindible (menos agua gastada por unidad de tiempo).
  • - Si tiene que lavar un recipiente con el fondo quemado o pegado de comida, déjelo primero en remojo con agua y detergente (opcional) para ablandar la suciedad. Esta agua que le agregue puede ser la misma que usa para enjuagar otros recipientes, si deja abajo el recipiente sucio para que se llene mientras enjuaga.
  • - Hay ciertos casos en los que enjuagar justo después de usar el recipiente es lo más eficiente, ya que esto evita que luego se seque y pegue la suciedad (rayador con zanahoria, vaso con yogurth, etc.).
  • - Si se le quemó mucho la comida y se pegó en la olla, cazuela, bandeja, pizzera, sarten, plancha, etc. formando una costra negruzca que resiste todo lavado y arriesgándose a rayar el fondo con productos abrasivos, mejor ablandarla previamente. En vez de dejarla en agua, en este caso puede hervir agua con vinagre durante unos cuantos minutos en dicho recipiente: esto va a aflojar la costra, que luego se podrá lavar más fácilmente ahorrando detergente, esfuerzo y (por supuesto) agua.
  • - Si puede, cómprese un lavavajillas o lavaplatos. Además de ahorrar tiempo, a la larga ahorrará dinero: los lavavajillas usan mucho menos cantidad de agua para lavar la misma cantidad de vajilla que si lo hiciéramos a mano. Comprar un lavavajillas es una inversión que se amortiza sola con el tiempo, al hacerlo, preste atención también a que sea del tipo que consuman la menor cantidad de electricidad posible (de tipo "A", "A+" o "A++" en Europa).
Si ya tiene un lavavajillas, hay que esperar a que esté totalmente lleno antes de encenderlo, así se aprovecha más el agua que se usa en cada ciclo (lo mismo vale para el lavarropas o las lavadoras).

Otra manera de economizar energía en esto de la utilización del agua es utilizar agua fría en lavavajillas, lavarropas (lavadoras) y otros lavadores, en la preparación de café en cafeteras eléctricas, y para cocinar en general. Hay gente que está acostumbrada a abrir el grifo de agua caliente "por reflejo", aún cuando no la precisa: la gran mayoría de estos equipos automáticos tiene su propio sistema para calefaccionar el agua cuando es necesario, y emplear agua corriente caliente sólo nos hace consumir energía extra del calefón, termotanque, caldera, o lo que se tenga para calentarla. 


Ahorrando agua al lavar vehículos

Lavar nuestros vehículos de forma eficiente puede hacernos ahorra mucha agua. Esto se aplica igual tanto para cualquier tipo de vehículos: automóviles, 4x4, motos, bicicletas o incluso aviones.

Sobre como lavar coches ahorrando agua (si lo hacemos a mano, y no en lavaderos automáticos), lo básico es saber que no hay necesidad normalmente de mojar el coche antes de enjabonarlo o pasarle detergente, recuerde que una capa de agua anterior al detergente desengrasante, puede hacer que este no surta efecto, y la limpieza ser inútil o hacerse más complicada, gastando todavía más agua de lo normal.

Por la misma razón, no hay que excederse con el agua de aclarado o enjuague: muchas veces el agua a presión termina desperdiciándose por simple rebote y aspersión que realmente no limpia ni enjuaga nada.

Ahorrando agua de la cisterna del inodoro

Usando menos volumen de agua en cada vaciado que el que viene previamente fijado por la capacidad de la cisterna. Esto se logra metiendo una botella de agua cerrada (de plástico) adentro de la misma. Así, al llenarse, parte del volumen ya está ocupado por la botella, volumen que no se tira con cada vaciado porque queda en la misma. Así se pueden ahorra tantos litros de agua al año como cantidad de agua tenga la botella multiplicada por la cantidad de veces que se use el baño durante el mismo período...calculen, la cantidad es enorme

Por otra parte, cada vez son más comunes los inodoros "inteligentes". El sistema más básico consiste en formas de tirar menos agua o más, según sea necesario. Para eso disponen, o de un botón (que tira menos si se aprieta suavemente, y más si se hace de forma más profunda) o de dos botones juntos, tirando normalmente el más chico menos agua al apretarlo.

Evitando pérdidas inútiles de agua

Cerrando bien grifos o canillas se puede hacer milagros. Una gota tras otra juntan litros de derroche al final del día (se calcula que 1 gota que cae hacen 30 litros al día, 10.000 litros por mes) que o con un simple y preciso movimiento de muñecas puede evitarse. El control de esta y otras pérdidas comunes es necesario. Muchas veces un mal mantenimiento de la instalación de agua de nuestra casa es el culpable de gastar más dinero en agua que la que usamos en forma efectiva. Entre otras, conviene revisar que funcione bien el inodoro o "water", que no pierdan canillas, grifos o duchas, que encajen bien mangueras de riego o lavado, etc.

Ahorrando agua al regar plantas, parques y jardines

El diseño del jardín es lo primero que hay que tener en cuenta, mucho antes de pensar en el sistema o forma de riego del mismo. Esto lo sabe muy bien un profesional de la jardinería, y a él tendremos que recurrir para lograr un diseño ecológicamente adecuado. Lo básico que tenemos que saber es que hay que seleccionar y agrupar las especies de plantas y árboles según sus necesidades hídricas en todo parque y jardín, para así poder después regar por goteo o aspersión de forma precisa a cada grupo.

Lo segundo a tener en cuenta es la hora de riego, hagamos esto a mano o de forma automática. Siempre tiene que ser a las hora de menos calor del día, porque así se evapora menos agua antes de que pueda ser absorbida por la tierra y finalmente por las raíces de las plantas.

Pasemos ahora a los sistemas de riego:

  • a) - Riego natural (lluvia).

  • b) - Riego artificial o automático.

 
  • a) - Riego natural (lluvia)

El riego natural, la lluvia, es el más efectivo cuando las plantas, arbustos y árboles son de especies autóctonas (adaptadas a la climatología local) sino especies resistentes a las sequías, que precisen poco agua.

Mientras llueve, también se puede aprovechar para almacenar el agua caída no aprovechada por la tierra, al no darle tiempo de absorberla, o simplemente caer en un lugar donde no es posible. En este sentido, es posible incorporar desde sistemas caseros de rápida improvisación (poner recipientes en el patio de casa, por ejemplo), hasta medidas más complejas que canalicen automáticamente el agua de lluvia y la almacenen en tanques para uso posterior (por ejemplo, para plantas interiores), y que se suelen usar en fincas y estancias bien organizadas en el aprovechamiento del agua. En este caso, conviene dejar pasar los primeros minutos desde que empieza a llover antes de ponerse a juntar agua, porque esta agua suele arrastrar la contaminación, el smog ciudadano, o incluso caer en forma de lluvia ácida en lugares cercanos a zonas industriales con altos niveles de polución.

  • b) - Riego artificial o automático

Lo peor que se puede hacer es regar por manguera o por inundación. Si no se tiene un sistema automático como los que veremos más adelante, es mejor regar con regadera, a la que incluso se puede aportar agua durante el día aprovechando lo que sobra en jarras y vasos en las que sobró agua potable.

Entre los sistemas de riego automáticos, básicamente podemos distinguir entre los siguientes:

            b1) - Riego por goteo.

            b2) - Riego por aspersión.

            b3) - Riego regulado por programadores de riego.

 

 b1) - Riego por goteo.

El riego por goteo es el mejor sistema en cuanto a ahorro-rendimiento de agua. Tiene las siguientes ventajas destacadas en comparación a otros sisteams:

 - Disminuye consumo de agua por hacerse muy cerca del suelo y de las raíces, evitando la evaporación en comparación con los sistemas de riego por aspersión.

- Se riega únicamente en los lugares donde está la planta, no donde no hay planta (como en el riego por aspersión).

- Funciona por gravedad, no necesita el uso de electricidad: otro ahorro, y además obviamente funcionaría en caso de corte del suministro eléctrico (caso de supervivencia urbana).

 - Se puede improvisar o construir por uno mismo con poco dinero, sin demasiados conocimientos y un poco de maña. Todo lo necesario se puede conseguir en una ferretería o jardinería, incluso por internet.

          b2) - Riego por aspersión.

Los aspersores más simples son aquellos que se conectan mediante una manguera a una canilla o grifo, y funcionan gracias a la propia presión del agua que hace que su mecanismo gire, distribuyendo el agua en una fina lluvia y en un radio determinado por la fuerza de dicha presión.

Estos aspersores no suelen estar fijos, por lo que (si no cubren todo nuestro jardín) requieren de un control, ya que hay que ir moviéndolos por las distinta zonas a regar. La forma de ahorrar agua es tener el tiempo medido para cada caso (zona del jardín) y nunca dejarlos puestos sin control o esperando que aneguen la zona (el agua debe ser absorbida por la tierra, nunca inundarla).

Requieren menos atención y son más precisos los aspersores fijos que funcionan de forma automática, mediante programadores de riego, y que veremos más adelante.

b3) - Riego regulado por programadores de riego.

Los programadores de riego tienen varias ventajas respecto de los sistemas manuales, entre las que destacan:

- Ahorro de tiempo.

- Uso de la cantidad justa de agua.

- Posibilidad de riego durante la noche o cuando no hay nadie.

Es importantísimo un buen ajuste de los aspersores para que riegen los lugares donde están las plantas, y no otros como construcciones o caminos cercanos. La cantidad adecuada es aquella que riega de forma tal que nunca se acumula agua que la tierra no puede absorber, es decir, que no crea charcos ni pequeños riachos de agua en la tierra.

Otra cuestión a tener en cuenta es el alterar la programación en caso de lluvia. La mayoría de los modelos incluyen un modo de "pausa" por lluvia, para no regar sobre mojado. Las posibilidades de programación también incluyen el grabar diversos modos de riego para (por ejemplo) regar más en verano que en invierno, o regar más en temporada de sequía que en temporada de lluvias, etc. Para poder regular esto de forma precisa en jardines grandes o parques, lo mejor es consultar con nuestro jardinero amigo que nos indique cuánta agua necesitan nuestras plantas y árboles dependiendo la época del año. 


Ahorrando agua en las piletas o piscinas

El agua de las piscinas, con los procedimientos químicos que se manejan actualmente, puede mantenerse el resto del año en que no se usa (pensando, por supuesto, en piscinas que se usan en temporada de verano únicamente). Vaciar una piscina es ya ilegal en muchas partes, y sólo se puede hacer cada determinado número de años. Por supuesto, en realidad la pileta no mantiene nunca el mismo agua, sino que la misma se va renovando de a poco a medida que se evapora, por lo que en realidad "rota". Pero hacerlo así es mucho más eficiente que hacer el cambio de una vez, tanto durante su utilización como durante el período de inactividad de la vaso.

El llenado debe ser el justo, ni más ni menos. El necesario para que el agua se filtre, que llegue a los rebosadero o que no supere la mitad de la altura de los skimers, dependiendo el sistema. Si se pone menos agua, el agua no se filtra bien, y tarde o temprano se gastará más agua en resolver este problema. Si, en cambio, se llena la pileta demasiado, el agua va a perderse después de algunos chapuzones de los usuarios.

Las piletas o piscina que mejor evitan pérdidas del agua que rebosa parecen ser, precisamente, las que disponen de rebosaderos que son continuos con el piso que bordea a las mismas. Las que usan sistemas de captura de agua por "skimers" en las paredes internas, a una considerable distancia entre el borde de la piscina sumergidos parcialmente en el agua, no tienen forma de posibilitar el retorno de salpicaduras y pérdidas de agua que surgen por el movimiento del agua al nadar o por juegos de los bañistas.

Todo esto se ve influenciado por un tipo de suelo más o menos absorbente, lo cual depende en gran medida de factores de seguridad (que sea antideslizante) que por supuesto se anteponen a los ecológicos. Sin embargo, en este sentido lo principal es pensar (si se va a construir una piscina de material, cemento) en hacer una que disponga de un sistema de filtrado por rebosado o rebalsado de agua.

Otra cuestión a considerar, igual que en casa, es el uso del agua de las duchas. Todo servicio público (sea o no pago) o comunitario tiende a cuidarse menos que todo servicio del que somos responsables (monetariamente) de forma personal. Así, muchas veces se olvida que el agua de las duchas de las piscinas comunitarias o privadas, directa o indirectamente, la estamos pagando. El que no implique pagar más por usar más agua, no quita el daño ecológico de este desperdicio. Por eso haremos bien en ducharnos solo las veces necesarias (antes de entrar, y en todo caso después de salir) y con el agua justa (no recrearse artísticamente abajo de la ducha), sobre todo cuando después vamos a ducharnos otra vez al volver a casa.

De la misma forma, hay ciertos juegos acuáticos que implican un verdadero derroche de agua, y que lamentablemente tienen que ser prohibidos por los adultos, socorristas, guardavidas o responsables de la instalación acuática en cuestión. Por ejemplo, tirar agua a personas que se encuentran fuera de la piscina, bañándose o no, no es muchas veces sólo una falta de respeto, sino una afrenta al medio ambiente y a aquellos que no tienen la posibilidad de disfrutar con el agua.

Por último, todas las medidas que busquen evitar que el agua de piletas y piscinas se ensucie prematuramente, redundarán en una mayor eficiencia y ahorro de dicha agua. Algunas de estas medidas de higiene pueden ser: usar gorros o atarse el pelo, no escupir o limpiarse los mocos en el agua, venir aseados y siempre ducharse antes de entrar, etc. Por la misma razón, los jardineros (o nosotros mismos) deben evitar cortar el césped cercano a las piscinas en días de viento, y siempre hacerlo con cuidado de no ensuciar el agua durante el proceso, ya que toda suciedad implica un mayor uso agua y/o de productos para restablecer la calidad del agua. 


La educación, el principio y el final

Todo los consejos dados, y muchos otros que podemos recopilar en otros lugares, no servirán demasiado si no calan realmente en la conciencia de las personas. Obligar o imponer normas no suele dar resultado, sobre todo con los que más debería darlo: chicos y adolescentes.

Lo principal es entonces, como resulta obvio, educar a los chicos (o autoeducarte amigo, si es que tenés ya cierta edad para entender esto), educarse, decíamos, para poder realmente sentir que llevar adelante estas medidas de ahorro de agua no como una molestia, sino como una actitud que realmente nos ayuda a nosotros mismos y a todo lo bueno que nos da la naturaleza, logrando que podamos seguir disfrutando de las actividades al aire libre que tanto nos gustan, etc...porque sin agua no hay vida, y sin vida no existiremos nosotros ni todo lo importante.

Coincidencias entre el Montañismo y el Judo

El judo puede complementar al montañismo, y a la inversa, desde le momento en que parte de su estructura se basa en saber caer, en saber caminar sin ser derribado, y en efectuar una caída (ukemi) sin salir lesionado. 

Judo y montañismo

Por supuesto, el judo no contempla ejercicios en terrenos irregulares, mucho menos en zonas de montaña. Pero pese a esto, no está demás el saber cómo acomodar el cuerpo en caso de una caía accidental de pocos metros, ya sea en la nieve, en un acarreo o en un bosque.

El equilibrio que se adquiere con la práctica de esta y otras artes marciales (como el karate o el aikido) cuenta también en el momento de moverse por terrenos escabrosos, como lo son los terrenos de montaña. Saber donde pisar y de que modo hacerlo.

En la práctica del montañismo (y más específicamente en la práctica de la escalada) tiene mucha importancia la fuerza de las manos y los dedos.

En el judo también es imprescindible esta fuerza que la proporciona toda su práctica y particularmente la práctica del "kumi kata", o "formas de agarre".

Para mantener el equilibrio es necesario manejar inconscientemente nuestro centro de gravedad. Cuanto más inclinado sea el terreno por el que se transite, más inclinado con respecto al suelo se debe andar.

El ejemplo extremo lo constituye el ascenso por una pared de ángulo cercano a los 90 grados. En este caso es necesario practicar la escalada, utilizar tanto los pies como las manos para ascender. Todo el cuerpo se encuentra lo más “pegado” posible a la pared, variándose los puntos de apoyo, pero procurando que el centro de gravedad se ubique de la forma necesaria para poder mantener el equilibrio sobre el muro.

La práctica de la escalada, por tanto, presenta muchos puntos de coincidencia con la práctica de ne-waza, o técnicas de suelo, en judo. Las técnicas de lucha en el suelo persiguen el aprendizaje del manejo del cuerpo para poder mantener el equilibrio al tiempo que se desestabiliza al adversario para poder dominarlo.

Al adquirir cierto dominio de estas técnicas de combate, se adquiere un tipo de destreza corporal, de manejo del centro de gravedad propio, que se aplica maravillosamente a las actividades como el montañismo y la escalada. Y por supuesto, también puede suceder a la inversa.

Los deportes que uno practica pueden ser muchos y muchas sus variantes. pero estos se conjugan en una única constantes: el propio cuerpo. Todo puede ser complementado con todo. El dominio del cuerpo puede aprenderse de diversas formas, está en nosotros la oportunidad de hacer que diferentes ámbitos del ejercicio físico se unan en nosotros mismo.

Recomendaciones para el cuidado del medio ambiente en actividades al aire libre

Siempre que estemos en la naturaleza, en el campo, en la montaña, o en cualquier paraje natural, es decir, alejado de la civilización, en contacto con fauna y flora salvaje, de aire puro y de otras delicias ecológicas con las que disfrutamos los que nos movemos al aire libre, es lógico que tratemos de evitar todo lo posible impactos negativos que perjudiquen el entorno natural que tanto apreciamos, transformándolo de a poco en aquello de lo que escapamos siempre que podemos: la ciudad y la contaminación.

Hay ciertas normas o reglas fáciles de seguir que podemos recomendar entonces para evitar degradar, en la medida de lo posible, el medio natural con nuestra presencia, ayudando a cuidar la ecología. En general, para todas las actividades en el medio terrestre, entre las más importantes están:

  1. - Seguir la senda o caminos marcados.

  2. - No fumar ni encender fuego.

  3. - No arrojar basura, y levantarla si la encontramos.

  4. - No alterar las señales o marcas de los senderos.

  5. - No pintar las piedras, árboles o rocas.

  6. - No molestar a vegetales ni animales.

  7. - No gritar ni usar luz innecesariamente.

  8. - Dejar las puertas y tranqueras igual que como las encontramos.

  9. - Respetar a la gente de campo, sus cultivos y la propiedad privada.

  10. Recomendaciones para el cuidado del medio ambiente en salidas en bicicleta


  • Seguir la senda o caminos marcados


Salir de la senda, pista o camino que sigamos es una mala idea. Por mucho que se diga que el "caminante hace su camino al andar", en senderismo, ciclismo, cabalgatas y demás actividades al aire libre en el medio terrestre esto es, desde el punto de vista de la seguridad, la eficiencia y la ecología, contraproducente.

Caminado al aire libre por un camino o pista forestal apta para vehículos rodados.

No seguir las sendas o caminos (en fila india tras el Guía de cabeza, de ser necesario) produce una mayor erosión del terreno y daño a la fauna y flora, hace que caminemos, andemos en bicicleta o a caballo normalmente más distancia o por caminos más complicados (mayor cansancio o pérdida de tiempo) o incluso por terrenos potencialmente más peligrosos (bordes de acantilados, piedras mal asentadas, etc.).

El atajar o cortar camino, cambia además el rítmo cardíaco dificultando la adaptación física aeróbica a una marcha, ascenso, descenso o caminata. Por lo tanto, seguir la sendas marcadas es una norma que tenemos que cumplir tanto por motivos de seguridad, de aprovechamiento racional de nuestro esfuerzo físico, y de respeto y cuidado de la naturaleza.

  • No fumar ni encender fuego


No sólo es contradictorio fumar cuando se pretende disfrutar del ejercicio físico al aire libre y de un entorno natural, sino que puede ser la causa de un incendio forestal, y molestia para el resto de no fumadores, de fumadores que hacen salidas en la naturaleza precisamente para olvidarse del cigarrillo y la fauna local.

De cualquier forma, está prohibido encender fuego por cualquier motivo en muchas zonas en todas las épocas del año, o particularmente durante la primavera-verano, precisamente para prevenir incendios.

Además, recordemos que una colilla o filtro de cigarrillo contiene una gran cantidad de nicotina y alquitrán (además de miles de otros tóxicos no determinados). La nicotina en particular es el contaminante más tóxico del mundo después de la toxina botulínica: un solo filtro usado de cigarrillo puede contaminar miles de litros de agua.

Evidentemente, existen casos especiales en donde encender fuego es necesario o posible. Pero para esto hay que saber, para lo cual hay que aprender con gente que sabe y bajo condiciones controladas.

  • No arrojar basura, y levantarla si la encontramos


No arrojar basura, y levantarla si la encontramos en le camino, en el lugar de acampada, etc., para desecharla en el lugar adecuado. En caso de que en nuestro país exista la posibilidad de dividir la basura para su reciclado (en orgánica, papel, vidrio, plásticos y envases, etc.) separarla en bolsas diferentes para poder hacerlo ahí mismo si se pude, o a la vuelta de nuestra salida.

Residuos particularmente tóxicos y que nunca hay que desechar en la naturaleza son las pilas y baterías, ya que pueden contener incluso metales pesados que contaminen curso de agua cercanos o napas subterráneas además de la propia tierra. Por otro lado, se sabe que, por ejemplo, actividades como la caza y sus desechos asociados (munición de balas o perdigonadas de plomo), causan un gran mortalidad entre aves que luego comen plantas crecidas en terrenos contaminados con dicho metal pesado.

Algunos tipos de plástico puede tardar más de 500 años en degradarse, así que considere llevarse toda su basura de vuelta a la ciudad.

  • No alterar las señales o marcas de los senderos


No alterar las señales o marcas de los senderos. Esto implica no borrar marcas de pintura (o hacer otras sin sentido, que puedan confundirse con las existentes) ni desarmar los hitos (montones de piedras acumulados artificialmente) que se encuentren por el camino, ya que cumplen una función primordial de señalización.

Los caminos están para algo, y sus marcas los dan a conocer. Si alteramos las señales, el resultado será que otras personas que sigan (o intenten seguir) en un futuro el mismo camino, puede confundirse, vagando por lugares equivocados, y por lo tanto degradando más el entorno al pasar por lugares antes no pisoteados ni alterados por la presencia humana.

  • No pintar las piedras, árboles o rocas


No pintar las piedras, árboles o rocas. Además de dar lugar a confusiones como mencionamos más arriba respecto de las marcas de los caminos, las constituyen un contaminación directa, además de un atentado estético contra el medio natural.

Lo que en la ciudad puede ser considerado una obra de arte por algunos, sin duda en un entorno natural está totalmente fuera de lugar. Como ejemplo valga la siguiente foto.


  • No molestar a vegetales ni animales


No molestar a vegetales ni animales. Por razones obvias, ellos tienen tanto derecho de vivir en paz como nosotros...en realidad más, ya que la naturaleza es "SU" casa, no la nuestra, nosotros somos los invitados, ellos los residentes: si destruimos su hábitat, pasaremos de ser residentes a intrusos o invasores.

Cada animal y cada vegetal tienen una función, el alterar a la flora o la fauna en su entorno (aunque no lo matemos realmente) puede significar cambios perjudiciales en el ecosistema a corto, mediano o largo plazo, siendo uno de los más destacables la extinción de una o más especies con sus nefastas consecuencias para todos.

Además, molestar a los animales puede implicar, en casos extremos, ser atacados por estos, como ante jabalís, ganado, corzos, ciervos, osos, pumas, linces, cabras montesas, avispas, abejas, y un largo etcétera que incluye a cualquier ave o animal (también las "inofensivas" vacas, ovejas, cabras, etc.) que quiera proteger su cría, su presa o su territorio ante un invasor; y a los insectos, menos visibles y por eso más vulnerables.

Responsabilidad y cuidado es lo que hay que tener. Lo mismo se aplica de forma pasiva a algunas plantas, que son urticantes o venenosas, pueden traer alergias a ciertas personas, etc.

  • No gritar ni usar luz innecesariamente


No gritar ni usar luz innecesariamente. Existe un tipo de contaminación llamada "contaminación acústica" o "contaminación sonora", que en la ciudad, con el ruido urbano, es normal. En la montaña debe evitarse todo lo posible, ya que altera a los animales de la zona.

Otro tipo de contaminación es la "contaminación lumínica", que tiene efectos parecidos sobre la fauna y flora. Recordemos que los animales tiene un "ritmo biológico", regido por la luz, haciendo que su actividad sea mayor o menor (dependiendo la especie) en las horas de mayor o menor luz (día o noche). El que "hagamos la luz" durante las horas en que no debería haberla desde el punto de vista natural (salvo en días de luna llena) hace que los animales se desorienten. Este efecto se ve claramente al ver como mueren cientos de insectos al revolotear de noche alrededor de lámparas, linternas, etc., debido a que confunden a esta con la luna, que normalmente les sirve de referencia para la orientación nocturna.

El ruido y la luz excesivos o fuera de lugar, puede hacer también que ciertos animales abandonen su territorio, sus refugios o sus nidos, incluso a sus crías, pereciendo estas de hambre y ellos tras perderse por desorientación.

  • Dejar las puertas y tranqueras igual que como las encontramos


Dejar las puertas, portones, vallas o tranqueras igual que como las encontramos, puede parecer una recomendaciones que no tenga nada que ver con la ecología o con la seguridad en actividades al aire libre, sino con el respeto a los paisanos o gente de campo en todo caso. Pero en realidad tiene que ver con ambas cosas y, por supuesto, también con el respeto.

Dejar una tranquera abierta cuando estaba cerrada, puede desencadenar una huida de ganado, con consecuencias no sólo perjudiciales para el ganadero o el pastor responsable, sino para la ecología del lugar: pisoteo de cultivos, erosión de terrenos naturales, pérdida de ganado, etc.

A su vez, dejar una barrera, valla o tranquera cerrada cuando estaba abierta, puede evitar que el ganado regrese a su corral (o salga de él) según lo previsto por el ganadero, con las mismas consecuencias perjudiciales.

Si resulta que no nos habíamos dado cuenta que dicha tranquera contenía a ganado "bravo", podemos adivinar fácilmente lo que puede pasarnos si nos cruzamos con algunos ejemplares enfurecidos, por meternos en o no hacer lo que es debido...

  • Respetar a la gente de campo, sus cultivos y la propiedad privada


Aunque no siempre, los campesinos, paisanos o pastores forman una parte indisoluble y totalmente adaptada al medio ambiente en zonas naturales, muchas veces sí. Perjudicarlos a ellos y sus costumbres en esos casos, por lo tanto, es perjudicar a la ecología, entendiendo a ésta como la relación armónica entre el ser humano y la naturaleza.

Pero incluso en los casos en que esto no ocurre así, cuando los paisanos son todo lo contrario: los que ensucian, los que con su ganado erosionan y destruyen el medio natural, los que talan árboles y construyen ilegalmente, etc., el no respetar su propiedad privada (tanto sus terrenos como sus animales y cultivos) puede traernos no sólo problemas legales, sino la imposibilidad de que en un futuro nos vuelvan a permitir pasar (aunque sea cerca) por la zona, ya sea con razón o sin ella.

Si cruzamos por zonas cultivadas o sembradas, robamos frutos, molestamos a los animales doméstico o al ganado, no prestamos atención a dejar las puertas o tranqueras como estaban a nuestro paso, tiramos basura, gritamos como locos o faltamos el respeto de cualquier otra forma a la gente de campo (incluyendo no saludarla como es debido cuando nos cruzamos con ella), no sólo lograremos que nos pierdan ese respeto también a nosotros; sino también a todos los que realizamos actividades al aire libre por placer.

Y la próxima vez puede que, con toda razón, ya no nos dejen pasar...aunque en teoría deban hacerlo por ley. Así que, como pasa con los extranjeros en un países que los acoge, es mejor portarse "más que mejor", mostrando una conducta ejemplar, para no dar excusas a aquellos que de buena ganas, tomarán la más mínima infracción para "discriminarnos" o echarnos las culpa de todos sus males en el futuro.