Como socorristas, guardavidas, guías, coordinadores o simples
participantes de un grupo de ocio o miembros de un equipo donde se
realicen actividades físicas o deportivas, es recomendable saber en qué
consisten las crisis epilépticas, cómo actuar cuando se producen y los
primeros auxilios que puede ser necesario aplicar. De esto nos
ocuparemos en este artículo.
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Epilepsia: crisis epilépticas durante las actividades físicas y deportivas |
INDICE
I) - Tipos de epilepsia
A) Crisis epilépticas generalizadas
- El pequeño mal.
- El gran mal.
B) Crisis epilépticas focales o puntuales.
- Epilepsia focal sensitiva
- Epilepsia focal motora
- Epilepsia focal vegetativa
II) - Origen, tratamientos y cura de la epilepsia.
III) - Forma de actuación y primeros auxilios.
I) - Tipos de epilepsia
Para
empezar debemos distinguir entrde lo que es una crisis epiléptica de lo
que es la enfermedad conocida como epilepsia. Mientras que las
primeras, como su nombre lo indica, son crisis puntuales que pueden
ocurrirle a cualquiera por infinitud de causas; la segunda es una
enfermedad que consiste en la repetición crónica y habitual de dichas
crisis, con una virulencia determinada que puede clasificarse según su
intensidad y duración.
En este sentido, podemos decir que hay dos
tipos de enfermedades epilépticas: las que producen crisis
generalizadas, y las que producen crisis focales o puntuales.
A) Crisis epilépticas generalizadas
Dentro
de las crisis epilépticas generalizadas tenemos al conocido como
"pequeño mal" y el denominado "gran mal". Ambas hay que conocerlas por
el riesgo que conllevan durante la práctica deportiva, y sobre todo en
lo que a los deportes al aire libre o deportes extremos se refiere
- El pequeño mal.
Los
que padecen el pequeño mal no sufren convulsiones, pero sí pierden la
conciencia y la capacidad motora (de movimiento) durante breves períodos
de tiempo. Esto podría no ser grave si (por ejemplo) se está hablando
con alguien: simplemente se perderá el sentido de la realidad durante 15
o 20 segundos. Sin embargo, podemos fácilmente imaginar lo que pasaría
si esto ocurriera durante la práctica de la escalada, del esquí, del
montañismo o de cualquier otro deporte de riesgo al aire libre, por
ejemplo.
- El gran mal.
Los que sufren epilepsia
del tipo de el gran mal ya presentan convulsiones, lo que los diferencia
del pequeño mal. La manifestación de la epilepsia en este caso, por
tanto, es algo más compleja, intensa y duradera. Idealmente sigue las
siguientes fases o se caracteriza por:
1 - Grito inicial. Grito
que realiza el epiléptico al sufrir un espasmo involuntario de la glotis
que le hace expulsar el aire de sus pulmones.
2 - Los ojos se desvían.
3
- Cierre de la mandíbula que puede provocar la mordida de la lengua.
Esto no es muy peligroso, pero sí puede resultar chocante si no se
conoce este hecho, porque la persona podría tener sangre abundante en la
boca si el corte es importante.
4 - Extensión de la cabeza y extremidades inferiores (piernas).
5 - Flexión de las extremidades superiores (brazos)
6
- Duración: primeros 15 a 20 segundos con temblores y sacudidas
rítmicas. Luego puede sobrevenir la incontinencia de esfínteres, saliva
espumosa por la boca, sudor y taquicardia que no suele pasar de más de 2
minutos de duración. Tras esto existe un período de "relajación"
caracterizado por la confusión y desorientación del epiléptico, uso de
lenguaje incoherente y olvido del episodio epiléptico pasado.
B) Crisis epilépticas focales o puntuales
Las
crisis epilépticas focales se caracterizan a nivel fisiológico por la
descarga neural focalizada en una parte determinada del cerebro y que,
por lo tanto, afecta a una parte puntual del cuerpo, dependiendo de cual
sea dicha parte neural afectada. Dentro de estas podemos distinguir
como más comunes a las siguientes:
- Epilepsia focal sensitiva,
durante la que el enfermo sufre sensaciones esteroceptivas (a través de
sus sentidos) repetitivas pero sin origen en un estímulo externo real
que las cause. Es decir, siente cosas que "no existen" en el mundo
exterior, sino que crea su sistema nervioso.
- Epilepsia focal motora, caracterizada por convulsiones en el hemicuerpo (la mitad horizontal del cuerpo)
- Epilepsia focal vegetativa,
cuando ataca a un sistema involuntario: intestinal (sudoraciones e
hipersalivación) respiratorio (sofocos e hiperventilación) circulatorio
(rubores o palpitaciones, taquicardia) sexual (erección, etc.).
II) - Origen, tratamientos y cura de la epilepsia
El
origen de la epilepsia suele estar en una lesión cerebral o en la
estructura del cerebro, o bien en una enfermedad sistémica como puede
ser un tumor, infecciones graves o adicciones al alcohol. Sin embargo,
muchas veces no se encuentra una causa que explique la razón exacta de
la enfermedad.
Si el origen es un tumor, a veces la solución es
quirúrgica (extirparlo). De las epilepsias que tienen otras causas u
orígenes, en el 90% de los casos aproximadamente se puede controlar con
medicación, y muchas veces llega a curarse. El 10% restante suelen ser
"rebeldes" a los medicamentos y, por lo tanto, poco controlables.
Se
considera que una persona que sufre la epilepsia como enfermedad, está
curada cuando pasa 4 años o más sin sufrir una crisis y los resultados
de sus encefalogramas durante ese período son normales.
Hay que
destacar que las epilepsias infantiles (es decir, que se dan antes de
los 3 años de edad) suelen curarse en un alto porcentaje a base de la
administración de medicación adecuada, desapareciendo en la
adolescencia.
III) - Forma de actuación y primeros auxilios
1
- Lo primero es siempre mantener la calma, y una forma de hacerlo es
acordarse de que los epilépticos no sienten dolor durante sus crisis ni
están en peligro por padecerla.
2 - Como norma general (y salvo recomendación médica para casos concretos) no debe intentar impedirse el ataque epiléptico.
3 - Si se puede se debe acomodar en el suelo a la víctima y aflojarle la ropa, pero sin impedir sus movimientos.
4
- Si no cerró la boca, se puede poner dentro ropa, un cinturón o algún
objeto blando para evitar que se muerda la lengua. Si cerró de forma
refleja la boca, no hay que hacer nada en este sentido (es decir, NO hay
que intentar abrirla).
5 - Si es posible hay que poner la cabeza
de costado o ladeada (para evitar posibles atragantamientos con la
saliva y/o sangre si se mordió la lengua al cerrar la boca).
6 - Por supuesto no hay que darle de beber durante el proceso.
7
- Mientras ocurre el ataque hay que observar detenidamente y tomar nota
de lo que pasa para poder contarle al médico o a la familia de la
víctima en qué consistió la crisis. Hay que prestar atención sobre todo a
su duración, su frecuencia, si existe incontinencia y si se producen
golpes durante el proceso.
8 - Luego de que pasa el ataque hay
que dejar reposar a la persona, y tener en cuenta que si se trata de una
actividad al aire libre en un lugar lejano de la civilización a donde
haya que volver (expediciones de montañismo o escalada, excursiones de
senderismo o trekking, etc.) habrá que dejar que la persona afectada
duerma después de la crisis para reponer fuerza. Recordemos que la
crisis es para un epiléptico una situación de extremo esfuerzo físico y
nervioso que les produce un cansancio tremendo.
Sin embargo, en
condiciones normales (durante la vida cotidiana) o en situaciones de
supervivencia, solo se le podrá otorgar unos 5 minutos de descanso tras
la crisis, ya que no podremos permitir que duerma e interrumpa su vida
cada vez que tenga un ataque (en la vida cotidiana) o, contrariamente,
poner en peligro su vida por descansar (situación apremiante o de
supervivencia).
Aunque resulte obvio, hay que recalcar que la
epilepsia NO es contagiosa, y no hay que tenerle miedo a las personas
que la padecen.
En lo que a los deportes se refiere, habrá que
evaluar en cada caso si es factible que una persona con posibilidades de
padecer crisis epiléptica los practique. En algunos casos será posible
sin mayores cambios, en otros lo será con ciertas precauciones
adicionales por parte de los compañeros de equipo, coordinadores, guías o
líderes de grupo. Por último, los epilépticos que no puedan tener
controlada con medicación su enfermedad (una pequeña minoría) no podrán
practicar ciertos deportes, generalmente esto ocurrirá con deportes de
riesgo o de combate, en los que la atención deba ser continua y el
peligro de perderla muy elevado.
Si se desarrolla una actividad
deportiva acuática con una persona que pueda padecer epilepcia, habrá
que prestar especial atención, ya que durante una crisis la persona no
podrá mantener la flotabilidad y podría ahogarse.
De la misma
forma y por las mismas razones, las personas con riesgo de epilepsia no
podrán manejar o conducir vehículos terrestres, náuticos o aéreos. Si
nosotros, como pilotos, conductores o navegantes transportamos
pasajeros, es necesario que conozcamos también los primeros auxilios en
caso de epilepsia, para poder apoyar al personal de atención al pasajero
a bordo (si lo hay) o directamente saber como intervenir en caso de una
crisis de este tipo.