Recomendaciones para el cuidado del medio ambiente en salidas en bicicleta

Recomendaciones para minimizar el impacto en el medio ambiente y la ecología del uso de la bicicleta de montaña, bicicleta todo terreno o mountainbike.

Andar en bicicleta es más impactante para el medio ambiente que caminar, aunque menos que usar un vehículo a motor. Hay ciertas recomendaciones que pueden ayudar, si las cumplimos, a reducir ese impacto ecológico y disfrutar pedaleando de forma respetuosa con el medio natural que visitamos.

Nunca debería irse campo a través en bicicleta si puede evitarse.

La bicicleta de montaña o mountainbike es la gran estrella del ciclismo recreativo o de ocio, y también del cicloturismo actual. Pero el hecho de que pueda transitar con ella por sendas antes sólo reservadas para los practicantes del trekking y montañistas, hace que las bicicletas, con su actual popularidad como medio de movilidad al aire libre, pasen a tener un impacto ecológico, principalmente en lo que a la erosión del suelo se refiere.

Antes (cuando rodaban principalmente por calles de ciudad) el ciclismo no sólo no tenía impacto a nivel ecológico (de erosión), sino que evitaban la emisión de gases de efecto invernadero y de más contaminación, al cambiar el auto por un medio que no genera contaminación. Así, la bicicleta como medio de transporte alternativo es una de las mejores elecciones que puede tomar el ciudadano. Pero la usar la bicicleta en el medio natural es otra cosa.

Por eso, lo principal es "seguir la senda o caminos marcados" siempre que sea posible, "transitando en fila india". Esto implica no tomar atajos por vagancia o comodidad.

También conviene transitar a velocidades reducidas. Porque a mayor velocidad, mayor será la erosión que causen las ruedas de las bicicletas.

Por la misma razón NUNCA es recomendable DERRAPAR o COLEAR con la bicicleta (es decir, frenar bloqueando una o ambas ruedas, y perder velocidad dejando que se arrastre por el terreno). Hacer esto tiene un terrible impacto erosivo sobre el suelo, y además desgasta las cubiertas y es una actividad riesgosa que puede terminar en caídas, atropello de personas u otros ciclistas.

Además, las frenadas bruscas contaminan también con el ruido que provocan. Es decir, son una fuente de contaminación acústica o sonora; y al mismo tiempo generan contaminación atmosférica a levantar polvo que aspiraremos nosotros y nuestros compañeros de ruta. Por si esto fuera poco, hay que sumarle la imagen que da a cualquier persona que viene a disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza o de un camino de montaña, el cruzarse con unos "bándalos" que vienen a toda velocidad, y que cuando ya parece que van a atropellarlo, frenan a último momento haciendo ruido y levantando polvo.

Toda esta contaminación (sonora, acústica) e impacto (erosiva) no sólo afecta a las personas y a la flora (los vegetales se ven erosionados a nuestro paso) sino que también puede afectar a la fauna de la zona. Algunos animales son atropellados, o se asustan por el ruido anormal, migrando de forma forzada, con todos los problemas que esto causa a nivel natural.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario