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Orientación básica

La Orientación es una actividad principalmente “terrestre”, la desarrollamos aquí, en nuestro planeta...al menos por el momento. La formas más fáciles de orientarnos en la Tierra implican ciertas convenciones y formas de entender el universo que no son compatibles con otros hechos que la astronomía enseña. Aquí algunas normas básicas para orientarnos.


Al igual que ocurre con la Física de Newton, la Orientación nos sirve perfectamente para ubicarnos en la Tierra, mientras que no sería de utilidad en el espacio, donde en el caso de la Física habría que guiarse a partir de ese momento con las teorías de Einstein al respecto.

Desde el punto de vista “terrestre” entonces, existen por convención cuatro sitios del planeta, llamados puntos cardinales: Sur, Norte, Este y Oeste. Por otra parte, existe un punto llamado Norte magnético, o Norte de la brújula. Existe un magnetismo natural que proviene del Polo Norte, y es el que explica el funcionamiento de las brújulas o compases de navegación.

Aunque el Norte magnético no coincide totalmente con el Norte verdadero, o Norte del mapa, ciertas correcciones que se determinan sobre el terreno nos permiten establecer la declinación magnética y por tanto servirnos de este punto de atracción geográfico para ubicar el Norte real.

La declinación magnética es la diferencia, en grados, entre el norte verdadero y el marcado realmente por la brújula (el norte magnético). En la mayoría de los mapas se detalla la declinación magnética del sitio relevado.

Como las propiedades magnéticas de una región o terreno no son estables en el tiempo, la declinación magnética varía junto con el lugar y el tiempo en que se mida. Por eso es importante cotejar la fecha de creación del mapa o mapas que se estén utilizando, ya que la declinación magnética puede variar dependiendo de la fecha de edición de los mismos. Es aconsejable, por tanto, utilizar siempre mapas de ediciones lo más reciente posibles.

Las brújulas electrónicas nos liberan de las preocupaciones relativas a las declinaciones magnéticas, ya que están preparadas para determinarla en el momento y en el lugar que se desee.

¿Para qué hallar el Norte?

Es habitual ver en las películas de acción que el héroe saca su brújula e inmediatamente se ubica en el terreno, en una densa selva, o en el más caluroso de los desiertos, poniéndose en marcha hacia el lugar correcto y arribando más tarde feliz a su destino. Lamentablemente las cosas no son tan fáciles como se muestran en las películas.

En principio, como ya vimos, una cosa es conocer el Norte de la brújula, y otra el Norte verdadero. Teniendo una brújula magnética simple, es necesario que conozcamos además la declinación del sitio donde nos encontramos para estar seguros de que sabemos donde se ubica cada punto cardinal..
Una vez que se sabe donde está el Norte, no se sabrá a donde ir salvo que se uno sepa donde se encuentra, nuestra posición en el terreno, o se tenga un mapa del lugar y se sepa como ubicarse en él. El compás por sí solo nos dice nada más que los puntos cardinales.

Es primordial situar los puntos cardinales, ya sea con la brújula o por cualquier otro método, ¿pero qué podemos hacer, a partir de allí, con esa información?

Cuando uno busca orientarse es porque quiere saber como dirigirse hacia alguna parte. No tendría ningún sentido saber donde estamos para luego simplemente quedarnos allí. Es por eso que hay que saber hacia donde ir. Y para saber hacia donde ir, hay que conocer tres cosas:

1 - Hay que saber cual es nuestra posición, donde nos encontramos

2 - Hay que saber donde se encuentra dicho sitio, objeto, región o accidente del terreno.

3 - Hay que determinar un rumbo y / o una ruta a seguir desde el lugar en donde nos hallamos (punto de partida), hasta el lugar a donde queremos llegar (punto de llegada). 

Si desconocemos dónde nos encontramos, podemos averiguarlo orientando el mapa de acuerdo a los accidentes del terreno y triangulando nuestra posición (1). A partir de allí podemos ubicar en el mapa el sitio al que queremos ir (2) y determinar el rumbo a seguir con la brújula para llegar a él (3)

Polución o contaminación atmosférica: peligros y medidas para combatirla

La polución o contaminación atmosférica es uno de los grandes problemas de nuestro tiempo, y aunque bastante normal en la mayoría de las grandes ciudades, es a la vez poco combatido por muchos gobiernos e ignorado por la mayoría de la gente. Pero los peligros para la salud que representa y la necesidad de evitarla hacen necesario difundir lo que hay que saber y lo que podemos hacer para luchar contra la contaminación.


La contaminación es perjudicial para la salud sobre todo porque contiene partículas en suspensión, dióxido de nitrógeno, c02 y ozono troposférico. Está demostrado que la exposición crónica a estos agentes químicos aumenta el riesgo de problemas cardiovaculares (que desembocan en infartos, anginas de pecho, etc.) y cáncer de pulmón, entre otras dolencias y enfermedades, como las que EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).

Es evidente, además, los perjuicios medioambientales de la contaminación, ya que muchos de los gases emitidos son GEI (gases de efecto invernadero), y por lo tanto contribuyen al cambio climático y el calentamiento global. A esto hay que sumarle el perjuicio que existe para la fauna y la flora afectada también en su propia salud. Es decir, la "salud" de la naturaleza, al igual que la humana, también se ve directamente perjudicada.

Las causas de la contaminación del aire (sobre todo en las grandes ciudades) son, en general, las siguientes:

  • La emisión de gases contaminantes por parte de los vehículos a motor.

  • La emisión de gases contaminantes por parte de la industria.

  • La emisión de gases contaminantes por parte de las plantas generadoras de energía eléctrica no renovables.

  • La emisión de gases contaminantes por parte de los aparatos de calefacción (calderas de carbón, calefactores de gas, etc.).


Al mismo tiempo, la acumulación puntual de contaminación puede empeorar debido a circunstancias orográficas y/o climáticas.

Así, por cuestiones orográficas, en ciertas ciudades, a igual cantidad de contaminación generada que en otras, la polución resultante (partículas en suspensión y gases que se acumulan en su atmósfera) es mayor debido a que su ubicación, desnivel, etc., impide que los vientos la limpien regularmente como les sucede a otras (caso de México D.F., por ejemplo).

La meteorología puede, en otros casos, causar un efecto similar o agravarlo: así vemos que cuando existen zona de alta presión en la atmósfera (anticiclones) sobre ciertas ciudades que generan mucha contaminación, esta se acumula más de lo normal (ya que la alta presión impide que escape hacia arriba), siendo esta situación también crónica en regiones con determinado clima (caso de las grandes ciudades españolas, con sus típicos anticiclones invernales).
 

La emisión de gases contaminantes por parte de los vehículos a motor


Aunque ya existen tecnologías que generan muy pocas emisiones de gases contaminantes, no son en general tan baratas como las tecnologías ya instauradas más sucias. Así, se siguen fabricando, comprando y usando automóviles y vehículos automotores que contaminan en gran medida. Su concentración en las grandes ciudades hace que estas sean los lugares más contaminados, y que las medidas contra el uso de estos vehículos tengan que tomarse en dichas metrópolis, como ya se hace en muchos casos. La contaminación es incluso en muchos casos invisible e inodora para el ser humano, como ocurre con el ozono troposférico, afectando a los que hacen ejercicio al aire libre, en los espacios verdes de las grandes urbes.

Si una mejora del poder adquisitivo de la gente no se equilibra con la exigencia legal de fabricar coches menos contaminantes, y mientras los grandes vehículos se sigan viendo como imprescindibles, una señal de estatus, etc., el resultado es una mayor contaminación.

Así, en lo referente al uso de vehículos, se pueden tomar varias medidas individuales, desde las más obvias y radicales, a las menos, entre las que podemos mencionar:

  • - No comprar un vehículo a combustión si realmente no es necesario. Si es posible, son preferibles los vehículos eléctricos o que se muevan utilizando otras fuentes de energía menos contaminantes.
  • - Nuestros propias piernas son el vehículo de transporte individual más eficiente y ecológico de la historia, seguido de la bicicleta, los veleros y los caballos. Dependiendo de las circunstancias, hay que usarlos en ese orden y todo lo posible, ya que además redundará en nuestra buena salud gracias al ejercicio físico.
  • - Si se tiene automóvil, no usarlo para trayectos cortos que se pueden hacer a pie o en bicicleta, es una medida complementaria a la anterior.
  • - Si se puede elegir, mejor viajar en un medio de transporte público que en uno privado. Si se viaja en un medio de transporte privado, que este vaya lleno de pasajeros, maximizando su uso (ahorro de combustible además de menor contaminación).
  • - Es mejor usar el tranvía, tren y/o el metro (subterráneo) que los autobuses. A su vez, es mejor usar los autobuses que los coches. Lo mejor, no usar ninguno.
  • - Exigir que se aprueben normativas y leyes que limiten el máximo que puede contaminar un vehículo, promuevan los vehículos no contaminantes, prohíban el uso de vehículos en las ciudades más contaminadas y en los momentos de mayor contaminación, fomenten el uso de las propias piernas y la bicicleta generando espacios para ello (carrilbici, bicisendas, caminos y calles peatonales, etc.) o educando en las escuela y concienciando a adultos. 
  • - Si se usa el coche, practicar una conducción ecológica, lo cual merece un capítulo aparte con varias recomendaciones que luego tienen que ser aplicadas (y practicadas, porque no es un conocimiento que se adquiera solamente en la teoría) en la práctica. Algunos consejos para una conducción más ecológica (y por lo tanto más económica) son:
  • mantener bajas las revoluciones del motor y conducir con una marcha o cambio "largo" en la medida de lo posible.
  • apagar el motor si se está detenido por más de un minuto, incluso en los semáforos en rojo, embotellamientos o atascos. Actualmente los vehículos más modernos apagan el motor de forma automática en estos casos, por lo cual entonces no deberemos preocuparnos.
  • no acelerar cuando nuestro vehículo tiene inercia suficiente para moverse, hay que aprovechar ese impulso (por ejemplo, en bajadas, cuando estamos por frenar con tiempo suficiente, etc.).
  • utilizar el "freno motor", es decir, la reducción de cambios o marchas para frenar, en la medida de lo posible.

Las emisiones contaminantes por parte de la industria

Como ciudadanos no podemos limitar directamente las emisiones que genera la industria de nuestro país, pero sí podemos hacerlo indirectamente apoyando a grupos ecologistas o políticos que se ocupen de presionar o regular las prácticas industriales antiecológicas. Al mismo tiempo, como consumidores, si nos informamos correctamente podemos dejar de comprar productos de empresas que tengan prácticas contrarias al medio ambiente.

Como industriales o personas de negocios relacionados con la industria (si resulta ser el caso), se puede buscar invertir en energías renovables y no ver al medio ambiente como un costro, sino como una ganancia a mediano y largo plazo para nuestro negocio, nuestra imagen, nuestros clientes y todo el que respira sobre la tierra. 

La emisión de gases contaminantes por parte de las plantas generadoras de energía eléctrica no renovables.

A escala masiva, existe una gran diferencia si la energía eléctrica que utilizan todos los ciudadanos proviene de centrales eléctricas que la generan de forma renovable o no. Si, por ejemplo, la energía se genera en centrales carboneras (hidroeléctricas que general electricidad quemando carbón) la contaminación que se "paga" en función del consumo eléctrico es muy alta. Si, contrariamente, se utiliza energía eólica, solar, geotérmica, mareomotriz, maremotérmica o cualquier otra fuente de energía renovable, la polución atmosférica directa puede ser cero, y la acumulada durante todo el proceso de vida de estas centrales muy inferior a la de otras fuentes de energía sucia.

Así, un primer punto a destacar sobre las medidas a tomar contra la contaminación es el exigir a los gobernantes el crear leyes que obliguen a las grandes compañías eléctricas a usar energías renovables y limpias. Porque, hay que decirlo también, hay energías que no son limpias porque contaminen la atmósfera, sino porque generan otro tipo de perjuicios ecológicos, como las presas o represas que obligan a inundar regiones o talar bosques, afectando a la fauna o flora, a la temperatura y caudal de los ríos, etc. O como la energía nuclear, que no contamina con polución atmosférica, pero lo hace con algo peor y más persistente: radioactividad.

La emisión de gases contaminantes por parte de los aparatos de calefacción (calderas de carbón, calefactores de gas, etc.).

A varias formas en que, como consumidores de calefacción, podemos reducir las emisiones por nuestra parte:

  • - Utilizando calefacción lo más eficiente y no contaminante posible: eléctrica de bajo consumo o de gas que calienta radiadores de agua, no estufas de aceite o de calderas de carbón que si es el caso deberíamos buscar reemplazarlas por un sistema más eficiente, comunitario o individual. La combustión de leña es una de las fuentes más contaminantes que existen. Hay que tratar de evitarla.
  • - No poner muy alta la calefacción en invierno o muy bajo el aire acondicionado en verano. La temperatura entre 19 y 21 grados centígrados es más que aceptable. Por cada grado que se sube o sea baja (dependiendo el caso), se consume alrededor de un 7% más de electricidad, con el gasto que eso implica a nivel ecológico y económico.
  • - Maximizar el aprovechamiento de la luz del sol y las corrientes de aire para mejorar la temperatura. Por ejemplo, abriendo las persianas y no las ventanas cuando sale el sol en invierno, cerrando las persianas cuando se oculta, para aprovechar su calor. Y a la inversa, en verano cerrándolas para evitar que la casa se caliente durante las horas en las que pega el sol, y/o utilizar toldos, para luego dejar paso a ventanas abiertas para que las corrientes de aire refresquen el ambiente de forma natural y ecológica

El costo de los platos rotos de otros

Si hacemos todo lo posible para no contaminar, directa o indirectamente, pero seguimos respirando aire contaminado en donde vivimos, quizás tengamos que pensar seriamente en mudarnos. Si uno es responsable ecológicamente, no tiene por qué "pagar los platos rotos" por otros: políticos, ciudadanos irresponsables, automotríces, grandes compañías eléctricas e industria en general. Existen muchos lugares donde poder seguir siendo responsables ecológicamente, pero al mismo tiempo disfrutar de una mejor calidad del aire. Estos lugares nunca se encuentran en las grandes urbes, por lo que vivir en una metrópoli y pretender respirar aire tan limpio como en el campo o en la montaña no es realista.

Guía: Supervivencia al aire libre y airsoft - Patagonia Andina

Si busca experiencias extremas, estoy también para guiarlo. Salidas y cursos de supervivencia práctica de todos los niveles de dificultad como su instructor y guía.

Haciendo fuego supervivencia - Patagonia Andina
Dentro de un refugio improvisado, con un fuego encendido. Afuera luz y nieve.


Lo invito a vivir en la naturaleza practicando supervivencia al aire libre: aprendiendo a encender fuego con materiales naturales y cocinar su comida con él, dormir al aire libre sin carpa o tienda, construir su propio vivac o refugio en la montaña, buscar agua y potabilizárla, aplicación de primeros auxilios, etc. En suma, volver a la vida primitiva en una experiencia única.

Refugio improvisado supervivencia - Patagonia Andina
Refugio improvisado con ponchos impermeables.

Por último, es posible realizar ejercicios de airsoft en territorio de montaña, un verdadero placer para aquellos amantes de esta disciplina.

Airsoft - Patagonia Andina
Durante una práctica de airsoft en la Patagonia Andina.

 
Cursos de supervivencia y primeros auxilios de diferentes niveles. Para más datos, contácteme a través de este email , al +54 9 294 4626094 (whatsapp) o a través de facebook.

Consejos de Supervivencia: distribuya la comida entre su grupo

Si está realizando un viaje o desplazamiento en grupo, y en condiciones riesgosas para la supervivencia (o prevé que podrían darse, como ocurre muchas veces en la montaña), distribuya la comida que transporten de forma racional.

Perder toda la comida porque se cae una mochila a un río que
se está cruzando, no resultará (se lo aseguro)
algo agradable de vivir...

Es decir, teniendo en cuenta que si uno de las mochilas o personas que transportan la comida se extravía, se pueda sobrevivir con la comida y los utensilios para prepararla disponibles en el resto de los bultos acarreados.

Por ejemplo, no sería recomendable que sólo existiera un gran paquete de sal o de azúcar, y que este fuera llevado por tanto por una única persona. De la misma forma, no es conveniente que sólo exista una olla o recipiente en el cual preparar y donde coman todos juntos.

Así evitará que le pase como sucedió en una expedición a uno de los polos, donde al caer uno de los trineos por una repentina grieta que se abrió en la nieve, se dieron cuenta algo tarde que no deberían haber llevado todas sus provisiones únicamente en ese trineo...

Además, existen otras razones, por las cuales es recomendable distribuir la comida equitativamente, como la de que en el grupo nadie crea que es más o menos que el otro por llevar más o menos peso. Por supuesto, esto se aplica a grupos de montaña auto-gestionados, liderados por un guia, pero no a aquellos que deciden contratar los servicios de sherpas o porteadores para que el peso no lo lleven los clientes.

Consejos de Supervivencia: lleve alimentos individuales de reserva

Si participa de una salida de montaña o trekking, una expedición o viaje de exploración, o cualquier actividad al aire libre de larga duración en la que tenga que transportarse en grupo la comida y no haya forma de adquirirla por otros medios, siempre es recomendable llevar pequeñas raciones de alimentos individuales, de reserva, para afrontar situaciones de supervivencia repentinas. Estas no deben ser usadas salvo que verdaderamente sea necesario.

Resultar perdido por quedar resagado en "el medio de la nada"
durante una expedición, es algo mucho más inquietante
si no se cuenta con comida de reserva.

Estos víveres o raciones de reserva le servirán para afrontar cualquier imprevisto, como el resultar perdido, el perder parte de las provisiones, o tener que descartar parte de la comida por encontrarse en mal estado. La reserva funciona de forma similar a la reserva que tiene los tanques de combustible de los autos: cuando uno cree que ya no tiene nada, es bueno contar con esa reserva.